La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha recordado que es un error pensar que los productos light pueden ayudarnos a adelgazar de forma decisiva, y recuerda que lo más importante es seguir una dieta sana y variada: rica en frutas, legumbres y verduras, y donde se prioricen los alimentos frescos, poco procesados.
Aunque los alimentos light garantizan, como mínimo, un 30% menos de azúcares o de grasas que un producto similar, esto no implica necesariamente que la reducción de calorías sea similar. Por ejemplo, una bolsa de patatas fritas light tiene de media solo un 17% menos calorías que una bolsa normal.
Además, los productos light suelen provenir de alimentos calóricos, por lo que normalmente lo seguirán siendo. A pesar de una cierta reducción calórica, una ración de queso semicurado light (60 gramos) tiene una media de 174 kcal, lo mismo que una ración de galletas light (40 gramos); mientras que una ración de mermelada light (25 gramos) tiene 37 kcal.
"Si buscas una alternativa light, mejor sustituir esos aperitivos por crudités (apio, zanahoria, tomatitos cherry), pepinillos o incluso frutos secos (siempre y cuando no estén fritos ni salados y sea en pequeñas cantidades). Opciones mucho más saludables", apunta la Organización.
Por otro lado, recuerda que muchos alimentos light son productos ultra-procesados con un alto contenido en sal y aditivos, especialmente los de bollería y las salsas. Por eso, en estos casos, "este tipo de alimentos no deberían representar más que una pequeña parte de la dieta habitual". OCU aconseja también practicar todos los días un poco de ejercicio físico también ayuda a rebajar peso, además de contribuir a mejorar la salud física y mental.
Qué productos se consideran 'light'
"Cuando pensamos en un producto light, rápidamente viene a la cabeza un producto con menos calorías, con menos grasas… un alimento que engorda menos, en definitiva. Pero ni todo lo que se denomina light tiene pocas calorías, ni ese argumento de light o ligero puede servirnos de excusa para comer más cantidad", advierten desde la OCU. Las alegaciones que se pueden incluir en las etiquetas son las siguientes:
- Contenido reducido o light. Solo puede denominarse así a los productos que reduzcan el contenido de uno o más nutrientes en un 30 % en comparación con un producto similar de referencia.
- Bajo en calorías o bajo valor energético. Para merecer este nombre, el producto en cuestión no debe tener más de 40 kcal/100 g, si es un sólido o de 20 kcal/100 ml, en líquidos.
- Sin calorías. Son alimentos con menos de 4 kcal/100 ml.
Al respecto, la OCU ofrece las siguentes recomendaciones:
- Lee atentamente la etiqueta nutricional: fíjate en el apartado energía o valor energético, y claro, en grasas, azúcares, etc. La letra pequeña te permitirá conocer cómo se ha hecho la reducción calórica.
- Algunos alimentos light, aun teniendo un 30% menos que el original, siguen teniendo muchas calorías. Cuidado con la tentación de tomar más con la excusa de que son light: podrías incluso consumir más calorías que si optases por la versión normal.
- Plantéate comer menos de la versión normal: más calórica sí, pero seguramente más rica, y a veces, también más saludable (azúcar en vez de edulcorante, grasas necesarias, etc).
- ...Y además más barata. Recuerda que no se trata de ahorrar calorías a cualquier precio: hemos visto que en ocasiones los productos light y los normales tienen precios muy similares, pero no siempre es así.
- Hacer algo de ejercicio es clave para quemar calorías.