El agua con gas se ha convertido en una verdadera alternativa para los refrescos entre aquellos que buscan un estilo de vida más saludable. Por el momento, en España sigue destacando el consumo de agua natural, pero cada año el agua con gas va ganando más adeptos.
La duda es: a pesar de no contener azúcar, ni edulcorantes, ¿es saludable el consumo de agua carbonatada o agua con gas? Si bien este gas tan solo intenta imitar a los refrescos, sin el sabor azucarado de los mismos, sería una opción menos ideal que el agua natural de toda la vida.
Por un lado, cabe destacar que incluir gas en el agua puede ofrecer una experiencia sensorial diferente a la típica agua natural, aumentando a su vez el consumo y la hidratación para aquellos que evitan el agua natural por su sabor (o carencia del mismo).
Con gas o natural
El gas puede hacer que el agua sea más aceptable e igual de hidratante. Sin embargo, este gas puede dar un toque más ácido al agua, al contener dióxico de carbono, que se convierte en ácido carbónico cuando se mezcla con la saliva y da lugar a una reducción de los niveles de pH en la boca.
Los niveles de pH indican si una solución es más ácida (pH bajo) o más alcalina (pH alto). Las bebidas con un pH bajo pueden erosionar los dientes, haciéndolos más susceptibles a las caries y las infecciones bacterianas. En el caso del agua carbonatada o agua con gas, dado que no contiene azúcar (aunque en ocasiones puede haber marcas que lo añadan), no se produciría un efecto tan erosivo como sí sucede con los refrescos o incluso con los zumos de frutas, según un estudio publicado en el Journal of The American Dental Associacion en 2016.
Por otro lado, algunas marcas de agua con gas incluyen ingredientes como el ácido cítrico para darle sabor, algo que a su vez puede elevar los niveles de acidez. En ocasiones, el etiquetado tan solo indica que se trata de un "sabor natural", sin especificar qué se le ha añadido, pudiendo ser algo confuso.
De todas formas, como explica la portavoz de la Asociación Dental de Estados Unidos, Brittany Seymour, en un reciente artículo en The New York Times, se debería llevar a cabo un consumo elevado durante todo un día para que se produjesen daños a nivel dental similares a los ocasionados por los refrescos.
Aún así, Seymour sugiere no abusar de este tipo de agua, y solo consumirla de vez en cuando y no como fuente principal de hidratación. O bien combinándola con la comida, dado que en este caso la boca produciría más saliva, ayudando a neutralizar los ácidos en la superficie dental.
Cuidado con los dientes
Si se bebe agua con gas sola, sin comida, Seymour aconseja usar una pajita para evitar el contacto directo del agua con los dientes, y evitar el consumo dilatado en el tiempo: si se bebe agua con gas de forma prolongada, también se expone a los dientes a estos ácidos de forma prolongada, algo que debería evitarse.
Así mismo, si se bebe agua con gas de forma habitual y varias veces al día, se aconseja cepillar los dientes con una pasta dental rica en fluor al menos 30 minutos después de beberla. Según Seymour, la acidez de este tipo de agua suaviza el esmalte dental, y darle un descanso a dicho esmalte puede mejorar su tolerancia a componentes abrasivos, como los ácidos.
Por otro lado, las bebidas con gas en general, como el agua con gas, pueden contribuir a síntomas como gases e hinchazón en determinadas personas. Si se suele sufrir este tipo de síntomas habitualmente, no sería aconsejable tomar agua con gas, pudiendo empeorar no solo la hinchazón, sino también otros síntomas como el reflujo ácido. Depende de la sensibilidad de cada persona.
Para finalizar, y aunque se suele creer que se puede tomar agua con gas y agua sin gas como si fuesen lo mismo, los expertos recuerdan que el agua carbonatada o agua con gas suele contener sodio. Si bien es cierto que en personas sanas no debería ocurrir nada, no sería aconsejable su toma en personas con hipertensión o cifras de tensión arterial al límite, pudiendo contribuir al empeoramiento de las mismas si se abusa de este tipo de agua.