Se dice que las personas mejoran con la edad, como el buen vino. Pero para ser realistas, hay procesos metabólicos que no mejoran precisamente con el paso del tiempo, sino que se vuelven más lentos o difíciles. Este año se cumplen 15 años desde que salió The Black Parade de My Chemical Romance, y aunque aún nos recordemos como aquellos jovenzuelos rebeldes que podían comer lo que quisieran y dormir lo justo, los tiempos cambian y nuestro cuerpo también.
Por mucho que insistamos en que aquello no era una fase, la vida ya no es tan despreocupada como lo era entonces, y entre otras cosas, adelgazar se ha vuelto más complicado. Probablemente hayamos ganado peso en esta década y media, y las operaciones bikini de cada año se hacen más cuesta arriba, con mayor dificultad para mantenernos en nuestro Índice de Masa Corporal (IMC) ideal.
Más que una razón principal, un compendio de varios motivos explican por qué cuesta más adelgazar cuanto mayor te haces. En concreto se trataría de un conjunto de cambios hormonales, un metabolismo que se vuelve lento con el tiempo, la herencia genética y la pérdida de masa muscular.
La barrera de los 30 años
El período de la mediana edad es una ventana crítica para el aumento del peso corporal. Buena cuenta de ello da un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Michigan, EEUU, que revela los efectos de las hormonas reproductivas sobre el peso y composición corporal o la distribución de la grasa.
Los científicos sugieren que los cambios de peso se deben al envejecimiento cronológico, mientras que los cambios en la composición corporal y la distribución de la grasa se deben principalmente al envejecimiento ovárico, en el caso de las mujeres.
Sugiere además que la actividad física continua y regular durante la mediana edad, puede ser una estrategia eficaz para contrarrestar los cambios relacionados con el paso del tiempo y la menopausia, respecto al gasto energético en reposo. Previniendo así el aumento de peso y el depósito de adiposidades.
"Las células grasas se conocen como adipocitos. Al bajar de peso, los adipocitos reducen su tamaño. Ellos adelgazan al igual que nosotros, pero no desaparecen. Por eso nunca volveremos a tener un número tan bajo de este tipo de células. Es determinante el no subir y bajar de peso constantemente, que le añade dificultad a la meta de alcanzar el anhelado peso de décadas anteriores", explica a EL ESPAÑOL María Carmen Japaz, dietista y nutricionista.
Hormonas
Además, a partir de los 30 años en el caso de la mujer, la producción de estrógeno desciende, al igual que lo hace la testosterona en el cuerpo de los hombres. Cambiando el patrón en donde tendía a acumularse la grasa, ajustándose a las diferentes etapas reproductivas que va pasando el cuerpo durante los 30, 40, 50 y 60.
Otra hormona que también influye en el peso es la del estrés y nadie puede negar a estas alturas que según se cumplen primaveras, éste va en aumento a la vez que se suman responsabilidades. El estrés hace que el cerebro segregue cortisol, esta hormona que prepara al cuerpo para la batalla, termina en el organismo almacenada en forma de grasa.
Desaceleración del metabolismo
Al cumplir años, la tasa metabólica basal (TMB) disminuye y además, el organismo gasta menos energía total (TEE) durante la actividad física. Investigadores del Hospital Roosevelt, Nueva York (EEUU), sugieren que el metabolismo puede disminuir en aproximadamente un 5% por cada década después de los 40.
Es decir, el cuerpo necesitaría entre 60 y 100 calorías menos cada 10 años. Si a esto se le suma una pérdida de masa muscular y un cambio de hábitos con tendencias cada vez más sedentarias, tenemos la combinación perfecta para ir aumentando de peso, década tras década.
Es normal que según vayan aumentando las responsabilidades familiares, disminuyen los niveles de actividad física. Unido a una recuperación en cuanto a agujetas y dolores musculares cada vez más lenta, que no motiva el seguir con el hábito del ejercicio.
Pérdida de masa muscular
Parte natural del envejecimiento es ir perdiendo masa muscular a partir de los 30. Esta pérdida empuja aún más al metabolismo, ralentizándolo, por lo que, aún comiendo lo mismo, se engorda más y a su vez, adelgazar se torna más difícil. Los músculos pierden tamaño, algo que la experta piensa tiene que ver con las unidades motoras que forman los músculos.
Pero como ya se ha señalado, hay formas de prevenir y adelantarse a este envejecimiento, adaptando la estrategia de mantener unos hábitos regulares de practicar ejercicio y utilizando este conocimiento preventivo a nuestro favor.