¿Puede crearse un Etna en La Palma? ¿Hasta dónde llegará el volcán?: las claves de 5 vulcanólogos
Los expertos coinciden en que la lava devastará nuevas superficies, pero el volcán de Cumbre Vieja no volverá a erupcionar en el futuro.
24 octubre, 2021 06:59Noticias relacionadas
Una de las lenguas de lava avanzaba lenta pero imparable hasta demoler por completo el campanario de Todoque. Esta imagen se convirtió en el símbolo de la devastación que sufre el suroeste de la isla de La Palma. Pero no es la única. La lava ha sepultado barrios enteros, miles de viviendas y engullido piscinas, campos de fútbol, cultivos y tantos otros espacios que apenas hace un mes eran el barrio, la casa o el trabajo de toda una vida, y que ahora son emblema indiscutible de la indefensión humana ante un fenómeno natural. Son ya más de 800 las hectáreas arrasadas, a las que se sumarán otras nuevas hasta que el volcán decida abandonar las armas y la erupción finalice. Algo que, como aseguran los expertos, es y seguirá una incógnita.
La vigilancia es constante, porque la interpretación a tiempo de un cambio repentino en la erupción puede ser vital para adelantarse a la emergencia. El pasado 20 de octubre, la detección y seguimiento de una de las coladas pudo determinar a tiempo que alcanzarían el barrio de La Laguna. En este sentido, EL ESPAÑOL ha preguntado a cinco vulcanólogos que trabajan sobre el terreno acerca de los mayores desafíos que ha planteado la erupción y qué se puede esperar del volcán de Cumbre Vieja. Sus respuestas coinciden en que se ha desarrollado muy rápido y ha sido muy imprevisible.
Son varios los institutos y entidades de investigación científica desplegados en la zona. Cada uno de ellos recopila información, realiza su trabajo de campo y mide lo que considera oportuno, para después ponerlo en común con las autoridades en un comité científico que se reúne cada mañana. Aunque el contacto entre expertos y autoridades es continuo, porque lo primordial es proteger las vidas humanas.
Itahiza Domínguez, sismólogo del IGN
-La erupción ha cumplido un mes en el que hemos visto cómo la lava ha ido arrasando cada vez más hectáreas. ¿Hasta dónde cree que puede llegar la extensión devastada por el volcán si continúa la erupción?
-No lo sé. Evidentemente, la erupción se encuentra donde se encuentra, está emitiendo material y está saliendo por donde en un primer momento se predijo. Ha ido saliendo material nuevo y ha cumplido los pronósticos de las coladas, aunque tampoco sabíamos si podían llegar tan lejos. En principio, si sigue saliendo la lava por el mismo sitio, no debería afectar a zonas que se encuentren mucho más lejos. Hablamos de kilómetros de distancia, pero las zonas aledañas a las coladas de lava pueden seguir viéndose afectadas a medida que salga material. Dependerá mucho de la erupción y de cuánto material siga expulsando.
-Estamos viendo cómo se forma un nuevo volcán. ¿Cree que podríamos llegar a tener uno como el Etna?
-Las erupciones en Canarias forman volcanes una vez. No todas. El Teide es un estratovolcán que se ha formado tras muchas erupciones y es el más parecido al Etna. Pero el resto de erupciones en Canarias son erupciones monogenéticas: ocurren una vez y ya ahí no vuelve a haber una erupción. Tenemos un caso un poco particular, que es el volcán Tanganasoa, en El Hierro, que parece que está formado de un par de erupciones, pero realmente no se sabe si va a llegar a formar este tipo de estratovolcanes, con lo cual, a priori, esta erupción no debería generar ningún tipo de estratovolcán.
-Estos estratovolcanes tienen erupciones cada mucho tiempo en Canarias, sobre todo el Teide, y realmente aquí creo que no ocurrirá. Esta erupción generará un volcán, el volcán quedará ahí y por ahí, en principio, no volverá a haber una erupción. Es lo que suele ocurrir cuando hay erupciones basálticas: el magma viene de muy abajo y lo que va a ocurrir es que no saldrá todo el magma. Llegará un momento que se enfriará ese magma lentamente, con lo cual será una zona más dura y será más difícil que pueda volver a salir por esa zona, y lo normal es que salga por otras zonas distintas. Con lo cual, creo al 100% que no vamos a tener un volcán como el Etna en ese sitio.
-¿Qué retos ha planteado el volcán durante todo este tiempo?
-Es una erupción estromboliana un poco más fuerte que las que estamos acostumbrados en Canarias, sobre todo por la cantidad de material que ha emitido. La altura de la columna de cenizas también ha sido en momentos superior a lo que se esperaba. Aunque es verdad que estudios recientes ya habían dicho que las alturas de erupciones como las del Chinyero fueron mayores de lo que se creían hasta el momento, ésta la ha superado. Está superando en muchos sentidos a las erupciones históricas que hemos tenido en La Palma. Al final, son solo siete erupciones y no hay la suficiente estadística para saber qué era lo esperable.
-Lo que más me ha llamado la atención es la rapidez de los precursores. En solo una semana el magma estaba empezando a intruir bajo la isla y a la siguiente ya teníamos la erupción en marcha. La crisis anterior que tuvimos fue la de la isla de El Hierro, duró mucho más tiempo y hubo tiempo para reaccionar. En este caso no hubo tiempo para reaccionar, pero se respondió rápidamente. Y quizás fue uno de los mayores retos: tener que dar una respuesta rápida a un fenómeno mucho más rápido de lo que estamos acostumbrados.
David Calvo, geoquímico de Involcan
-La erupción ha cumplido un mes en el que hemos visto cómo la lava ha ido arrasando cada vez más hectáreas. ¿Hasta dónde cree que puede llegar la extensión devastada por el volcán si continúa la erupción?
-La extensión dependerá de la morfología del cono y de si las coladas siguen encauzándose por el mismo sitio. Es cierto que a lo largo del primer mes confiamos en que la erupción no fuera más allá de la colada de Todoque una vez que entrara en el mar. Después vimos varios desbordes y que poco a poco fue progresando hacia el norte, provocando mucha más destrucción. Con lo cual, no es descartable que la erupción siga progresando en extensión a pesar de que sigue habiendo entradas al océano. Es difícil hacer un pronóstico, porque todo depende de la morfología del cono y de si éste se vuelve a romper o no.
-Estamos viendo cómo se forma un nuevo volcán. ¿Cree que podríamos llegar a tener uno como el Etna?
-No veo un escenario de un gran volcán como el Etna. Al fin y al cabo, el volcán padre es Cumbre Vieja y esto es simplemente una más de sus manifestaciones de actividad volcánica. Más allá de lo que tenemos, no vamos a ver un volcán gigantesco tipo Etna ni mucho menos. Esto acabará siendo un cono que, además, con el tiempo, se erosionará ligeramente. Yo descartaría la formación de un volcán tipo Etna o Teide o nada por el estilo.
-¿Qué retos ha planteado el volcán durante todo este tiempo?
-Este mes de erupción lo resumiría como sorprendente en cierta medida porque no estábamos acostumbrados a una erupción de esta magnitud desde hace mucho tiempo. El tamaño de la erupción y la violencia de la erupción es sorprendente comparado con las erupciones históricas de los últimos 100 años. A nivel vulcanológico no hay una gran sorpresa, quizás lo que más ha sorprendido es la cantidad de ceniza que emite. Quizá lo más sorprendente es que nos hicimos a la idea de que la erupción sería como el Teneguía y nos hemos encontrado con una erupción mucho mayor.
Rosa María Mateos, geóloga del IGME-CSIC
-La erupción ha cumplido un mes en el que hemos visto cómo la lava ha ido arrasando cada vez más hectáreas. ¿Hasta dónde cree que puede llegar la extensión devastada por el volcán si continúa la erupción?
-No sabemos hasta dónde puede llegar la extensión devastada por la lava. Estamos viendo que el volcán, con ese comportamiento estromboliano que tiene, crea y hace desaparecer las bocas que genera. Puede haber nuevos desbordamientos de lavas hacia un lado u otro. Yo tengo la esperanza de que los caminos de la lava estén ya hechos y que todo el material que salga se vaya incorporando a los caminos ya labrados y no se extienda a ningún otro sitio, que se canalice y vaya al mar a buscar la formación de esas fajanas. Probablemente, las fajanas litorales se van a extender y se acaben uniendo.
-Estamos viendo cómo se forma un nuevo volcán. ¿Cree que podríamos llegar a tener uno como el Etna?
-No vamos a tener un volcán como el Etna. De ninguna manera. Lo que vamos a tener son conos volcánicos como los que hay al sur de La Palma. El Etna son palabras mayores. Es un estratovolcán de 3.000 metros de altura. Ya ocurrió en la isla de La Palma. Es decir, la caldera de Taburiente fue un enorme edificio volcánico, un estratovolcán que se terminó de construir hace un millón de años y que llegó a ser tan alto y de tal envergadura que se desmoronó y se deslizó hace medio millón de años. Es decir, Taburiente fue un Etna en el pasado, pero de ninguna manera pienso que este volcán pueda llegar a las dimensiones de un volcán como el Etna.
-¿Qué retos ha planteado el volcán durante todo este tiempo?
-Este mes ha sido un sinvivir. Hemos tenido una cantidad de datos enorme. Realmente la erupción no solo empieza en la boca del volcán, sino que tiene muchos flecos que analizar. Lo que más me llamó la atención a lo largo de la erupción fue el día 27 de septiembre, casi a la semana de comenzar, que hubo un parón muy extraño. Durante dos horas, el volcán entró casi en parada cardiorrespiratoria: sin emitir gases, sin emitir piroclastos, sin emitir lavas… y lo más curioso es que la señal sísmica de tremor volcánico se hundió. Fue algo extrañísimo. Pasadas esas dos horas, el volcán recuperó la fuerza y volvió a mostrar todos los parámetros. Desde el punto de vista científico fue muy llamativo. La mayor preocupación ahora es el avance de las coladas de lava y todas esas viviendas, terrenos y cultivos que se ha llevado por delante. Ha sido un sinvivir seguir el avance de las coladas, y rezar cada día para que tomara un camino que se canalizara y que no se extendiera más causando más daño.
Francisco Pérez Torrado, geólogo de la ULGPC
-La erupción ha cumplido un mes en el que hemos visto cómo la lava ha ido arrasando cada vez más hectáreas. ¿Hasta dónde cree que puede llegar la extensión devastada por el volcán si continúa la erupción?
-Depende mucho de la reconfiguración de los centros eruptivos. Por ejemplo, si se mantuvieran como hasta ahora, la superficie final no diferiría mucho de la que está ahora afectada, probablemente, con la formación de otro delta lávico. Pero si cambia esa configuración, pueden surgir nuevas coladas con trayectorias diferentes a las actuales y que, en consecuencia, afectarían a nuevas superficies. Y todo ello si no se abre ningún otro centro eruptivo más. Pero todo esto es especulativo. Lo que hay que hacer (y se está haciendo) es monitorizar el volcán las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
-Estamos viendo cómo se forma un nuevo volcán. ¿Cree que podríamos llegar a tener uno como el Etna?
-No. El Etna es un volcán poligénico (como el Teide), se ha formado a lo largo de numerosas erupciones, que pueden abarcar periodos temporales de varios miles de años. Todos los volcanes que se observan a lo largo de la dorsal de Cumbre Vieja, tanto los prehistóricos, como los históricos, son volcanes monogénicos. Es decir, se construyen a lo largo de un solo episodio eruptivo y, cuando acaba el volcán, para su crecimiento. La siguiente erupción en La Palma surgirá a lo largo de la dorsal de Cumbre Vieja, pero en un lugar diferente al actual y creará su propio volcán (o varios conos) del que surgirán sus distintas lavas, regenerando una nueva superficie. Y, finalmente, en caso de que de verdad este volcán fuera el embrión de un gran edificio poligénico, que ya le digo que no es así, tampoco lo veríamos nosotros porque, como ya le he dicho, la vida de un volcán poligénico es muy dilatada, de miles a cientos de miles de años (en ocasiones, incluso en millones de años).
-¿Qué retos ha planteado el volcán durante todo este tiempo?
-Se trata de un volcán muy dinámico, con modificaciones muy frecuentes en la morfología de los centros eruptivos y del campo de lavas. Obviamente, lo más preocupante son la gran cantidad de estructuras (casas, huertos, plantaciones, carreteras, ..) que está destruyendo las distintas coladas de lavas.
Stavros Meletlidis, geólogo del IGN
-La erupción ha cumplido un mes en el que hemos visto cómo la lava ha ido arrasando cada vez más hectáreas. ¿Hasta dónde cree que puede llegar la extensión devastada por el volcán si continúa la erupción?
-Lo más importante no es la extensión del material volcánico, sino la repercusión que ha tenido sobre la vida de la gente, las infraestructuras que existían y las plantaciones y cultivos. La misma erupción 60 años atrás a lo mejor no habría tenido la misma importancia.
-Estamos viendo cómo se forma un nuevo volcán. ¿Cree que podríamos llegar a tener uno como el Etna?
-No digo que sea imposible, pero las probabilidades son muy bajas porque necesitas una continua alimentación desde abajo. El Etna es un estratovolcán, lo que significa que lleva activo cientos de años o miles de años. Aquí hablamos de otra situación, de un punto caliente con algún que otro matiz de la geodinámica que existe en el área. Si miramos alrededor hay muy pocos volcanes de gran envergadura en Canarias. Uno podría ser el Teide. Pero aquí se trata de un cono clásico, y es un volcán clásico dentro de la actividad en las islas. Con el Etna hablamos de un reservorio que se llena y se vacía, se llena y se vacía. Es un proceso muy complejo y ahora mismo en La Palma no se dan esas circunstancias. Siempre existe la posibilidad de que se genere un volcán más grande, pero la probabilidad es muy baja. Este no tendría por qué ser la excepción.
-¿Qué retos ha planteado el volcán durante todo este tiempo?
-La actividad preeruptiva, que fue bastante energética. Esa actividad sísmica, que se ha desarrollado rápido, y luego la deformación. En menos de 10 días tuvimos la erupción, y luego también la rapidez con la que se ha desarrollado el cono volcánico y algún momento de explosividad que hemos tenido al principio, en las primeras semanas. No es que no fuera compatible con la actividad en Canarias, pero tiene que ver con lo esperable. Mucha gente había vivido el volcán del Teneguía y se esperaba otra cosa. Hubo momentos de más explosividad y efusividad. El volumen de material emitido es mucho mayor que el del Teneguía y el de San Juan, y como tal, son los puntos más importantes. Dentro de todo eso, no hablo de que sea todo normal, sino que sigue siendo un comportamiento esperable sobre lo que se ha estudiado sobre vulcanismo en Canarias.