Esto es lo que debes comer para evitar las caídas y las fracturas de huesos
Un nuevo estudio ha concluido que el consumo de lácteos en personas de la tercera edad contribuye a que disminuya el riesgo de lesiones óseas.
25 octubre, 2021 00:37Noticias relacionadas
En los últimos años, el papel de los lácteos en la alimentación ha sido cuestionado varias veces en España. Si bien es cierto que su consumo no es imprescindible para la salud humana, estos productos no generan problemas en personas que no sean intolerantes a la lactosa o alérgicos. Ahora un estudio ha destacado la importancia del consumo de estos productos en personas mayores.
El aumento de la ingesta de alimentos ricos en calcio y proteínas, como la leche, el yogur y el queso, reduce un 33% las caídas y las fracturas en los adultos mayores que viven en residencias, según un ensayo controlado aleatorio publicado por la revista The BMJ.
Se trata de uno de los pocos estudios que examinan si la obtención de estos nutrientes a partir de los alimentos (en contraposición a los suplementos) es eficaz y segura, y los investigadores afirman que este enfoque tiene "amplias implicaciones como medida de salud pública para la prevención de fracturas".
Los adultos mayores que viven en residencias suelen tener una ingesta baja de calcio y proteínas, lo que puede provocar la debilidad de los huesos y un aumento del riesgo de caídas y fracturas. Se calcula que los adultos mayores que viven en residencias son el origen de cerca del 30% de todas las fracturas de cadera.
Lácteos en residencias
Los alimentos ricos en calcio y proteínas, como la leche, el yogur y el queso, ayudan a prevenir la fragilidad de los huesos, pero pocos estudios han investigado si aumentar la ingesta diaria de estos alimentos es una forma eficaz y segura de reducir el riesgo de fracturas en los adultos mayores.
Por ello, investigadores de Australia, los Países Bajos y los Estados Unidos se propusieron examinar si alcanzar las ingestas diarias recomendadas de calcio (1.300 mg) y proteínas (1 g/kg de peso corporal) a partir de fuentes alimentarias reduciría el riesgo de fracturas por fragilidad y de caídas entre los adultos mayores en centros de atención residencial.
En el ensayo, de dos años de duración, participaron 60 centros de atención a la tercera edad de Australia que albergaban a 7.195 residentes (72% mujeres, con una edad media de 86 años) con un nivel de vitamina D elevado, pero con una ingesta diaria de calcio y proteínas inferior a los niveles recomendados.
Treinta centros de intervención fueron asignados al azar para proporcionar a los residentes leche, yogur y queso adicionales, logrando ingestas de 1.142 mg de calcio/día y 1,1 g de proteínas/kg de peso corporal/día. Los 30 centros de control restantes continuaron con su menú habitual (700 mg/día de calcio y 0,9 g de proteínas/kg de peso corporal/día).
Se analizaron los datos de 27 centros de intervención y 29 centros de control y se produjeron un total de 324 fracturas (135 de cadera), 4.302 caídas y 1.974 muertes durante el periodo de estudio.
Fracturas y caídas
La intervención se asoció a una reducción del riesgo del 33% para todas las fracturas (121 frente a 203), del 46% para las fracturas de cadera (42 frente a 93) y del 11% para las caídas (1.879 frente a 2.423). No hubo diferencias entre los grupos en cuanto a la mortalidad por todas las causas.
La reducción del riesgo relativo de fracturas fue similar a la encontrada en los ensayos que utilizaron un potente tratamiento farmacológico para aumentar la resistencia ósea en personas con osteoporosis.
Se considera que un ensayo controlado aleatorio es la forma más fiable de determinar si una intervención tiene realmente el efecto deseado, pero los investigadores señalan algunas limitaciones. Por ejemplo, la pérdida de participantes limitó su capacidad de examinar los posibles mecanismos que pueden contribuir a un menor número de fracturas y caídas.
No obstante, afirman que mejorar la ingesta de calcio y proteínas mediante el uso de alimentos lácteos "es una intervención fácilmente accesible que reduce el riesgo de caídas y fracturas que suelen producirse en los adultos mayores institucionalizados".
Añaden que esta intervención nutricional "tiene amplias implicaciones como medida de salud pública para la prevención de fracturas en el entorno de la atención a la tercera edad y, potencialmente, en la comunidad en general".