La semana pasada se celebraron en Oviedo los World Cheese Awards. Esto es: la mayor competición de quesos del mundo, con más de 4.000 variedades de todos los puntos del planeta: desde el queso tierno al curado o viejo; de los quesos de vaca hasta los de oveja o mezcla. De entre todos, un queso español de Jaén, de la quesería Quesos y Besos, fue elegido como el mejor de todo el certamen y de todas las categorías. Sin embargo, otros 26 quesos españoles recibieron la conocida como insignia super gold, siendo galardonados como los mejores dentro de su categoría.
Entre estos quesos españoles se colaron dos que se venden en Mercadona. El primero de ellos es un viejo conocido, el queso mezcla Viejo Tostado que fabrica la quesería vallisoletana Entrepinares y que se comercializa bajo la marca blanca Hacendado. Este producto ya fue premiado hace unos años en el mismo concurso y es uno de los grandes hits de la cadena de supermercados valenciana. De hecho, es más que habitual que se encuentre agotado en sus lineales.
El otro queso premiado es la crema de queso Camembert de Hacendado, que fabrica la empresa cántabra Quesería Lafuente, se vende en envases de 150 gramos y cuesta solo 1,35 euros. Se trata de un queso untable que, según se puede leer en su etiqueta, se elabora con un 50% de queso Camembert -ya saben, el queso de vaca originario de la región francesa de Normandía- y al que se le añade mantequilla y proteína de leche para hacerlo mucho más cremoso.
El Camembert es una de las cinco variedades de queso que menos calorías tiene de todo el mundo junto con la mozzarella, el queso feta, el queso de Burgos y el requesón. En este caso, en 100 gramos de la tarrina de Camembert de Hacendado podemos encontrar 218 kilocalorías (uno de cabra tiene alrededor de 450 calorías, y el parmesano, unas 440 kilocalorías, por ejemplo). El untable de Camembert contiene además un porcentaje de grasa relativamente bajo, un 18%, un 13% de proteínas y sólo un 1% de sal.
¿Por qué los quesos tiernos tienen menos calorías que el resto? Porque pasan mucho menos tiempo curándose. De esta forma se consigue que tengan un mayor volumen de agua. Esto supone que el número de calorías y de grasa disminuye por cada gramo y los nutrientes se concentran menos, estando más diluidos. El queso de Burgos, por ejemplo, tiene solo 190 kilocalorías ya que un 70% del mismo es agua.