En la película La Carretera, un padre y su hijo cargaban con lo puesto, alimentos y ropa, en busca de un lugar seguro en un mundo postapocalíptico sin luz ni agua corriente. Un panorama tan manido en la ciencia ficción que a primera vista parece tan irreal como parecía en 2019 la trama sobre una pandemia global incontrolable. Libros, videojuegos, películas, constructores de búnkeres y clases preparacionistas, el miedo ante un evento que desbarajuste el statu quo tecnología-ser humano que tenemos actualmente, está de moda y además es un negocio muy lucrativo.
Gracias al gobierno austriaco y con una pandemia que aún arrastran los mercados y muchos países, el hacerse con provisiones y prepararse para lo peor está a la orden del día. Hace varias semanas, desde el país continental, se lanzaba un aviso alertando sobre un posible apagón eléctrico a medio y largo plazo. Este vino acompañado de una serie de consejos a modo de campaña de comunicación ciudadana, destinados a prepararse para una amenaza inminente.
En Europa ya hay países en los que hacerse con un hornillo de gas es más complicado que conseguir una consola de nueva generación y en España, aunque parezca que reina la tranquilidad, algunas comunidades autónomas ya contaban con su propio manual para prepararse.
Es el caso de la Comunidad de Madrid, desde hace años, en la página del Ayuntamiento de Madrid, se puede encontrar un plan para reaccionar ante emergencias, Prepárate Madrid. En él se incluyen varias recomendaciones como el contar con una mochila con artículos de supervivencia en caso de evacuación. También explica qué alimentos deberían estar siempre en la despensa de cada casa, algo clave ante un apagón en el que elementos tan comunes como un frigorífico o una nevera no funcionaran. Por lo que será necesario contar con otro tipo de comidas que no se estropeen rápidamente.
Mucha atención al agua
Es importante contar con cinco litros de agua potable por persona, como mínimo, ya que la hidratación es clave para mantenerse con vida, teniendo en cuenta que un humano puede permanecer 40 días sin comer, sin embargo, solo aguanta de 3 a 5 días sin beber. Además, es importante contar con un litro de lejía sin olor y un cuentagotas, para poder añadir al agua como último recurso o pastillas de cloro o potabilizadoras.
Fechas de caducidad a mano
Teniendo en cuenta que se desconoce en qué momento puede ocurrir un evento como el del gran apagón, es normal que los alimentos que estén en la despensa puedan ir caducando durante la espera. Por eso, el Ayuntamiento de Madrid recomienda anotar en un papel la fecha de caducidad de todos los productos que haya en la despensa y pegarlo en la tapa de la caja en donde estén guardados, para ir consumiéndolos y sustituyéndolos periódicamente.
Primero, alimentos frescos
Si ocurre el gran apagón, lo primero que tenemos que hacer es consumir los alimentos que hay en el frigorífico, antes de que se estropeen. Aunque hay que tener claro que, si la nevera no se abre y cierra a menudo, "puede conservar la frescura durante un tiempo incluso sin luz", explica a EL ESPAÑOL María del Mar Silva, nutricionista licenciada también en Farmacia, especialista en nutrición clínica.
Verduras en conserva
La experta detalla que los botes con legumbres y verduras envasadas son indispensables, en vez de latas con productos ya hechos como fabadas y sopas. Alimentos que puedan comerse en frío y que no necesiten cocción alguna. Que además aporten proteínas, fibra, potasio, antioxidantes y ácido fólico.
Para poder seguir manteniendo una dieta equilibrada, lo ideal sería tener en conserva remolacha, espárragos, aceitunas y alcachofas. Además de cereales como tortillas de trigo o de maíz, que también tienen una caducidad extraordinariamente larga.
Verduras frescas
Teniendo en cuenta que la lechuga, los tomates y la fruta es algo que habitualmente hay en todas las casas y que el apagón sería algo temporal, no hace falta renunciar a verduras frescas.
Pescados y marisco
Los berberechos o las almejas son una fuente de hierro al nivel de la carne roja, solo que en conserva duran muchísimo más, por lo que son perfectos para comida de emergencia. Ocurre lo mismo con el pescado azul como el atún o la caballa, fuente de omega 3, que puede llegar a tener un periodo de caducidad de hasta tres años. Además, ninguno de ellos requiere de un hornillo o fuente de calor para poder ser aptos para consumo, se pueden comer tal cual.
AOVE, vinagre, miel y polenta
El aceite de oliva puede estar meses sin sufrir alteraciones, disminuye el colesterol malo aumentando el bueno, reduce la aparición de trombosis y de diabetes, es una fuente de vitaminas A, D, E y K, además favorece la digestión y alivia el estreñimiento. Por su parte, el vinagre potencia la absorción del calcio, reduce el riesgo de diabetes y mejora la digestión de platos pesados, además también tarda mucho en caducar.
La miel cuenta con muy bajas dosis de humedad, siendo un alimento sin una fecha de caducidad real, en el sentido de que, aunque se endurezca aún puede consumirse sin peligro. La polenta, un compuesto de harina de maíz hervida, en España es poco conocida pero su carga energética y gran durabilidad la hace perfecta para emergencias.