Cada vez es más habitual mirar las etiquetas de los alimentos en el supermercado antes de comprar. Se da prioridad a los alimentos que menos conservantes tengan y, en el caso de las carnes, a las de los animales que mejor hayan sido alimentados o que hayan sido criados en las mejores condiciones. Por eso, el pollo de corral suele escogerse antes que el pollo normal, confiando en que el etiquetado sea una garantía de las condiciones en las que se ha desarrollado el animal.
La denominación de pollo de corral, permite a las marcas subir el precio del producto, el problema es que esta etiqueta no garantiza que el pollo sea campero o haya sido criado en libertad, es decir, no asegura tampoco que su producción sea más sostenible. Que en la etiqueta aparezca "pollo de corral" es cuestión de marketing, ya que el reglamento de la Comisión Europea sobre la comercialización de carne de aves de corral, no marca distinción alguna sobre los pollos.
Enmarca a estas aves junto a las aves de corral domésticas junto al capón, el pollito, el gallo joven, el gallo y la gallina, sin más categorías. En el mismo documento establece, eso sí, otros términos con los que puede completarse el etiquetado del producto como "sistema extensivo en gallinero, alimentado con un porcentaje de", "granja al aire libre’, "granja de cría en libertad" o "gallinero con salida libre". Es entonces cuando las propias marcas aprovechan la ambigüedad y la alegalidad para indicar en los envases que un pollo es o no de corral, sorteando las obligaciones citadas.
Orígenes gallegos
Hace 26 años, una empresa de origen gallego empezó a comercializar carne de pollo con este denominativo, dando origen al "pollo de corral". Aunque en este caso, añaden también la categoría de "pollo campero", que sí está regulado por la legislación europea, En concreto, la norma recoge que un pollo puede ser "campero", "campero tradicional" y "campero criado en total libertad". En este caso, esta categoría indica que los animales tienen una alimentación 100% vegetal, salida al campo, crianza mínima de 57 días y unas condiciones de espacio que garantiza que no son de cría intensiva.
"Ambas carnes tienen garantía sanitaria, tanto la de pollo campero como la de pollo industrial. Las únicas diferencias están en su textura y sabor, a parte de la decisión que tome el consumidor sobre comprar carne de un animal que se ha movido con más libertad que otro", explica a EL ESPAÑOL, Noelia Peciña, veterinaria y experta en seguridad alimentaria.
Ni ecológico ni de mejor calidad
Eso sí, de media, el pollo de corral vale entre dos y tres euros más caro que el industrial, un sobrecoste que según señala FACUA no está fundado porque el denominativo "es un truco de marketing que induce al error al consumidor".
A primera vista, el pollo de corral ya se aprecia diferente al industrial. Mientras el segundo tiene una carne más pálida, el de corral luce anaranjado, casi como si tuviera tanorexia y estuviera visiblemente más bronceado todo el año. Para obtener ese color hay dos formas, al igual que ocurre con el moreno.
La primera opción es a base de modificar la dieta del animal. La pigmentación naranja, según el profesor de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia y divulgador José Miguel Mulet en un capítulo de uno de sus últimos libros, ¿Qué es comer sano? (Destino, 2018), "Si se le añade a la dieta del pollo determinados carotenoides sintéticos, como el etil-éster del ácido apocarotenoide, o naturales, como la luteína, que es una molécula presente en la alfalfa, los granos de maíz y algunas flores, le damos un color amarillento".
También es posible que los pigmentos que den ese color a la carne estén presentes de forma natural en los alimentos que consumió en vida el animal, por una mayor presencia de zanahorias y maíz, o se modifique intencionadamente y de forma natural. Con pétalos de caléndula. Una planta cuyas hojas tienen un color naranja intenso, que suele ser usada como sustituta del azafrán. Otra opción sería añadir de forma artificial zeaxantina, un pigmento responsable del color de los flamencos, que se encuentra de forma natural en varias especies de algas.
Campero, de ‘falso’ corral o fruto de una crianza intensiva, el ave es una de las carnes de origen animal más saludables y con el aporte nutricional más interesante. Al contrario que la carne roja, no se la relaciona con accidentes cardiovasculares o con una mayor probabilidad de sufrir cáncer de colon. Es rica en proteínas y baja en grasa (entre tres y nueve gramos por cada 100 gramos de pollo).