Comer marisco siempre se ha asociado en España con un capricho caro. Sin embargo, dentro de este grupo de alimentos hay opciones muy diferentes y también en lo que respecta al precio. Aunque no conviene abusar del marisco, son alimentos saludables, pero no imprescindibles —como bien sabe quien lo toma de Pascuas a Ramos—. Además, mientras que para nuestro bolsillo es muy diferente darse un festín con percebes que con berberechos, en cuanto a nutrientes, no hay grandes diferencias.
Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), ambos tienen una cantidad similar de calorías por 100 gramos y destacan por su aporte de proteínas y su bajo contenido de grasas. Su principal diferencia se basa, por tanto, en su valor gastronómico. Además, si elegimos bien el producto, tampoco existen muchas diferencias entre algunos mariscos que se venden frescos y enlatados: en cuanto a estos últimos lo mejor es comprarlos al natural, es decir, conservados sólo en agua con sal.
Si bien nuestro consumo de marisco durante el año suele ser esporádico, en las Navidades se hace más frecuente. Estos manjares no suelen presentar problemas para nuestra salud porque lo normal es consumir pequeñas cantidades. Del marisco se suele decir que tiene mucho colesterol, y es cierto. Sin embargo, este nutriente no eleva nuestro colesterol en sangre como las grasas saturadas. Además, la mayor parte del colesterol se almacena en la cabeza y si nos abstenemos de chuparla evitamos este compuesto.
Marisco con poco colesterol
Los mariscos que suelen contener una menor cantidad de colesterol son los moluscos de concha, aunque también se caracterizan por tener un contenido de grasa muy bajo en general. Las pocas grasas que contienen suelen ser saludables por contener ácidos grasos insaturados del grupo omega. Básicamente, aportan proteínas de alta calidad biológica por contener todos los aminoácidos esenciales y vitaminas y minerales importantes para mantener la buena salud del organismo.
Además, este tipo de mariscos se puede encontrar tanto frescos como en conserva en supermercados como Mercadona. De hecho, algunos de esos productos de estos establecimientos se han popularizado en los últimos meses. Es el caso de las almejas blancas en lata de la marca Cono Sur. Tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL, su punto fuerte es su escaso procesado: en sus ingredientes sólo se encuentran las almejas y el agua con sal en el que se han cocido y conservado.
Según el etiquetado de su envase, estas almejas cuentan con 110 kilocalorías por cada 100 gramos de producto. Cada lata contiene 63 gramos de peso escurrido y, por tanto, el contenido de este envase aporta 69,3 kilocalorías. Estas almejas contienen pocas calorías, pero provienen de nutrientes muy saludables: principalmente aporta proteínas de buena calidad que forman el 17,5% del total del producto. Pero, además, las almejas son una fuente importante de zinc, hierro y vitamina B12.
Poca grasa, mucha proteína
Parecidos a las almejas son los berberechos, un molusco muy típico de los aperitivos en España y que estamos acostumbrados a ver en latas. Es muy frecuente encontrar este marisco conservado en escabeche, pero los más saludables son aquellos que se venden al natural, es decir, aquellos que han sido cocidos y conservados en agua y sal. Los escabeches están compuestos de vinagres, especias y aceites que añaden grasas de peor calidad al valor nutricional positivo de los berberechos.
Según la FEN, 100 gramos de estos moluscos aportan 47 kilocalorías, no aportan carbohidratos y una cantidad ínfima de grasas. Su aporte nutricional principal, como pasa en el caso de las almejas, son las proteínas, que forman casi el 11% de la composición de este marisco. Los berberechos también destacan por ser fuente de minerales como el calcio, el hierro y el yodo y vitaminas como la A. Los supermercados Mercadona notificaron el año pasado un aumento del 40% en el consumo de sus berberechos y sus mejillones, como recoge este artículo de EL ESPAÑOL.
Precisamente, los mejillones son otros de los mariscos saludables que pueden encontrarse en estos supermercados y es tan frecuente encontrarlos en lata —sobre todo en escabeche, pero también al natural— como frescos en la pescadería. Los mejillones se diferencian de los anteriores mariscos en que contienen una mayor cantidad de grasas cardiosaludables —casi un 2%— entre las que destacan los ácidos omega-3. También aportan una buena cantidad de proteínas y de minerales y vitaminas.
Debido a que los mariscos se consumen en pequeñas cantidades y muchos de ellos tienen un precio más alto que otros alimentos con propiedades similares, sus efectos negativos no preocupan especialmente a los expertos de salud. De todas formas, los principales problemas que puede ocasionar el consumo excesivo de mariscos son el aumento del ácido úrico en la sangre —y, por ello, los pacientes con hiperuricemia deben controlar este consumo— y la acumulación de metales pesados en el organismo. Estos metales aparecen en pescados y mariscos de manera natural en las especies marinas.