Es tradición. Cada 31 de diciembre, las 12 campanadas de la Puerta del Sol llenan los mofletes de los españoles de 12 uvas que se van tragando con dificultad. Hay varias teorías que explican el origen de este momento que -en ocasiones- puede tornarse un tanto tenso.
Hay teorías que sitúan esta tradición en la Nochevieja de 1909, el año en que un excedente de cosecha en Alicante y una campaña de Navidad relacionó la ingesta de este alimento y el último día del año con la buena suerte. Sin embargo, más allá de las creencias populares, no deja de ser una tradición algo peligrosa.
La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza Cuello (SEORL-CCC) recuerda que las uvas son el tercer alimento que más asfixias provoca en niños menores de cinco años, sólo por detrás de las salchichas y los caramelos. Por este motivo, la sociedad médica recomienda extremar las precauciones de su consumo sobre todo en niños menores de 5 años y en personas mayores de 65, los más vulnerables a sufrir asfixia.
Esta fruta comparte con las salchichas, por la característica de ser un alimento blando con una piel suave y algo flexible; y con los caramelos, por su forma perfecta para quedarse encajada en la garganta de los más pequeños.
Así, aconsejan no dar uvas a estos primeros por el tamaño de sus vías respiratorias, por el reflejo de deglución inmaduro y por su dentadura incompleta. También deben tener cuidado con ellas los mayores de 65 años y quienes sufren disfagia, un trastorno de la deglución que consiste en la dificultad para masticar o tragar y que afecta a más de dos millones de españoles.
Esto no es algo nuevo. Los expertos llevan años recomendando que los niños menores de seis años no tomen uvas. Ya en 2016, un estudio publicado en la revista Archives of Diseases in Childhood advertía de que las uvas son la tercera causa de atragantamiento por comida en niños de hasta seis años.
Ya en 2017, el vicesecretario general de la Sociedad Española de la Seorl-CCC), Raimundo Gutiérrez Fonseca, reiteraba esta misma advertencia ante los medios de comunicación. Consciente de lo arraigado de la tradición en España el médico ofrecía algunas alternativas.
La más curiosa, es que los más pequeños las tomen a destiempo. Mientras que los adultos tragaremos las uvas al son de las campanadas, es decir, en un periodo aproximado de 36 segundos, hay quien aboga por alargarlo al minuto; es decir, darcinco segundos de tiempo para ingerir cada pequeño fruto.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2020 reflejan que los atragantamientos accidentales ocasionaron 2.511 muertes, de las cuales el 11% se producen por la ingesta de alimentos. Con estos datos los atragantamientos y sofocación accidental son ya la segunda causa de muerte accidental en España por detrás de las caídas.
Por ello, consideran "conveniente" que los adultos tengan unas nociones básicas de primeros auxilios para conocer qué hacer en caso de atragantamiento. De igual forma, en caso de accidente, también es recomendable acudir de forma inmediata a un servicio de urgencias para que un especialista en otorrinolaringología pueda valorarlo.
No obstante, las uvas no son el único alimento peligroso que aumenta en estas fiestas. En cuanto a los frutos secos y los polvorones, desde la SEORL-CCC llevan un tiempo recomendando extremar precauciones con los frutos secos y los polvorones, ya que los fragmentos que se desprenden al morderlos pueden obstruir las vías respiratorias.