La mora, de la que dicen "nace en verde, crece en rojo y madura en negro", es un pequeño fruto silvestre que destaca por su alto valor tradicional y su capacidad para controlar los niveles de ácido úrico. Este alimento es clave en dietas como la nórdica, ya que, en ciertas latitudes, la fruta no es un producto de proximidad por lo que las moras son un sustitutivo perfecto, pero incluso la dieta mediterránea puede beneficiarse de incluirla.

Este fruto tiene un contenido en azúcar muy bajo, mientras que es rica en vitamina C, superior a algunos cítricos, que ayuda a mantener los huesos, los dientes y favorece la absorción del hierro. La Fundación Española de la Nutrición destaca su baja aportación calórica y su contenido en provitamina A, clave en el mantenimiento de la vista gracias al retinol. Destacan su contenido en vitamina C, y debido a la presencia en su pulpa de ácido cítrico, también dispone de propiedades antiescorbúticas, lo que quiere decir que combate el escorbuto y que es necesaria para el crecimiento y desarrollo.

Aunque existen más de 300 especies de moras, todas comparten valores nutricionales. Son en un 85% agua y en un 10% azúcares, sobre todo levulosa y glucosa. En general, tienen un bajo contenido calórico, con 0,90 gramos de proteínas por cada 100 gramos. Tampoco contiene colesterol, que junto a su gran aporte de fibra (9 gramos de cada 100), son aptas para dietas de pérdida de peso.

Gran aporte de vitamina C

Las moras aportan vitaminas, ácidos grasos, hidratos de carbono y minerales; siendo además una de las fuentes de antioxidantes más potentes que se conocen. La cantidad de vitamina C que contienen las moras (21 miligramos de cada 100 gramos de alimento) es suficiente como para mantener la protección estructural de las proteínas, los lípidos y los hidratos de carbono.

También se encarga de preservar del estrés oxidativo a los ácidos nucleicos que conforman el ADN y el ARN, la síntesis de la elastina y el colágeno, claves en el desarrollo de vasos sanguíneos, tendones y ligamentos. También facilitan la síntesis de noradrenalina y carnitina, además de la transformación del colesterol en sales biliares.

Antiinflamatoria

Este alimento también es un antiinflamatorio natural gracias a sus compuestos polifenólicos, que tienen actividad antiinflamatoria en los seres humanos. Entre los polifenoles más notables de estas bayas se encuentran las antocianinas, responsables de sus colores distintivos de rojo, azul y violeta. Según una investigación, la carga antiinflamatoria de este alimento tiene implicaciones importantes para la reducción del riesgo de enfermedades crónicas.

Reduce el colesterol y el ácido úrico

"Las moras contienen pteroestilbeno, que ayuda a reducir el colesterol y regula los niveles de glucosa en sangre. Por lo que es positiva para el tratamiento de la diabetes tipo 2", explica Concepción Martínez, nutricionista deportiva. Algo que estudios como el llevado a cabo en la Universidad del Sagrado Corazón en Roma, Italia, ponen de manifiesto.

Contribuye a la salud muscular y bucodental

Al ser rica en potasio. La mora contribuye al mantenimiento muscular. Además, este nutriente es clave en la transmisión y generación de los impulsos nerviosos, ayuda a mantener la hidratación celular y el tono muscular. En cuanto a la salud bucodental, no solo influye la vitamina C que protege los dientes, esta vitamina también tiene un efecto sobre las bacterias que forman la placa dental, la halitosis y la inflamación de encías.

Beneficios para la digestión

Las moras tienen nutrientes como vitamina B6, riboflavina, niacina y vitamina K, todas relacionadas con la salud digestiva, según apunta Martínez. Estos nutrientes también favorecen la descomposición de alimentos de difícil digestión como las carnes y los carbohidratos. Su alto contenido en fibra también previene el estreñimiento y estimula el buen funcionamiento de los intestinos.

Protección cardio y cerebrovascular

Antioxidantes como el resveratrol, presente en las moras, protegen el sistema vascular por lo que previene accidentes cardiovasculares como los derrames. Por su parte, las antocianinas, además de antioxidantes, son antiinflamatorias, por lo que consumir este alimento de forma habitual cuida todo el sistema circulatorio del cuerpo, desde el corazón hasta los vasos sanguíneos.

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