Un bajo consumo de frutas y vegetales es un factor determinante de una dieta de baja calidad según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece en 1,7 los millones de vidas que podrían salvarse cada año en el mundo si estos alimentos llegasen a todo el mundo. La regla es conocida: se recomiendan 400 gramos, o cinco piezas de fruta y verdura, al día. Sin embargo, rara vez alcanzamos este consumo en España.
La problemática del consumo insuficiente de fruta y verdura es particularmente grave entre los niños, que suelen poner más pegas, prefiriendo otros alimentos más palatables pero con ingredientes insanos como el azúcar, la grasa o la sal. Esto deriva en un drama social y sanitario, la obesidad infantil, que sienta las bases de problemas futuros al no haber desarrollado el gusto por las comidas de origen vegetal.
Los padres que luchan por animar a sus hijos a comer verduras pueden ahora desempeñar un papel más influyente a la hora de las comidas, según concluye un estudio realizado por psicólogos de la Facultad de Ciencias de la Salud y de la Vida de la Universidad de Aston.
El reciente estudio, publicado en la revista Appetite, fue llevado a cabo por la investigadora doctoral Katie Edwards, quien descubrió que los niños que veían a los adultos comer una verdura verde con expresiones faciales positivas probaban y consumían más del doble de esa verdura, recoge Europa Press.
El equipo reclutó a 111 niños británicos de entre cuatro y seis años y les puso a cada uno uno de ellos uno de tres vídeos. En dos de ellos, se mostraban adultos desconocidos comiendo brócoli crudo con una expresión facial positiva o neutra. El tercer vídeo, utilizado como control, no estaba relacionado con la comida.
A continuación, los investigadores evaluaron la disposición de los niños a probar el brócoli crudo. Esto se midió utilizando una escala de siete puntos, desde rechazarla hasta tragarla y aceptarla. La ingesta de la verdura se midió por el número de gramos de brócoli crudo consumidos, y se examinó el número de sabores del brócoli crudo.
Los resultados podrían ayudar a los niños a aceptar mejor las verduras menos populares como el brócoli crudo y, en general, facilitar una alimentación más sana en los niños. La investigación se centró principalmente en niños pequeños que nunca habían probado el brócoli.
El equipo descubrió que los niños que fueron expuestos a vídeos de adultos disfrutando del brócoli probaron y comieron, de media, más del doble del alimento en comparación con los niños del grupo de control, concretamente 11 gramos en lugar de 5.
Katie Edwards, investigadora del doctorado en la Universidad de Aston, apunta que "una explicación del efecto beneficioso de las expresiones faciales positivas mientras se come podría ser que transmitir el disfrute de la comida da al observador información sobre la seguridad y la palatabilidad de los alimentos".
"El brócoli crudo era una novedad para la mayoría de los participantes. Por lo tanto, los niños pueden haber comido más brócoli después de ver a los adultos disfrutar comiéndolo, transmitiéndoles que era agradable".
Sin embargo, los investigadores se sorprendieron al descubrir que ver a los adultos disfrutar del brócoli crudo no influyó en la disposición inicial de los niños a probar la verdura.
Los resultados mostraron que después de ver a los adultos disfrutar comiendo brócoli crudo, los niños comieron más del doble de cantidad de brócoli crudo que los niños que habían visto un vídeo no relacionado con la comida. Esto sugiere que sonreír mientras se comen verduras verdes puede animar a los niños a probar y comer más de esa verdura.
Katie añade que "es necesario seguir trabajando para determinar si una sola exposición [a adultos disfrutando del brócoli] es suficiente y si estos efectos se mantienen en el tiempo".