Una vez nos proponemos perder peso, el queso, especialmente el curado, será una de los alimentos que caerán sacrificados en pos de adoptar una dieta baja en calorías. Efectivamente, en los casos de los lácteos curados presentan una elevada densidad de nutrientes al haberse secado el agua de la leche que da volumen a los frescos, y con ella una concentración de grasas saturadas, las que en principio hay que evitar.
Todo está, sin embargo, en el tamaño de la ración. Estudios recientes han relacionado la leche entera y los quesos grasos con la formación de Lipoproteínas de Alta Densidad (HDL), el llamado 'colesterol bueno' responsable de desbloquear las arterias. Por tanto, restringir su consumo en lugar de eliminarlo puede ayudarnos a adelgazar sin renunciar a sus beneficios.
La catedrática en Nutrición Rosa María Ortega Anta, también doctora en Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que no es necesario prescindir del queso para perder peso, ya que "un consumo racional es totalmente aceptable".
"Algunos tipos de queso pueden tener un valor calórico elevado, pero no es razón para tacharlos de nuestra alimentación", remarca la experta. Ortega aclara que "ningún alimento engorda, como producto aislado, pues lo que lleva a un incremento de peso es el total de lo consumido. Y no solo en un día, sino a lo largo del tiempo, especialmente cuando se toman más calorías de las que se gastan".
De acuerdo con Ortega, el queso "es un alimento valioso", característico de la dieta mediterránea, aunque reconoce que los más calóricos se deben tomar en menor cantidad o con menor frecuencia que los quesos frescos u otros lácteos.
"En las 3 raciones de todos los tipos de lácteos que debemos tomar por día, según marcan las principales guías de alimentación, puede ser buena idea que alguna de ellas sea queso", valora. Según señala, "existe una gran variedad de los que disfrutar".
Ante la preocupación por perder peso, es preciso elegir con más frecuencia los lácteos que aportan menos calorías, si bien, "no es necesario que optemos siempre por lácteos desnatados", explica la doctora.
"Además, recientes estudios encuentran beneficios para la salud y para el control de peso en la grasa de la leche, por lo que quizá no convenga eliminar la grasa de los lácteos de nuestra alimentación", matiza.
Cuánto queso puedo tomar
La experta en nutrición recuerda que una dieta equilibrada incluye 2-3 raciones de lácteos al día en niños y adultos y 3-4 en colectivos con necesidades adicionales, como la adolescencia, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, la edad avanzada y los deportistas.
En concreto, una ración de leche equivale a 200-250 mililitros (una taza o vaso), mientras que la ración de yogur se sitúa en los 250 gramos (2 yogures). Respecto a los quesos, la porción de semicurado o curado recomendada ronda los 30 gramos y, la de queso fresco llega hasta los 60 gramos al día.
Desde la Organización Interprofesional Láctea (INLAC) comparten que el queso "puede y debe" formar parte de la ingesta de al menos tres lácteos al día (leche, queso o yogur), que es la media que recomiendan desde la Fundación Española de Nutrición (FEN).
"Los lácteos aportan proteínas e hidratos de carbono, fundamentalmente en forma de lactosa, además de calcio, potasio, fósforo, zinc y otros minerales, así como vitamina B12 y A", concluye el presidente de INLAC, Ignacio Elola.