Durante años, el café y la cafeína han sido considerados como perjudiciales e, incluso, contraproducentes para la salud. De hecho, aún se siguen considerando así por parte de algunos profesionales sanitarios, a pesar de las múltiples evidencias que contradicen dicha creencia.
La cafeína ha demostrado múltiples beneficios, como llegar a alargar la esperanza y calidad de vida, siempre que se respete la dosis óptima. Y es que la dosis hace el veneno y siempre hay que tener en cuenta que pasarse con las dosis de alimentos o bebidas, aunque sean beneficiosos, jamás será lo adecuado.
A ese plus de vida, ahora se le añade un nuevo beneficio publicado por Nature Communications. Según el estudio, la cafeína mejora y reduce los niveles de colesterol sanguíneo.
Anteriormente, ya se habían sugerido beneficios a nivel cardiovascular gracias a la toma de café y cafeína e, incluso, se insinuaba que la toma de café mejoraría los parámetros del colesterol sanguíneo. La diferencia con el estudio actual es que éste ha descubierto cómo sucedería esto a nivel molecular y qué proteínas estarían implicadas en este mecanismo.
Estudios previos, llevados a cabo a gran escala y durante largos periodos de tiempo, el café y la cafeína habrían demostrado múltiples beneficios. Uno de dichos estudios implicó a más de medio millón de personas de toda Europa, a las que se siguió durante 16 años de media, y llegó a la conclusión de que quienes más café consumían, más tiempo vivían, en comparación a aquellos que no consumían nada de café.
Asimismo, otras investigaciones han relacionado el consumo de café con menor riesgo de sufrir cáncer de próstata, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer y enfermedades cardíacas en general.
Una ayuda para el hígado
La mayoría de estos estudios son observacionales, es decir, no descubrieron una causa-efecto concreta ni unos mecanismos moleculares determinados. Simplemente, se relacionó el café con dichos beneficios para la salud, destacando entre sus componentes la cafeína, aunque algunos estudios ya empiezan a sugerir que el café es mucho más que cafeína.
Así pues, en este nuevo estudio, los investigadores de la Universidad de McMaster indagaron sobre los mecanismos moleculares que pudiesen explicar cómo la cafeína ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Y sí hay un mecanismo: existiría un grupo de proteínas específicas que, cuando actúa la cafeína, ayudan al hígado a eliminar el colesterol malo o LDL del torrente sanguíneo y colaborarían en reducir el riesgo cardiovascular.
Lo que descubrieron los investigadores es que el consumo regular de cafeína reduciría los niveles de la proteína PCSK9 en sangre, lo que aumentaría la capacidad del hígado para descomponer el colesterol LDL, relacionado con las placas de ateroma de las arterias y el riesgo cardiovascular. De hecho, explican, la cafeína y sus derivados no funcionarían solo directamente sobre PCSK9, sino también sobre la proteína SREBP2. Según comenta Richard Austin, autor principal del estudio, dicha proteína se ha relacionado con una serie de enfermedades cardiometabólicas, como la diabetes y la enfermedad del hígado graso.
Por tanto, la cafeína no sólo ayudaría a reducir el colesterol LDL y el riesgo cardiovascular de forma indirecta, también el SREBP2 y su actividad de forma directa. Existiría un doble mecanismo.
Las cosas no son tan fáciles
Aún así, como puntualizan los mismos investigadores, las cosas no son tan fáciles como beber café para evitar enfermedades cardiovasculares. No vale cualquier café ni cualquier preparación. Mezclar el café con cremas o azúcar o acompañarlo con bollería anularía totalmente sus efectos positivos sobre la salud. Además, los refrescos azucarados con cafeína tampoco valdrían, al ser contraproducente el pico de glucemia que también provocan.
Tampoco es adecuado sobrepasar los niveles de cafeína y aún no está claro cuál sería ese límite, por lo que apostarlo todo a la cafeína no sería la mejor opción. Hay muchos otros métodos para controlar el riesgo cardiovascular, como es una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio físico y priorizar un buen descanso y sueño de calidad, entre otros muchos.
Aún así, el nuevo estudio se suma a la ya ingente evidencia que sugeriría que la cafeína no es perjudicial, sino más bien beneficiosa. De momento, los investigadores ya están analizando la creación de derivados artificiales de la cafeína para usarlos como fármacos anticolesterol.