Con permiso del queso, los yogures son quizás el producto de marca blanca más demandado por los clientes de Mercadona. En España, un consumidor tomará de media 7,5 kilos de yogur sin aditivos cada año, una proporción que ha ido creciendo y que demuestra el interés cada vez más extendido por una alimentación saludable. Y es que, como hemos aprendido en los últimos años, los 'azucarados', con 'sabores' o 'trozos de fruta' pueden encerrar mucho más azúcar del recomendable.
Por el contrario, opciones como la gama '+Proteínas' de Hacendado, el yogur griego natural o la crema de yogur griego Tsatsiki ofrecen alternativas para enriquecer la dieta con una variedad de lácteos que ofrecen múltiples opciones gastronómicas. Al mismo tiempo, conservan sus propiedades nutricionales y funcionales, siendo la más importante el efecto probiótico que ayuda a mantener una flora intestinal -o microbiota- saludable, lo que redunda a su vez en una mejor salud general.
Puede suceder, sin embargo, que estos formatos más clásicos no nos convengan y prefiramos tomar el yogur en formato líquido, ya sea como tentempié entre horas o por ejemplo después del deporte. Efectivamente, como en el caso del famoso kéfir, un yogur para beber puede ser tan saludable como uno cuajado. Pero a la hora de elegir uno, descubriremos que la mayoría contienen los mismos problemas señalados.
Así, un estudio publicado en la revista BMJ Open en 2018 demostró, tras realizar un exhaustivo análisis de los yogures comercializados en Reino Unido, que la mayoría contenía una cantidad excesiva de azúcares añadidos, y estaban por encima del límite de 5 gramos por cada 100 de producto que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para este edulcorante.
Por el contrario, un yogur líquido libre de azúcares añadidos y bajo en calorías se puede considerar una incorporación adecuada a nuestra alimentación. Con esto en mente, Mercadona lanza su nuevo 'Yogur líquido desnatado Frutos Silvestres', elaborado con leche desnatada producida en España y sin más azúcares que los contenidos de forma orgánica en la lactosa. Esto supone 3,6 gramos por cada 100 de producto, lo que encontraríamos en un yogur natural sin aditivos.
La principal diferencia entre un yogur líquido y el cuajado es su manipulación una vez se haya producido la coagulación de la leche "por fermentación láctica mediante la acción de Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Streptococcus thermophilus" según marca la norma. Tal y cómo explicaba la revista Consumer, el yogur normal se incuba y enfría en el mismo envase. En cambio, el yogur líquido "se agita con suavidad durante 5 o 10 minutos, a 20 ºC, para que el coágulo se rompa y quede líquido, con textura bebible, antes de ser envasado".
El producto así obtenido es una buena fuente de calcio y probióticos, además de tener un contenido en proteínas -2,8 gramos por cada 100- interesante en relación con las escasas 30 kilocalorías que aporta por la misma ración. Por otro lado, esta bebida resultaría insípida al carecer de los ingredientes más palatables, la nata y el azúcar. Para compensar, incorpora un 4,2% de pulpa de frutos silvestres: fresa, arándanos, mora y frambuesa.
Por lo demás, y como hemos visto, el yogur como materia prima no tendría que contener muchos más ingredientes que la leche, los fermentos lácticos y opcionalmente leche en polvo o nata para mejorar la textura y el sabor. Si atendemos a la etiqueta del yogur líquido desnatado, sin embargo, veremos que se extiende considerablemente más allá de la pulpa de frutas con varios aditivos como edulcorante no calóricos y conservantes.
Lo ideal desde un punto de vista nutricional sería que, si queremos tomar yogur líquido, nos lo preparemos nosotros mismos ahora que sabemos que basta con batir uno natural y añadirle frutas. Pero si optamos por el nuevo de Hacendado, su perfil nutricional permite incluirlo en la categoría de 'procesados saludables' que podemos tomar sin reparos.