Té verde, rojo, negro o matcha… las variedades de esta infusión milenaria, de las que ya hemos hablado en EL ESPAÑOL, son populares entre sus amantes en España. Sin embargo, existen otras más desconocidad para el gran público. Es el caso del té oolong, también conocido como té azul, aunque en realidad su color puede oscilar entre desde el amarillo al verde. El elemento en común de todas es que provienen de la planta Camellia sinensis.
El té oolong representa solo el 2% del consumo de esta bebida en todo el mundo, y se concentra sobre todo en China y Taiwán, donde tomar el té supone una parte indisociable de la vida social. La principal diferencia con el resto deriva de la forma en que se recolecta y se procesa, ya que está parcialmente fermentado. Este proceso se obtiene exponiendo al sol las hojas cosechadas. En función del grado de oxidación, guardará más similitud con el té verde o el té negro.
Además, las diferentes variedades también pueden diferir en cantidades y tipos de antioxidantes. El té verde es alto en una clase conocida como catequinas. Los antioxidantes presentes en el té negro son las teaflavinas y las tearubiginas. El té oolong se encuentra en una posición intermedia con respecto a las cantidades de antioxidantes y su contenido en cafeína es similar al del té verde, con entre 10 y 60 miligramos por taza, una cantidad bastante inferior a la del café.
Con todo esto, y pesar de las reducidas cifras sobre su consumo en comparación con otras variedades, lo cierto es que esta variedad de té puede proporcionar interesantes beneficios para nuestra salud. Sus propiedades son muchas y su consumo puede ser, en la mayoría de los casos, muy recomendable.
¿Y los beneficios?
Como hemos apuntado antes, el té oolong se puede relacionar con la salud cardiovascular. En esta línea, una investigación desarrollada en China apunta que esta bebida ayuda a reducir los niveles de colesterol, asociados con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, incluso en mayor medida que otras variedades.
Otro beneficio se relaciona con su efecto en la pérdida de peso. Así lo apunta un estudio en ratones en los que recibieron extracto de té oolong mientras se alimentaban con una dieta alta en grasas y azúcar. Estos desarrollaron menos grasa abdominal que los ratones con la misma dieta que no recibieron el extracto de té. Unos resultados que concuerdan con otra investigación, esta vez en humanos, en el que se estudió su efecto en personas con sobrepeso, quienes tuvieron más facilidad para perder peso.
Una buena salud dental es otro de los efectos de consumir té oolong. La causa la encontramos en su contenido en fluoruro, un elemento que a menudo se agrega al agua potable, la pasta de dientes y el enjuague bucal para ayudar a prevenir las caries dentales.
Las hojas de té contienen flúor de forma natural, por lo que beber té oolong podría ayudar a prevenir las caries. Eso sí, hay que tener cuidado en algunos casos, ya que un exceso podría ser dañino. Se considera que beber menos de 1 litro de té oolong por día es seguro para la mayoría de los adultos.
Por último, pero no por ello menos importante, tenemos sus efectos en la prevención del cáncer. Investigadores en Taiwán han examinado su relación con el cáncer de cabeza y cuello o de garganta. Algunos resultados fueron prometedores, apuntando a un potencial efecto protector gracias a su elevado aporte de antioxidantes.
Un último apunte: es importante no confundir este té azul con otra bebida a la que se le da el mismo. Nos referimos al que en inglés se le conoce como butterfly pea flower tea. En este caso, no se trata realmente de una bebida obtenida del té, sino más bien de una tisana elaborada a partir de los pétalos de la flor Clitoria ternatea, que son las que le confieren su tono azulado.