Muchas personas en España piensan que el tomate es una verdura o que los cacahuetes son frutos secos, pero están equivocados. El primero es una fruta y el segundo, una legumbre. En cualquier caso, estos dos alimentos son muy saludables y deberíamos tenerlos más presentes en nuestra dieta diaria, sean lo que sean. Eso sí, estos dos no son los únicos que pueden llevarnos a error: es el caso del coco que, en realidad, no es una fruta.
El coco siempre ha encajado mal en el grupo de las frutas. Mientras que estos alimentos vegetales se suelen caracterizar por tener un bajo número de kilocalorías, el coco tiene nada menos que 373 kilocalorías por cada 100 gramos. Esto se debe a que, después del agua, las grasas son su nutriente más abundante; las frutas, en cambio, destacan por contener hidratos de carbono. Las frutas grasientas son raras y la más conocida es el aguacate.
Pero entonces, ¿qué es un coco? Aunque todavía el debate sobre su clasificación sigue abierto, hay quien lo considera el fruto seco más grande que existe. La razón para meterlo en este grupo es, básicamente, que hay que romper su cáscara para acceder a la parte comestible. Vamos, como sucede con las nueces, los pistachos, las almendras… La parte blanca del coco, la que nos comemos es, en realidad, la semilla del fruto.
¿Un fruto seco?
La Fundación Española del Corazón (FEC) recoge en su página web que los frutos secos son aquellos que tienen menos de un 50% de agua en su composición, que destacan por su contenido de proteínas y de grasas y tienen pocos carbohidratos. Además, son ricos en fibra y en minerales. En este sentido, el coco contiene un 46,6% de agua, según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), un 36% de grasas, sólo un 3,6% de hidratos de carbono, una buena cantidad de fibra y minerales como el hierro, el potasio y el selenio.
Si bien estos aspectos coinciden con la definición del fruto seco, hay que puntualizar que el coco apenas tiene proteínas —solamente un 3,2%, cuando los frutos secos tienen entre un 10% y un 30%— y que sus grasas son mayoritariamente saturadas —al contrario que las de los frutos secos, que tienen más ácidos grasos insaturados—. Además, aunque tiene una gran cantidad de calorías, los frutos secos tienen más y llegan incluso a superar las 600 kilocalorías por cada 100 gramos.
Sin duda, los valores nutricionales del coco son muy diferentes a los de las frutas que más consumimos, como los cítricos o las peras o manzanas. De todas formas, todavía hay quien mantiene que el coco es una fruta, más concretamente, una drupa. Estos tipos de frutos se caracterizan por su cuerpo carnoso que envuelve un hueso leñoso, los melocotones o las aceitunas son, por ejemplo, drupas. Es decir, se trata de una clasificación que engloba muchos alimentos gastronómicamente diferentes.
¿O una fruta?
Los cocos también son una drupa muy peculiar. Si la parte comestible de los melocotones, las cerezas y las aceitunas es el mesocarpio o zona exterior, esta parte en el coco es leñosa y no se consume. De hecho, cuando encontramos cocos en el supermercado esta parte se ha retirado. El endocarpio, que sería la dura capa superficial del hueso de estas frutas, en el coco es la capa fibrosa marrón que envuelve su parte comestible blanca que es, en realidad, la semilla del coco.
Otras de las razones por las que algunos expertos rechazan que el coco sea un fruto seco es porque tener alergia a este alimento es relativamente raro. Mientras que las proteínas de los frutos secos suelen generar alergia a algunas personas, los cocos tienen poca proteína y la mayoría de personas alérgicas a los frutos secos pueden tomarlos. De todas formas, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos recoge al coco como un tipo de alérgeno de los frutos secos de árbol.
En conclusión, el coco es un alimento difícil de clasificar: si nos atenemos a la botánica, se trata de un tipo peculiar de drupa de la cual nos comemos la semilla; si nos fijamos en el uso gastronómico que le damos, se considera una fruta; y, por último, sus nutrientes se encuentran más cerca de los frutos secos que de la fruta. En cualquier caso, el coco es un alimento vegetal saludable y lo importante es consumirlo más habitualmente. Eso sí, sin abusar de él porque contiene muchas kilocalorías y grasas saturadas.