Los suplementos dietéticos "naturales" han aumentado exponencialmente sus ventas durante los últimos años, más si cabe en relación a la actual pandemia de la Covid-19: no son pocos los que prometen reducir el riesgo de contagio o incluso mejorar los síntomas, sin una clara evidencia científica tras de sí.

Por otro lado, cabe destacar que los suplementos dietéticos que buscan mejorar la salud sexual o promover la pérdida de peso siguen siendo los que más ventas acumulan. Y, si bien algunos parecen funcionar, sus beneficios esconderían una trampa: muchos de ellos están contaminados con fármacos reales no declarados.

Esa es la conclusión a la que ha llegado un reciente estudio publicado en el Journal of Clinical Pharmacology, a cargo de C. Michael White, de la Universidad de ConnecticutY es que, tras una evaluación de la base de datos de productos fraudulentos en salud de la FDA de los Estados Unidos, White encontró 1.068 productos comercializados como suplementos dietéticos entre 2007 y 2021 que, en realidad, contenían ingredientes de fármacos activos que requieren receta, o incluso sustancias activas farmacológicas que se consideran demasiado peligrosas para ser usadas en personas.

Un timo

Entre los suplementos dietéticos contaminados, el 54% se comercializaban para la disfunción sexual, y el 35% para la pérdida de peso. De hecho, hace unos años ya hablamos sobre un caso de estas características en EL ESPAÑOL: un suplemento dietético comercializado como Viagra "natural", que en realidad contenía el ingrediente activo de la Viagra real. Cabe destacar que todos estos productos de la mencionada base de datos de la FDA se retiraron en el momento de su detección, pero otros suplementos contaminados pueden haber ocupado su lugar.

Actualmente, al menos en los Estados Unidos, el 58% de la población adulta usa suplementos dietéticos de algún tipo. Y según encuestas recientes del Consejo para la Nutrición Responsable, los consumidores del país norteamericano tienen un nivel de confianza moderado en la calidad y seguridad de estas sustancias.

Pero este estudio sugeriría que dicha confianza sería claramente excesiva, ya que no son pocos los suplementos dietéticos que, en realidad, lo que contienen son fármacos reales camuflados con otro etiquetado.

Algunas de los fármacos activos que encontró White son la sibutramina, detectada en suplementos dietéticos para perder peso, y la cual fue retirada del mercado en 2010 por parte de la FDA tras demostrarse que aumentaba el riesgo de sufrir un infarto de corazón o un ictus cerebral. Por su parte, está la fenolftaleína, también detectada en suplementos dietéticos para perder peso, y la cual fue retirada del mercado en 1999 por parte de la FDA por falta de seguridad y efectividad; se trataba de un producto laxante peligroso, que se asoció con daños en el ADN y aumento de riesgo de cáncer.

Por su parte, otras sustancias activas detectadas en suplementos dietéticos serían fármacos reales y seguros, pero los cuales requieren receta médica para su consumo. Algunos ejemplos serían el sildenafilo y tadalafilo, comercializados como Viagra y Cialis. Cabe destacar que su seguridad depende del paciente que los consume, y de que no se produzcan efectos adversos conocidos como pérdida de visión o priapismo, que es una erección dolorosa y prolongada del pene más allá de lo deseable; estos fármacos están contraindicados en personas con antecedentes de enfermedad cardíaca, por lo que no pueden ser recetados a cualquier paciente.

Precaución

Así mismo, White destaca el hecho de encontrar casos frecuentes en los que se combinó más de un ingrediente activo de fármacos contra la disfunción eréctil en formas cuya seguridad jamás se ha estudiado previamente.

Por otro lado, el investigador también recuerda que uno de los principales problemas de que existan fármacos activos camuflados como suplementos es su potencial interacción farmacológica grave. Si una persona ya está tomando otros fármacos y, a su vez, toma suplementos dietéticos que en realidad también son fármacos, la combinación puede ser fatal. Un ejemplo son los mencionados fármacos para la disfunción eréctil, los cuales combinados con fármacos para la tensión arterial o para problemas prostáticos pueden dar lugar a graves descensos de la tensión que incluso pueden hacer peligrar la vida.

Otro de los fármacos que contaminaban los suplementos dietéticos fue la flibanserina, la cual se receta como ingrediente activo en el medicamento Addyi, con el objetivo de tratar la disfunción sexual femenina. El ingrediente es generalmente seguro, siempre que no se consuma alcohol, dado que la combinación puede desencadenar un grave descenso de la tensión arterial.

Todas estas interacciones son conocidas, y los farmacéuticos suelen verificarlas cuando dispensan los productos. Sin embargo, si los ingredientes están ocultos en los suplementos dietéticos, es imposible evitar interacciones no deseadas.

Para terminar, White sugiere que los fabricantes de suplementos dietéticos no colaboran con la FDA, y no proporcionan pruebas de buenas prácticas de fabricación: se venden más de 29.000 suplementos dietéticos en los Estados Unidos, y la FDA solo puede lograr la retirada de alguno de estos tras demostrar que no es seguro, y no antes de su comercialización, como sí ocurre con los fármacos activos. Además, el proceso de evaluación de los suplementos por parte de la agencia carece de fondos suficientes.

De momento la FDA sí posee una base de datos de productos de fraude de salud, con el objetivo de informar y alterar a los consumidores de la presencia de contaminantes en determinados suplementos dietéticos, y mientras intenta la retirada total de los productos en cuestión.

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