Este es el 'súper marisco' oculto del Mediterráneo: saludable y con menos calorías que el langostino
Aunque tiene un aspecto similar al camarón, algunas de sus características morfológicas y su sabor permiten distinguirlos claramente.
17 mayo, 2022 03:39Noticias relacionadas
Hay dos momentos en España en los que solemos disfrutar del marisco con mayor intensidad. El primero corresponde las navidades, en compañía de amigos y familiares. El segundo se relaciona con el calor, los días de asueto en las zonas de costa y su gastronomía. Y entre la gran variedad, de la gamba al bogavante, encontramos un pequeño crustáceo de poco más de cinco centímetros y desconocido para muchos.
Quizás por su tamaño no es tan popular como otros, pero para otros tantos es un auténtico manjar. Hablamos de la quisquilla, un alimento que tiene en Motril y la Costa Tropical de Granada uno de sus puntos de referencia. En realidad es una especie bastante adaptable y presente en muchos otros lugares más allá del mar Mediterráneo, como el Atlántico Norte, el Pacífico o el Índico.
Por lo general, la quisquilla prefiere habitar en suelos rocosos, donde se puede esconder con relativa facilidad del ataque de otras especies que la incluyen en su dieta. Para capturarla, la más común es la pesca de arrastre. Si tiene suerte y no es devorada por otros animales o atrapada por el ser humano, la quisquilla puede vivir hasta dieciocho meses.
En no pocas ocasiones, se confunde la quisquilla con el camarón. Sin embargo, son dos especies diferentes con características que las distinguen de forma clara. Por ejemplo, el camarón tiene una cabeza, triangular y afilada, mientras que la cabeza de la quisquilla es rectangular o casi cuadrada. El color también es otra pista, ya que, una vez cocido, el camarón adquiere un tono rojizo mucho más intenso.
Desde un punto de vista gastronómico, destaca por un sabor dulce y sutil. Pero más allá de esto, lo cierto es que reúne unos valores nutricionales que la convierten en un alimento muy interesante. Puede consumirse cruda o frita con piel, no solo porque su pequeño tamaño puede dificultar el pelado, sino porque esta carcasa es muy fina.
Minerales y muy pocas calorías
Una de sus principales cualidades, y de las más valoradas, es que aporta pocas calorías, unas 75 por cada 100 gramos de producto. Es equivalente a las gambas, y menos que los langostinos. A esto se le añade que contiene 17,6 gramos de proteínas, 1,50 gramos de carbohidratos y minerales como el yodo, el calcio y el fósforo. No destaca por la presencia de vitaminas, de las cuales la única con un cierto peso es la vitamina B12.
Pero, sin duda, el elemento más presente en la quisquilla es el agua, que ocupa hasta el 85% del total de su peso. La única pega, una cantidad relativamente alta de colesterol, por lo que no es recomendable para las personas que tengan que cuidar ese aspecto.
Entre los beneficios que puede aportarnos la quisquilla, los más destacables son los relacionados con el yodo, al que el ser humano solo puede acceder a través de la alimentación, aunque son pocos los que lo contienen. Tal y como hemos explicado en EL ESPAÑOL, las cantidades necesarias de yodo varían a lo largo de la vida, y es tan negativo el exceso como la carencia.
En la infancia, se recomienda una cantidad diaria de 0,1 miligramos de yodo, mientras que en adolescentes y adultos, lo adecuado es incrementarla hasta los 0,15 miligramos. Su consumo es especialmente importante durante el embarazo y la lactancia, etapas en las que lo recomendable es consumir 0,25 gramos diarios.
Ingiriendo estas cantidades, facilitaremos a la glándula tiroides desarrollar sus funciones. También cumple un papel importante en las funciones propias de los músculos, el sistema nervioso, el crecimiento y la reproducción y la formación de células sanguíneas. Además, su deficiencia puede causar bocio en niños e hipotiroidismo en adultos, así como otras alteraciones del crecimiento.
Del calcio, podemos señalar que se trata de un nutriente fundamental, ya que es imprescindible para mantener nuestros huesos y dientes en buen estado. Por si esto fuera poco, también es necesario para facilitar una buena comunicación entre el cerebro y otras partes del cuerpo, de modo que, entre otras cosas, es vital en el movimiento muscular y la función cardiovascular.
Por último, tenemos que destacar el fósforo. Al igual que el calcio, es importante en la salud de ósea y dental, pero también en la formación de proteínas o de moléculas implicadas en la obtención de energía celular. Aunque no suele ser muy común, ya que está presente en bastantes alimentos, la deficiencia de fósforo es causa de hipofosfatemia, un trastorno que puede generar una fuerte sensación de cansancio, debilidad y dolor muscular y en articulaciones.