El doctor Antonio M. Moreno García, experto de la Fundación Española de Patología Digestiva (FEAD) y especialista Aparato Digestivo del Hospital Universitario Jerez de la Frontera (Cádiz), advierte de que existen unas situaciones ante las que debemos estar atentos y consultar con un médico para que evalúe nuestra salud intestinal.
"Debemos observar la frecuencia con la que acudimos al baño y las características de las heces. Si atendemos a la frecuencia con la que defecamos, en los países occidentales se considera un ritmo intestinal normal el que oscila entre las tres deposiciones al día como máximo, y las 3 deposiciones a la semana como mínimo", explica a Europa Press.
Hay que observar si existen cambios en la frecuencia con la que se defeca y en las características de las heces. Como datos generales, se debe consultar si hay cambios no puntuales en la frecuencia con la que se defeca.
- Si presenta un aumento del número de deposiciones o de diarrea, con o sin sangre en las heces, que puede hacer que nos levantemos durante la noche, y que pueda ir asociado pérdida de peso.
- Si presenta estreñimiento persistente que antes no existía, o se debe realizar un mayor esfuerzo para defecar. Atención si se asocia a pérdida de peso.
También si hay cambios en las características de las heces. Hay datos como:
- Tener las heces negras como el alquitrán y pegajosas, lo que podría indicar una hemorragia digestiva alta.
- Las heces rojas pueden indicar desde una situación leve, como es un problema hemorroidal, hasta otras más graves como una enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa), o una neoplasia de colon.
- Las heces pastosas, que flotan y como con gotitas oleosas en el agua, pueden significar un caso de maldigestión de alimentos, como es la insuficiencia pancreática exocrina que ocurre en las patologías tipo pancreatitis crónica. Otros cuadros de malabsorción son la intolerancia a la lactosa o la enfermedad celiaca.
- Las heces blancas, denominadas acólicas, normalmente cuando se acompañan de orina oscura (coluria), nos indica que estamos ante una patología que dificulta el drenaje de la bilis al intestino como es la coledocolitiasis (cálculos en el conducto de salida de la bilis al intestino), o bien ante un problema pancreático.
"Las alteraciones en el transito intestinal tanto como por exceso -diarrea- como por defecto -estreñimiento- nos pueden indicar que estemos ante un problema ligado a nuestro aparato digestivo". Así, una diarrea, sin sangre y con pérdida de peso, nos puede ayudar a diagnosticar un problema de hipertiroidismo.
"Por el contrario, un estreñimiento y ganancia de peso nos puede orientar a un hipotiroidismo. Algunos medicamentos empleados para el tratamiento de distintas patologías como las cardiacas, analgésicos o fármacos para la depresión, pueden alterar nuestro tránsito intestinal. Así, en un paciente que comience un tratamiento con analgésicos del tipo opiáceos (derivados de la morfina), como efecto secundario del mismo se puede manifestar un estreñimiento", agrega.
También están las patologías propias del aparato digestivo. Por ejemplo, un cuadro de diarrea sanguinolenta que se va alargando en el tiempo nos puede estar indicando el desarrollo de una enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa), o el desarrollo de un tumor en el colon. "Un cambio en el hábito intestinal con estreñimiento y pérdida de peso nos puede indicar también que estemos ante un tumor colónico", añade.
Pero mención especial a juicio de este experto merece el síndrome de intestino irritable o colon irritable. "Se define por la presencia de dolor abdominal recidivante, con periodos sintomáticos y otros sin síntomas, asociado a alteraciones en el ritmo intestinal, ocurriendo periodos de diarrea, de estreñimiento o ambos. Puede asociarse a una hinchazón y a distensión abdominal, en ausencia de enfermedad orgánica, infecciosa, metabólica o neurológica que afecte al aparato digestivo".
Es más, destaca que se trata de una patología muy prevalente, y se estima que podría estar en torno al 10-15% de la población. "En un estudio español, que analizaba la proporción de consultas por Síndrome de Intestino Irritable sobre el total de asistencias realizadas en un grupo de 500 gastroenterólogos, estas suponían entre un 25-50% de todas las consultas", afirma.
Cómo mejorar el tránsito intestinal
En último lugar, el miembro de la FEAD enumera una serie de hábitos que pueden ayudarnos en nuestro día a día para mejorar nuestro tránsito intestinal:
1. Realizar actividad física adaptada a nuestras capacidades. El deporte no solo mejora el sistema cardiovascular, si no que mejora la motilidad de nuestro tubo digestivo, favoreciendo nuestro tránsito intestinal.
2. Mantener una buena hidratación y consumir alimentos ricos en fibra como son la fruta, la verdura, y los alimentos integrales.
3. Evitar el exceso de sal y el consumo de alimentos ultraprocesados.
4. No reprimir el deseo de defecar. Si tenemos ganas de ir al baño y la situación lo permite es aconsejable hacerlo.
5. Evitar el consumo de alcohol y de tabaco, ya que entre otros muchos efectos nocivos sobre nuestro organismo interfieren en la motilidad intestinal y dificultándola.