Es un medicamento tan utilizado que creemos saberlo todo de él y, sin embargo, no deja de darnos sorpresas. Un grupo de investigadores de la Universidad de Yale han hallado un posible nuevo mecanismo por el cual el ibuprofeno actúa en nuestro cuerpo, lo que abre la posibilidad de nuevos tratamientos en enfermedades que hasta ahora se escapaban de su radio de acción.
Hasta ahora se sabía que el grupo de fármacos al que pertenece, los antiinflamatorios no esteroideos (conocidos como AINE), ejerce su acción al impedir la síntesis de las prostaglandinas, sustancias relacionadas con la respuesta inflamatoria del cuerpo, al inhibir las enzimas de la ciclooxigenasa, conocidas como COX.
Sin embargo, este mecanismo no explicaba los diferentes efectos que tenían los AINE más allá de la inflamación. Y es que algunos de ellos pueden influir sobre algunos aspectos del cuerpo de formas completamente opuestas.
Por ejemplo, los hay que previenen la enfermedad cardiovascular pero otros aumentan su riesgo. Algo parecido pasa con la incidencia del cáncer colorrectal y el asma. Por eso, los médicos desaconsejan el 'ibuprofeno para todo', prefiriendo que el paciente consulte su dolencia y se le recete el medicamento más adecuado.
Una proteína, muchas enfermedades
Los investigadores de Yale, liderados por Anna Eisenstein, analizaron en cultivos celulares humanos y de ratones el efecto de un tipo específico de AINE, aquellos inductores del factor de diferenciación de crecimiento 15 (GDF15) como la indometacina (que se utiliza para artritis y la gota) y el ibuprofeno, activaban una proteína llamada NRF2, que está relacionada con ciertos procesos metabólicos, de la respuesta inmune y la inflamación.
Aunque todavía no hay resultados de la investigación en humanos, los autores de este trabajo, publicado en la revista Immunity, confían en que la posibilidad de que este hallazgo tenga aplicaciones prácticas.
El equipo de Eisenstein está estudiando ahora los efectos dermatológicos de estos medicamentos, como las erupciones, la exacerbación de la urticaria y el empeoramiento de las alergicas. Aunque todavía no se ha demostrado la influencia de los AINE en los mecanismos en que NRF2 está implicado (desde el asma hasta el cáncer o la enfermedad de Alzheimer), Einstein se muestra optimista con la posibilidad.
"Que NRF2 haga tanto sugiere que los AINE pueden tener otros efectos, beneficiosos o adversos, que no hemos buscado todavía", explica, apuntando que, en adelante, podrá prescribirse este tipo de fármacos en función de si son o no activadores de NRF2 por su influencia en otras enfermedades.