Los riñones, ubicados detrás del hígado y el estómago, son los órganos encargados de depurar el organismo. Estos producen orina, a través de la cual se eliminan los desechos líquidos del organismo. Entre otras funciones, a través de la producción de distintas hormonas, controlan la presión arterial, mantienen los huesos fuertes y estimulan la médula ósea para que ésta produzca glóbulos rojos. Entre los dos, son capaces de filtrar media taza de sangre por minuto. Después, el líquido lleno de desechos que produce, se dirige a la vejiga a través de los uréteres.
Su importancia radica en su capacidad para eliminar desde múltiples toxinas hasta el ácido que producen las células del cuerpo, manteniendo así un equilibrio saludable de agua y sales minerales en la sangre. Sin ellos, nervios, músculos y otros tejidos no funcionarían con normalidad.
Por eso es muy importante cuidar la alimentación, ya que es clave para el correcto funcionamiento de los riñones. También lo es el ejercicio, puesto que a través de la transpiración se eliminan toxinas, desechos que los riñones no tendrán que procesar. Además, una hora de ejercicio al día es suficiente para mantener una vida saludable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
No obstante, volviendo a la alimentación, hay que señalar que está vinculada directamente con algunas de las patologías más comunes del tracto urinario, como los cálculos renales, y por eso es esencial saber qué alimentos nos pueden ayudar con nuestros riñones. A continuación, presentamos algunos de ellos.
Agua
El Instituto Nacional de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) indica que tomar suficiente líquido, sobre todo agua, es lo más importante para prevenir las piedras en los riñones. Excepto que se padezca insuficiencia renal, lo más aconsejable es tomar de seis a ocho vasos de agua al día, una cantidad suficiente como para tenerlos sanos y depurarlos.
Evita la sal
En cuanto la alimentación, el NIH señala que una dieta enfocada a la hipertensión puede reducir el riesgo de tener piedras en los riñones. La razón es que los riñones utilizan la ósmosis para sacar el exceso de agua en la sangre y este proceso requiere de un delicado equilibrio de potasio y sodio para transportar el agua hasta los mecanismos de filtrado. Al elevarse la cantidad de sodio en sangre con el consumo de sal, el equilibrio se rompe, reduciendo así la capacidad de los riñones para eliminar el agua.
Como resultado, la presión arterial aumenta debido al exceso de fluido. Este esfuerzo adicional, si es repetido en el tiempo, puede dañar estos órganos. Es entonces cuando los desechos tóxicos del cuerpo pueden empezar a acumularse. Si esta insuficiencia y la presión arterial no se tratan, puede producirse una insuficiencia renal. Los riñones dejarán de ser capaces de filtrar la sangre y el cuerpo lentamente se irá intoxicando con sus propios desechos.
Frutas y verduras
Los alimentos diuréticos como sandía, piña, melón, limón, apio, alcachofa, champiñones, calabacín, legumbres o albaricoque, son un buen complemento para ayudar a depurar los riñones y mantenerlos sanos. "La mayoría de frutas y verduras son diuréticas, ya que la mitad de su composición es agua", explica Concepción Martínez, nutricionista. Además, todos los alimentos que contengan fibra y potasio, ayudan a producir orina.
Arándanos
Los arándanos reducen las cantidades de calcio que se va acumulando en la vejiga, además tiene una función antiséptica, evitando la formación de bacterias en la vejiga. "Tomar arándanos en ayunas, por ejemplo para desayunar, es una rutina saludable que cuidará tus riñones y además te aportará otros beneficios gracias a sus propiedades antiinflamatorias", señala Martínez.
Además, al ser ricos en fibra, ayudan a combatir la hipertensión, mejorando el tránsito intestinal. Estos frutos contienen poderosos antioxidantes como los flavonoides, vinculados a la prevención de la degeneración macular ligada a la edad, además de otros nutrientes como los taninos, con efecto astringente.
Té e infusiones
Algunas infusiones, como la cola de caballo, previenen la retención de líquidos gracias a su efecto diurético, que además ayuda a depurar los riñones y eliminar toxinas.
Instituciones como la Fundación Española del Corazón las recomiendan para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre y sus propiedades han sido demostradas por varios estudios. Por ejemplo, una investigación de 2002 comprobó que las personas que habían sufrido un infarto y tomaban regularmente té reducían en un 44% las posibilidades de volver a padecer otro.