El tomillo, Thymus según su nombre científico, es una hierba mediterránea de la familia de la menta y se estima que existen alrededor de cuatrocientas subespecies diferentes. Entre ellas, encontramos el tomillo común, el tomillo limón o el tomillo español.
Aunque suele usarse como condimento para aromatizar y dar sabor a carnes, verduras, quesos y embutidos, también se puede consumir en forma de infusión. Además, también se puede utilizar para producir jabón, perfumes, jarabes o aceites esenciales, entre otros muchos productos cosméticos.
Su historia está ligada a la de las civilizaciones que han poblado la cuenca mediterránea desde hace milenos. En la época de los faraones, los antiguos egipcios lo usaban como líquido de embalsamamiento. Tiempo después, en la antigua Grecia, se usó como incienso en los templos y como complemento en los baños. Uno de los padres de la medicina, Hipócrates, lo recomendaba para las enfermedades y afecciones respiratorias.
Los romanos usaban el tomillo para dar sabor a quesos y bebidas alcohólicas, y lo introdujeron en las Islas Británicas cuando las conquistaron. Incluso durante la temida epidemia de peste negra que asoló Europa a mediados del siglo XIV, la gente lo usó convencida de que les protegería de la enfermedad.
Aunque algunas de las propiedades que se le atribuyen tradicionalmente a esta planta no cuentan con respaldo científico, lo cierto es que sí se sabe que su uso y consumo, en sus diferentes formas, puede ser beneficioso para nuestro organismo.
Así, contiene cantidades considerables de vitamina C, vitamina A, fibra, riboflavina, cobre, manganeso y calcio. En menor medida, encontraremos vitamina B6, folato, fósforo, potasio y zinc. Además, su versatilidad y característico sabor hace que lo podamos encontrar en muchas y muy diferentes recetas, como esta trucha marinada o estas zanahorias asadas.
Para respirar mejor
Desde la antigüedad, una de sus propiedades mejor valoradas ha sido la de ayudar con los problemas respiratorios comunes, tales como resfriados, tos o catarro. La infusión de tomillo tiene propiedades antitusivas y antiespasmódicas que alivian la irritación de las vías aéreas. Además, gracias a sus propiedades expectorantes, puede ayudar a expulsar el moco y las flemas.
Antiinflamatoria
El tomillo destaca por su alto contenido en polifenoles, una sustancia antioxidante que también posee efectos antiinflamatorios. Por eso, usar aceite esencial de tomillo en forma tópica puede ayudar a desinflamar zonas con golpes o heridas.
Pero no queda aquí, ya que otro de los beneficios del efecto antiinflamatorio del tomillo, en combinación con sus propiedades analgésicas, es su acción acción antidolorífica, motivo por el cual la infusión de esta planta puede ayudar a prevenir dolores menstruales.
Mejora la digestión
Precisamente por esas propiedades antiinflamatorias, además de carminativas, tomar infusión de tomillo es una buena forma de ayudar a nuestro cuerpo a combatir problemas digestivos como la hinchazón abdominal o los gases.
Antioxidante
Es otra de las propiedades que se deben a su contenido en polifenoles. Estos, además de antiinflamatorios, también son antioxidantes, lo que significa que retardan y combaten la oxidación de otras moléculas.
Esta es la causa de la producción de los radicales libres que son responsables del envejecimiento celular. Este, a su vez, puede ser causa de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y algunos tipos de cáncer.
Refuerza las defensas
Por último, aunque no por ello menos importante, no podemos dejar de hacer mención a la ayuda que el tomillo puede ofrecer al sistema inmunitario. El motivo es la cantidad de vitaminas y minerales que contiene, pero también en el timol, uno de los aceites esenciales que destaca por ser un eficaz desinfectante y fungicida.