Cuando llega el verano y el calor se adueña tanto del día como de la noche, la ropa larga sobra y sin querer, la mayor parte del cuerpo queda expuesta a un insecto cuya temporada de caza acaba de empezar, el mosquito. Es cierto que son muy molestos, pero a la vez son muy valiosos para los ecosistemas, además de polinizadores, en su fase larvaria filtran materia orgánica en el agua, excretando nitrógeno y nutrientes que alimentan a las plantas, pero también son capaces de arruinar unas vacaciones.
No tienen la mejor vista del reino animal, pero si un olfato digno de cualquier superhéroe, de hecho, se guían por este sentido a la hora de buscar su próxima víctima. Varias investigaciones señalan que el factor determinante y lo que tanto atrae a estos insectos es la cantidad de dióxido y el ácido láctico que exhalamos al respirar o al sudar. No les atraen las personas de sangre dulce, una afirmación errónea, sino que depende de la química de tu propio organismo y el olor del sudor que puede ser alterado por una solución tópica.
Existe mucho mito e información errónea sobre los alimentos que pueden influir de forma significativa sobre la bioquímica del cuerpo humano, una desinformación que se extiende a lo largo y ancho de internet, incluso se llega a usar como reclamo publicitario a la hora de vender todo tipo de repelentes de mosquitos. El asunto ha llegado tan lejos que existen diversos estudios que han intentado encontrar evidencias sobre esto sin mucho resultado.
Por ejemplo, en febrero de este mismo año, una investigación de la Universidad Nacional de Taiwán, publicada por la editorial Cambridge University Press, realizó una revisión exhaustiva de diversos estudios sobre la influencia de tomar alimentos con tiamina (B1) o ingerirla como complemento como repelente de insectos (no solo mosquitos). En resumen, la vitamina B1 no parece repeler ningún tipo de insecto, ni en humanos ni en animales. Dando igual la dosis o el tiempo que se prolongue la ingesta.
Sin embargo, como destaca el autor, Matan Shelomi, "algunos médicos todavía recetan tiamina oral como repelente y todavía se publican artículos de baja calidad con referencias insuficientes, que describen experimentos no controlados que prueban la tiamina parenteral como repelente". De hecho, desde 1985, etiquetar un producto oral a base de tiamina con propiedades repelentes se considera "etiquetado incorrecto" y una violación de la ley estadounidense según la Administración de Alimentos y Medicamentos.
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Su recomendación aún sigue estando extendida a pesar de no contar con evidencias suficientes, tanto que en 2008, un estudio sobre farmacéuticos suizos encontró que hasta el 20% aún recomendaba la vitamina B1 a los pacientes que viajaban a áreas endémicas de malaria.
El ajo parece ser la única arma natural
Sin embargo, sí existe un alimento cuya influencia sobre el olor del cuerpo humano es suficientemente fuerte como para poder repeler a los mosquitos. Se trata del ajo, de hecho existen diversos estudios sobre la capacidad del principio activo de este alimento, la alicina, como repelente, algunos publicados en ‘Nature’. Este compuesto se activa en el momento en el que el ajo se machaca o se pica y además de tener diferentes beneficios para la salud, también parece repeler algunas especies de mosquitos.
Según un estudio elaborado por investigadores del Centro de Investigación de Cítricos y Estación Experimental Agrícola de la Universidad de California, los principios activos del ajo son larvicidas naturales, incluso sobre larvas de mosquitos resistentes a los insecticidas como las del Aedes nigromaculis. Otras investigaciones han comprobado la efectividad del ajo sobre otras especies como la Culex quinquefasciatus o la Aedes aegypti que transmite el dengue o el zika.
Incluso existen evidencias de que la alicina disminuye la carga de parásitos en ratones con infecciones en etapa sanguínea y de que este compuesto podría utilizarse en fármacos útiles para la profilaxis y el tratamiento de la malaria. Por su parte, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria destaca que el principio activo del ajo puede ser utilizado para ahuyentar plagas que suelen ser depredadoras de muchos cultivos. Otras investigaciones han corroborado que los compuestos sulfatados que se encuentran en el ajo son capaces de repeler al mosquito causante de la fiebre amarilla. Todo apunta a que los mosquitos y los vampiros no solo tienen en común hábitos alimenticios, sino que también comparten enemigo, el ajo.