La hamburguesa es uno de los bocados más codiciados de la gastronomía mundial, no porque su precio sea desorbitado, sino porque en la mayoría de los casos supone una bomba de calorías que no debe ser habitual en una dieta saludable. Sin embargo, la percepción sobre la reina de la comida rápida ha cambiado en España, donde un 70% de la sociedad la considera ya un plato gourmet, según revela un estudio presentado por Unilever Food Solutions y la Federación Española de Hostelería (FEHR).
Una hamburguesa es un bocadillo hecho a base de carne picada aglutinada en forma de filete y cocinada a la parrilla o a la plancha, preferiblemente, aunque también se puede freír u hornearse. Se combina con un pan ligero y con añadidos vegetales a base de tomate, cebolla y lechuga, además de aliños a base de salsas como el ketchup y la mostaza, entre otros muchísimos toppings que se le pueden añadir y son los culpables del exceso calórico de un plato que tiene mucha más historia de la que pensamos.
De hecho, los patricios romanos ya se relamían con un tipo de hamburguesas que después se documentaron entre el legado de las tribus mongolas y turcas en el siglo XIV, quienes picaban tiras de carne del ganado de baja calidad para hacerlas comestibles. El plato cobró protagonismo en la Alemania del siglo XIX y, precisamente, de la ciudad de Hamburgo ―el puerto más grande de Europa en la época― le viene su nombre. Los alemanes que emigraron a Estados Unidos se llevarón allí la receta que se convirtió en un icono de la comida estadounidense en el siglo XX, cuando McDonald's en los años 40 y Burger King se encargaron de extenderla por todo el mundo.
¿Cuántas calorías tienen las hamburguesas?
Como decíamos, el aumento de calorías de una hamburguesa tiene que ver más con los añadidos y el acompañamiento que con la receta en sí. También la calidad de los ingredientes es importante en este punto. Por eso, la más saludable es la que uno se hace en casa con productos seleccionados y controlando las grasas y los azúcares añadidos. Es importante saber que podemos pasarnos con la cebolla, la lechuga, el tomate o los pepinillos, pero no con el ketchup y otras salsas, y que siempre será una opción más saludable y ligera si elegimos pan integral en vez de pan blanco.
Asimismo, debemos ser conscientes que acompañarla de un refresco y de patatas fritas tampoco es recomendable si queremos controlar nuestra dieta. De acuerdo con las estimaciones que han hecho Luis Alberto Zamora y Alberto Herrera en su libro Comer es fácil si sabes cómo (Planeta, 2021), la hamburguesa que más engorda es la que lleva bacon y queso, puesto que aporta unas 787 kilocalorías. Además, si a una doble cheeseburger le sumamos una porción considerable de patatas fritas y un refresco que no sea light, puede llegar a las 1.150 kilocalorías.
Entre las menos calóricas está el cuarto de libra de carne, con 668 kilocalorías; la hamburguesa doble de carne con 521 kilocalorías; la hamburguesa de pollo que suma 440 kilocalorías, y por último la hamburguesa básica, que únicamente se combina con queso, y aporta 305 kilocalorías. Con todo, su perfil nutricional tampoco las hace realmente atractivas para una dieta saludable y deberíamos dejarlas para ocasiones puntuales: aportan pocos nutrientes interesantes y la mayor parte de sus calorías provienen de azúcares y grasas saturadas, relacionadas con factores de riesgo cardiovascular.
¿Cuál es la hamburguesa más sana?
La hamburguesa más sana es la que podemos hacer en casa con ingredientes de calidad, empezando por la carne, que debe ser escogida es una carnicería de confianza y, a ser posible, picada por nosotros mismos. Desde Cocinillas recomiendan que sea una mezcla de aguja de ternera sin hueso en un 80-85% y el resto a base de panceta o papada de cerdo fresca, a la que podemos condimentar con sal, pimienta, perejil y aceite de oliva.
En cuanto al pan, nos recomiendan un bollo de panadería al gusto, tierno y consistente, aunque también puede ser casero. El queso debe ser fundente, que envuelva la pieza de carne pero sin demasiada grasa, como el cheddar, gouda, edam o havarti. Los añadidos vegetales pasan por un buen tomate de carne tersa y sabrosa, aros de cebolla cruda que se pueden encurtir en rato antes en agua con sal y azúcar para que pierdan ese sabor tan intenso, y lechuga fresca. Las salsas más habituales son el ketchup, la salsa barbacoa, mostaza o mayonesa, pero ya sabemos que no debemos abusar de ellas y escogerlas con un mínimo de garantías.
A partir de aquí, todos los añadidos clásicos como el bacon, los huevos a la plancha o el lomo no harán otra cosa que sumar calorías al conjunto. Elegidos los ingredientes, primero habrá que preparar la masa de la carne y hacer porciones del mismo tamaño, que pincelamos con aceite de oliva y pondremos en la plancha muy caliente. El tiempo de cocción dependerá del grosor y el punto que nos guste, pero para las de 2 centímetros es suficiente hacerlas tres minutos por cada lado sin marearlas dando vueltas. Una vez hecha la colocaremos en el pan junto a los alimentos acogidos para acompañar y ¡buen provecho!
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