El sobrepeso y la obesidad se han convertido en un problema de primer nivel en el mundo occidental. La dieta y el ejercicio fallan a menudo para lograr una pérdida de peso mantenida y a largo plazo, asociando el temido "efecto rebote", más común de lo que se suele pensar. Si bien es cierto que los cambios de estilo de vida son el pilar básico para lograr la pérdida de peso, no siempre son suficientes.
Recientemente se ha producido la aprobación de diversos fármacos que han tenido éxito en tratamientos para perder un porcentaje significativo de peso tras su aplicación. En muchos casos esta administración puede ser incluso semanal si se realiza en forma de fármaco inyectable. Sin embargo, su potencial para el tratamiento de la obesidad se ha considerado como secundario hasta ahora.
Ahora, las nuevas guías clínicas de la Sociedad Estadounidense de Gastroenterologia (AGA en sus siglas inglesas) han sido las primeras en recomendar el uso de fármacos en pacientes que necesitan perder peso, asociándolos siempre a cambios en el estilo de vida.
Los fármacos antiobesidad funcionan
La mayoría de los fármacos que han demostrado ayudar a perder peso no se inventaron inicialmente para tal fin. De hecho, algunos de ellos tenían como objetivo tratar y mejorar el control de la diabetes tipo 2. Con el tiempo, se ha descubierto que también ayudan a reducir de forma significativa el peso corporal, algo que a su vez también colabora en la mejoría de esta enfermedad metabólica.
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Uno de los más estudiados en los últimos años es la semaglutida, más conocida en España por sus nombres comerciales de Ozempic (en formato inyectable) o Rybelsus (en formato vía oral). Sin embargo, cabe puntualizar que en nuestro país este fármaco tiene como indicación el tratamiento de la diabetes tipo 2 y no la pérdida de peso como tal. España no lo ha aprobado con esa función, como sí se ha hecho tanto en Reino Unido como en Estados Unidos.
De hecho, en diversos estudios, la semaglutida ha demostrado poder tratar tanto la diabetes como la obesidad, pero tambien proteger frente a la diabetes en el caso de individuos con obesidad que no la sufran previamente. Para recibir la aprobación como tratamiento contra la obesidad, la semaglutida demostró llegar a una pérdida de hasta un 15% del peso de los pacientes con una intección semanal, aunque el adelgazamiento logrado habitualmente es del orden de un 10,8%.
De momento la semaglutida, que pertenece al grupo de los análogos GLP-1, no ha recibido la aprobación como fármaco anti-obesidad en España, pero otros fármacos de este grupo sí. Un ejemplo sería la liraglutida, conocida en su nombre comercial como Saxenda. Este otro análogo GLP-1 también se inició como tratamiento para la diabetes tipo 2, aunque en forma de inyectable diario. Ahora, en dosis de 3 mg, sí posee la aprobación como fármaco anti-obesidad en nuestro país. Pero eso no significa que esté financiado: llega a costar casi 300 euros mensuales.
Sin embargo, todos estos fármacos han empezado a escasear recientemente en nuestro país. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ha informado de que dos de estos fármacos análogos de GLP-1, dulaglutida (Trulicity en su marca comercial en España) y semaglutida, están en riesgo de falta de stock por su alta demanda. Y esto, recordemos, cuando su única indicación nacional actualmente es el tratamiento de la diabetes tipo 2.
El problema es que, a raíz de su popularización como 'píldoras para adelgazar', muchos profesionales los han empezado a recetar fuera de ficha técnica. Y, dado que esa no es su indicación, la industria farmacéutica no ha podido gestionar su stock adecuadamente.
De momento, eso sí, no todos los análogos de GLP-1 se han recomendado como fármacos anti-obesidad en las nuevas guías clínicas. Actualmente, los siguientes medicamentos serían los recomendados por la AGA, siempre combinados con cambios en el estilo de vida tanto a nivel nutricional como de actividad física:
- Semaglutida, llegando a un porcentaje de pérdida de peso del 10.8%.
- Fentermina-topiramato, llegando a un porcentaje de pérdida de peso del 8.5%.
- Liraglutida, llegando a un porcentaje de pérdida de peso del 4.8%.
- Naltrexona-bupropion, llegando a un porcentaje de pérdida de peso del 3%.
Según el autor de estas guías, Eduardo Grunvald de la Universidad de California en San Diego, estos fármacos tratan una enfermedad biológica y no un problema de estilo de vida. La obesidad, explica, es una enfermedad que a menudo no responde solo a cambios en el estilo de vida. El uso de fármacos sería una opción más, siempre y cuando el resto de opciones hayan fracasado.
Actualmente la prevalencia de obesidad en Estados Unidos ronda el 41.9%, con un aumento de más de un 10% en los últimos 20 años; en España, un 36% de los adultos padece sobrepeso y otro 17%, obesidad. Por este motivo, los autores de las nuevas guías explican que el tratamiento contra la obesidad debe cambiar, y tanto los profesionales sanitarios como los pacientes deben estar correctamente informados.