Los alimentos de la dieta mediterránea han gozado siempre de tener la etiqueta gastronómica de beneficiosos para la salud. De hecho, multitud de estudios constatan esta realidad, relacionando este tipo de alimentación con, incluso, efectos protectores de ciertos tipos de cánceres. El problema es que no todos los alimentos y bebidas etiquetadas como mediterráneas en el súper entrarían en esa categoría.
Al igual que ocurre con muchos alimentos etiquetados como veganos, pueden ser tan insanos y ultraprocesados como el resto que podemos encontrar en el supermercado.
En concreto, un estudio elaborado por las investigadoras Mireia Montaña, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC); y Mònika Jiménez, profesora del Departamento de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), revela que la mayoría de los productos alimentarios y bebidas publicitados bajo este concepto no están incluidos en la pirámide nutricional de la dieta mediterránea.
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Utilizar en el campo semántico la palabra 'mediterráneo' ya forma parte de otra estrategia de marketing más, por lo que diversas marcas han decidido incorporar este denominativo. Para la investigación realizada por Montaña y Jiménez se analizaron un total de 1.219 anuncios de alimentos de 103 productos y 541 anuncios de bebidas de 109 productos, entre 2011 y 2020, que aparecieron en la publicidad de distintos medios de comunicación de España.
Un porcentaje mínimo
Los resultados demostraron que sólo el 13,59% de los productos que llevaban en su etiqueta como reclamo la palabra 'mediterráneo' tenían un valor nutricional alto, según su valor Nutri-Score. En cuanto al resto, el 13,59% tenía un valor nutricional muy bajo y un 29,13%, bajo. Mientras, un 25,27% obtuvo un valor nutricional medio y un 19,42 % tenía un valor nutricional medio-alto.
El problema es que, según la legislación española aplicada a la publicidad, no es estrictamente publicidad engañosa. Aunque esta ley data de los años ochenta y tiene grandes imprecisiones. "Mirando en los ingredientes, algunos sí están amparados por el concepto de dieta mediterránea, pero el resto no, por lo que no sería correcto otorgar esa etiqueta al producto final, el cual, curiosamente y por lo general, nunca suele ser saludable", señala José Gallardo, dietista-nutricionista.
Si por algo se caracteriza la dieta mediterránea es por ser un tipo de alimentación en la que predominan los vegetales y las grasas de calidad. Es decir, legumbres, verduras y fruta como alimentos habituales y aceites como el de oliva.
Entre los productos que no son saludables y no deberían de ser considerados como parte de una dieta mediterránea se encuentran salsas como el tomate frito o la césar o comidas ya precocinadas, como pastas carbonaras para el microondas y sopas.
En el caso de las bebidas estudiadas, sobresale el hecho de que prácticamente el 89% eran bebidas alcohólicas. Los que han utilizado el campo semántico de 'Mediterráneo' han sido especialmente vino (47,71%), cerveza (16,57%) y ginebra (12,84%)
Más educación nutricional
"De nada sirve que uno de los ingredientes pertenezca a la dieta mediterránea si el resto no. Por ejemplo, aunque lleve legumbres o cítricos, si el alimento tiene una proporción grande de grasas saturadas y/o de sodio, dejaría de ser saludable", sentencia Gallardo.
Esta justo es la clave de los beneficios asociados a la dieta mediterránea, el de prevenir e incluso combatir la obesidad, una enfermedad que ya es considerada pandemia por la OMS. "Al consumidor le queda mucho que aprender. Necesitamos en España más educación nutricional, no se trata sólo de mirar los ingredientes, sino de entenderlos", puntualiza Gallardo.