Pequeñas, arrugadas, completamente verdes y con un olor nada agradable. Las coles de Bruselas no son precisamente las verduras más consumidas en España, pero nuestra animadversión hacia ellas debería cambiar cuando antes si tenemos en cuenta los nutrientes que nos aportan y las recomendaciones específicas que formulan desde la Universidad de Harvard. Con más vitamina C que las naranjas, aportan además poderosos antioxidantes y algunos de sus compuestos ayudan a inhibir las células cancerígenas.
El nombre de esta especie de col está tomado de la capital de Bélgica, puesto que se cree que fue allí donde se popularizó su consumo. De hecho, aparecen descripciones del cultivo a inicios del siglo XIX en las cercanías de la ciudad, donde se le bautizaba ya como Cheoux de Bruxelles. Los investigadores Federico Bernuzzi y Maria Traka, del Quadram Institute del Reino Unido, han publicado un artículo reciente sobre los beneficios de una verdura que para los británicos es imprescindible en las guarniciones de sus cenas de Navidad.
[Para qué sirve la vitamina C (y para qué no)]
De la misma familia de crucíferas o brasicáceas a la que pertenecen el resto de coles, la coliflor y el brócoli, las coles de Bruselas tienen una gran cantidad de fibra que, según los investigadores, "es buena para mantener felices a las bacterias en el intestino". Aportan también minerales esenciales como el potasio y el calcio, que velan por la salud de los músculos y los huesos, además de vitaminas K y C para blindar el sistema inmunológico y mantener huesos saludables.
Una bomba de antioxidantes
De hecho, afirman Bernuzzi y Traka que las coles de Bruselas crudas tienen más vitamina C de la que pueden aportarnos las naranjas. Incluso cocidas, que pierden nutrientes, nos estarían aportando la misma cantidad de esta vitamina que una naranja cruda o en zumo. Siguiendo en la línea de los antioxidantes, esta verdura es rica en una amplia gama de sustancias químicas naturales, como carotenoides y polifenoles, además de los glucosinolatos, que contienen azufre y son los responsables de su peculiar olor.
[10 tratamientos con vitamina C para conseguir luminosidad en el rostro]
Todos ellos se han estudiado como potentes antioxidantes que pueden promover la salud al prevenir el daño celular. De hecho, consumir verduras como las coles de Bruselas y otras de su familia se asocia con un riesgo reducido de desarrollar una amplia gama de cánceres y aunque la investigación continúa, los expertos aconsejan no consumir menos de cinco porciones de estos alimentos a la semana.
Estos compuestos sulfurosos amargos forman parte del sofisticado sistema de defensa de las coles contra los herbívoros que se conoce como complejo glucosinolato-mirosinasa o bomba de aceite de mostaza. Se encargan de evitar que los insectos las piquen, por ejemplo, pero también atraen a otros para permitir la polinización. Hay unas 200 sustancias diferentes que se encargan de esta tarea en las brasicáceas.
Las coles de Bruselas gozan de una fama por encima de la media y prueba de ello es que la profesora Teresa Fung, adjunta del Departamento de Nutrición de Harvard, las ha introducido en la lista de los cinco alimentos que deberíamos consumir a diario. Destaca beneficios como el refuerzo del sistema inmunitario, la reducción del cansancio y la mejora de la visión. Asimismo, reitera la importancia de sus antioxidantes que previenen el daño celular y de minerales que fortalecen huesos y músculos.
Cómo comer coles de Bruselas
Valora también que su contenido en fibra ayuda a regular el tránsito intestinal y que los glucosinolatos ayudan a inhibir la proliferación de células cancerígenas, especialmente las que derivan en cáncer de mama, ovario, estómago, vejiga o colon. Fung considera que las coles de Bruselas, con un alto porcentaje de agua, son grandes aliadas de las dietas de reducción de peso y su consumo está recomendado para mujeres embarazas o que estén buscando un embarazado por su aporte de ácido fólico.
[La 'superverdura' que tiene cuatro veces más vitamina C que la naranja]
Para aprovechar al máximo sus nutrientes, se aconseja que las coles de Bruselas se consuman en temporada, como el resto de frutas y verduras. En su caso, estaríamos hablando de los meses comprendidos entre octubre y abril, pero se pueden encontrar todo el año frescas y congeladas. Hay que tener en cuenta que no debemos cocinarlas durante mucho tiempo, porque habrá también una pérdida de propiedades por el calor, y lo más interesante es que conserven su crujido.
Bernuzzi y Traka nos recomiendan que nos animemos a freírlas en tiras con un poco de aceite de oliva en una sartén, añadiendo una pizca de ajo y especias. La alternativa es cocinarlas al vapor o en el microondas, incluso nos preguntan por qué no probamos a comerlas crudas cortándolas en trozos pequeños y agregándolas a una ensalada. Todo será no dejarnos vencer por los prejuicios y tenerlas en cuenta la próxima vez que vayamos al mercado.
[Este es el desconocido beneficio de la vitamina C que puede mejorar tu calidad de vida]