Si alguna vez preguntas a un neurólogo por los alimentos que debes tomar para mantener tu cerebro en plena forma, te dirá que lo que es bueno para el corazón lo es también para ese órgano. En este sentido, una de las mejores dietas por las que podemos optar es la mediterránea: ahora bien, aunque pensemos que España y este tipo de alimentación son inseparables, lo cierto es que nos estamos alejando de él. Los ultraprocesados también se han colado en los hogares de nuestro país y ahora son difíciles de desterrar.
¿En qué consiste la dieta mediterránea auténtica? Básicamente, en que la mayoría de nuestra ingesta esté formada por vegetales, cocinar con aceite de oliva, tomar cereales integrales y elegir proteínas saludables, como el pescado, las legumbres o los huevos. Si seguimos esta alimentación, el aporte de los nutrientes fundamentales para la salud está completo. Cumplir con estas recomendaciones de ingesta es importante para no exponernos a los problemas que conllevan los déficits de algunos componentes.
Para el cerebro puede ser especialmente dañino no contar con los niveles necesarios de fósforo, un mineral que también se asocia a la salud de los huesos. De hecho, la hipofosfatemia —como se conoce a los niveles bajos de este mineral— puede tener como síntomas el cansancio, la sensación de debilidad y el dolor en músculos y articulaciones. Se calcula que las personas adultas de ambos sexos deben tomar cada día 700 miligramos de esta sustancia que, normalmente, se ha asociado a los alimentos de origen animal.
Vegetales con fósforo
Concretamente, el fósforo se ha asociado siempre con el consumo de pescado y, en especial, con el de sardinas. Por esta razón, tu abuela siempre te decía que tenías que tomar estos pescados para estudiar y poder memorizar con más facilidad. Eso sí, si bien consumir la cantidad recomendada de fósforo ayuda a que el cerebro funcione de manera correcta, hacer un sobreconsumo de ella no nos aportará un plus de memoria a la capacidad que ya tengamos. Es decir, no merece la pena hincharse en época de exámenes.
Las sardinas se consideran una fuente muy importante de fósforo porque en 100 gramos de peso existen 475 miligramos de fósforo. Sin embargo, existen alimentos de origen vegetal que también contienen una cantidad muy significativa de este mineral y, entre ellos, destaca la avena. Este cereal ideal para tomar en el desayuno supera la cantidad de fósforo que aportan las sardinas: según este artículo de EL ESPAÑOL, 100 gramos de avena contienen 523 miligramos de fósforo.
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No sólo por esto destaca la avena entre el resto de cereales, también es conocida por ser la que más proteínas contiene: hasta el 12% de su composición está compuesto por este nutriente. Por eso, es uno de los cereales más populares entre las personas que realizan ejercicio físico y se suele tomar como desayuno porque combina bien con alimentos como la leche, las bebidas vegetales o la fruta. Pero, además, consumirlo por la mañana es ideal por la cantidad de energía que aporta: unas 390 kilocalorías por cada 100 gramos.
Cuida el corazón
Este cereal es uno de esos alimentos de los que hablan los neurólogos: que sienta bien al corazón y, por tanto, también al cerebro. Aparte de su contenido en fósforo, la avena cuenta con un nutriente muy beneficioso para nuestra salud: la fibra. Normalmente, los beneficios de la fibra se asocian al tránsito intestinal o a una mejores digestiones y, aunque es cierto, también reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La avena, en concreto, contiene betaglucano, un tipo de fibra vinculada con varios beneficios sobre la salud.
Principalmente, se dice que esta sustancia reduce el colesterol malo o lipoproteína de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés); el exceso de esa sustancia en el torrente sanguíneo —lo que se llama hipercolesterolemia— es uno de los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular. Además, los alimentos con fibra consiguen retener en el intestino el exceso de azúcares y de grasas que consumimos, evitando que se absorban. Gracias a este mecanismo también disminuye el riesgo cardiovascular y de diabetes.
"También estimula la actividad del páncreas y ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre. Sus avenacósidos fortalecen la musculatura y numerosos estudios la señalan como una buena aliada para prevenir algunos tipos de cáncer como el de colón o el de próstata. Además, equilibra el sistema nervioso y es buena para relajarse y evitar el agotamiento mental. El cereal es conocido también por su efecto beneficioso protegiendo y calmando el sistema digestivo", señala este artículo de EL ESPAÑOL.