Sobre los riesgos de enamorarse se ha escrito mucha poesía, pero estas piezas —ojo, sin intención de desmerecerlas— suelen olvidarse uno muy importante: salir con una persona puede provocar un severo aumento de peso. Es muy posible que ya hayas escuchado esta advertencia de la boca de personas casadas y que lo han vivido en sus propias carnes. Pues bien, están en lo cierto. La ganancia de peso en el inicio de una relación romántica es un tema sobre el que se ha investigado en muchas ocasiones, incluso en España.
Si vas a celebrar este 14 de febrero con una cena romántica, no serás el único. Sin duda, la actividad estrella de las citas es, precisamente, comer: en un restaurante, en un cine o en la casa de alguno de los enamorados. Se trata de una buena manera de tener conversaciones para conocerse mejor el uno al otro, pero deberían venir con una advertencia: ¡atención, la cena de San Valentín que está a punto de ingerir puede dar comienzo a un aumento de unos 8 kilogramos de peso en el próximo año!
Esa es la conclusión a la que llegó la empresa norteamericana de OnePoll tras preguntar a un total de 2.000 personas que mantenían relaciones sentimentales. Croquetamente, tres de cada cuatro entrevistados afirmaron haber ganado peso desde que habían conocido a sus parejas: de media, habían engordado algo más de 16 kilogramos, la mitad de ellos durante el primer año. Los hombres resultaron ser más propensos que las mujeres a engordar durante el primer año: siete de cada diez hombres confesaron haber aumentado su peso en ese tiempo frente al 45% de las mujeres.
Las citas de España
En España, existe una encuesta similar que fue realizada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) junto a la empresa XLS medical. Según este trabajo, hasta el 81% de los encuestados reconocieron que su peso corporal se veía afectado por las relaciones de pareja y, al igual que en el experimento norteamericano, la mayor subida de peso se produjo en la primera etapa de la relación. Los autores del estudio anotaron un aumento de 5,5 kilogramos desde la fase de enamoramiento hasta la de estabilización de la pareja.
Además, los encuestados reconocían que hacían más deporte de lo habitual e intentaban hacer dieta saludable al iniciar una relación, pero esto cambia cuando la relación se estabiliza y, de hecho, aumenta el porcentaje de personas que admite comer entre horas. Los participantes en este estudio afirmaron que padecer obesidad o sobrepeso afecta mucho a la búsqueda de pareja, bastante cuando se empieza una relación, pero desciende cuando ya se ha consolidado. Los encuestados volvieron a considerarlo un aspecto muy importante cuando se produce una ruptura.
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Pero, ¿por qué razón se produce este aumento de peso? "Cuanto tienes pareja, ya está todo el pescado vendido, no sé si me entiendes. Ya hay un compromiso y nos aceptamos, así que se acabaron las florituras. No digo que esto pase siempre, pero suele pasar. Al no querer buscar una estética definida, acabamos empeorando algunos hábitos como comer peor o hacer menos ejercicio", explica el dietista-nutricionista Pablo Zumaquero en su libro El lunes ya empiezo la dieta (Planeta, 2022).
Los kilos se contagian
Es decir, que nos deja de preocupar tanto nuestro aspecto físico porque ya hemos ligado y no ponemos tantos límites a la comida insana que más nos gusta. Pero, además, también tienen la culpa los planes que hacemos y, especialmente, dos: el primero de ello son las cenas en restaurantes —donde no nos privamos ni de postres ni de bebidas alcohólicas como maridaje— y el segundo, el típico plan de peli y mantita en el que no pueden faltar la comida a domicilio o los productos de picoteo poco saludables.
Estas explicaciones pueden parecer humorísticas, pero cobran sentido si tenemos en cuenta que algunas investigaciones han calificado a la obesidad como contagiosa. Así lo expresan los autores de este estudio publicado en JAMA Pediatrics: en este trabajo, los investigadores observaron a familias que viven en bases militares, donde la gente convive de una manera más obligatoria. "Los hallazgos sugieren que los miembros de una familia de militares tenían una mayor tendencia a tener un IMC más elevado si se asignaban a bases militares de zonas con elevados niveles de obesidad", explica este artículo de EL ESPAÑOL.
De todas formas, no todo son catástrofes tras las primeras citas: los estudios y los nutricionistas que hablan de este fenómeno también explican que el fenómeno puede darse al contrario. Es decir, si las dos personas de la pareja se ponen de acuerdo en cuidarse juntos puede ser más fácil realizar este objetivo. Ahora bien, Zumaquero advierte que "es tremendamente difícil querer comer bien y convivir con alguien que come mal. [...] Cuanto en casa una persona quiere tener buenos hábitos y la otra no, se ve irremediablemente arrastrada hacia los malos".