Los estudios que desaconsejan el consumo de bebidas alcohólicas incluso en cantidades moderadas se acumulan en los últimos años. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llegado a afirmar que ninguna cantidad de alcohol debería considerarse como saludable. Esto solo se sostenía de forma categórica hasta ahora para determinadas etapas de la vida, como la infancia o el embarazo.
Efectivamente, el consumo alcohólico durante la gestación debería ser equivalente a cero, pero es un consejo que sigue sin escucharse en muchos casos. Ahora, un nuevo estudio publicado en Human Reproduction añadiría un perjuicio más a la larga lista: una sola copa de vino a la semana durante el embarazo basta para alterar los rasgos faciales de un niño, y también sus habilidades cognitivas.
En este caso un grupo de investigadores holandeses analizaron 200 rasgos en los rostros de 5.600 niños de edad escolar mediante imágenes 3D y un algoritmo de aprendizaje profundo ('Deep learning'). Así, encontraron diferencias entre los rasgos faciales de los niños cuyas madres bebieron alcohol durante el embarazo, e incluso en los hijos de aquellas que bebían inmediatamente antes de quedarse embarazadas aunque se abstuviesen después.
[¿Qué significa exactamente 'beber con moderación'?]
Según sus resultados, bastan tan solo 12 gramos de alcohol a la semana -el equivalente a una bebida estándar, una copa de vino por ejemplo- para provocar alteraciones permanentes en la cara de los niños. Además, se pudo averiguar que la mayoría de las madres que bebieron durante el embarazo también lo hacía en los tres meses previos a la concepción.
La exposición prenatal al alcohol se asoció con barbillas más prominentes en comparación a los niños de madres que no bebieron nada durante el embarazo. También se pudieron determinar como rasgos significativos una nariz más corta y ligeramente hacia arriba, y una leve regresión de la zona por debajo de los ojos.
A mayor cantidad de alcohol consumido durante el embarazo, más prominentes se volvían los cambios faciales de los niños. Por suerte, estos rasgos parecían debilitarse con la edad, siendo los cambios faciales en el grupo de 13 años menos prominentes que en el grupo de 9 años, por ejemplo.
"Nuestro estudio sugiere que las mujeres que están embarazadas o quieren quedar embarazadas próximamente deberían dejar de consumir alcohol varios meses antes de la concepción, y dejarlo completamente durante el embarazo para evitar resultados adversos sobre la salud de su descendencia", explican los investigadores responsables del estudio.
El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, un síndrome neonatal secundario al consumo excesivo de alcohol durante el embarazo, ha sido un mal conocido durante siglos: se asocian cambios en la cara, el comportamiento y las habilidades cognitivas de los bebés nacidos de mujeres que sufren de alcoholismo. Pero este nuevo estudio subraya que incluso pequeñas cantidades de alcohol ya provocan perjuicios.
"La exposición de un niño al alcohol antes del nacimiento puede tener efectos adversos significativos en su salud y, si una madre bebe regularmente en grandes cantidades, puede producirse un trastorno del espectro alcohólico fetal, que se refleja en las caras de los niños", apuntan los autores.
En estos casos más graves, los bebés tienden a poseer un labio superior muy delgado, piel aplanada entre la nariz y el labio superior, ojos pequeños y nariz respingona. Asocian problemas de concentración y memoria, y fallos a nivel de aprendizaje y socialización.
Ya en estudios previos se comprobó que menos de 70 gramos de alcohol por semana durante el embarazo puede producir alteraciones craneofaciales en los bebés, y este nuevo estudio sería el primero en observar que niveles tan bajos como 12 gramos por semana ya serían perjudiciales. Por ello, recordemos que ninguna cantidad de alcohol es saludable ni segura durante el embarazo, y que es recomendable para las mujeres que quieren ser madres dejarlo meses antes.