Los análogos de GLP-1 son un tipo de medicamentos pensados para tratar la diabetes, pero que en los últimos meses están adquiriendo popularidad por ser muy efectivos para la pérdida de peso. La familia de este grupo de fármacos es bastante amplia: en ella se encuentran la liraglutida, la dulaglutida, la semaglutida o la tirzepatida, pero en España sólo está indicada la liraglutida en dosis de tres miligramos para tratar la obesidad. Y, a pesar de que el resto sólo debe usarse para la diabetes, las farmacias han registrado un aumento exponencial de su demanda.
El lado más oscuro de este aumento de demandas es que el suministro para las personas con diabetes puede verse comprometido. Eso es lo que pasó en el pasado mes de octubre, cuando la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) advirtió que existían problemas de suministro de Trulicity y Ozempic —dulaglutida y semaglutida, respectivamente— derivados del aumento de su popularidad. Ozempic es, sin duda, la marca más conocida de entre los análogos de GLP-1 usados para la pérdida de peso.
Ahora bien, la fama de Ozempic podría estar sólo despegando: algunos profesionales han apuntado a que esta medicación no sólo ayuda a sus pacientes a perder peso, sino también a reducir su consumo de bebidas alcohólicas. Los usuarios de este medicamento sostienen que ya no les apetece beber o que no lo disfrutan tanto. "Es realmente algo que he oído decir a muchos de mis pacientes, habitualmente de manera positiva", explica Robert Gabbay, jefe científico de la Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), en este artículo de The New York Times.
Directo al cerebro
El rechazo hacia las bebidas alcohólicas aparece tan pronto como los pacientes empiezan el tratamiento. Ahora bien, se habían registrado casos similares: algunos consumidores de análogos de GLP-1 habían manifestado que algunos de sus alimentos favoritos ya no les hacían tanta gracia o, directamente, les disgustaban. Aunque no se sabe muy bien por qué pasa esto, algunos expertos creen que tiene que ver con el mecanismo por el que estos fármacos facilitan la pérdida de peso: le dicen al cuerpo que ya está saciado.
"Pertenecen a la familia de las incretinas, que son moléculas que genera el intestino en respuesta a la ingesta, advierten de que estas comiendo a varios sistemas: al páncreas le avisa de que debe generar insulina para contrarrestar la entrada de hidratos de carbono y al cerebro, que active la sensación de saciedad y desaparezca el apetito", explica este artículo de EL ESPAÑOL. Es decir, que las personas con obesidad pierden peso corporal porque esta medicación provoca que quien la toma tenga menos hambre, se sientan llenos.
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Vamos, que de la misma manera que los análogos de GLP-1 crean sensación de saciedad y se han relacionado con el rechazo a alimentos, también este mecanismo podría ser el responsable de que las personas pierdan el deseo de beber alcohol, según se expone en el artículo de The New York Times. De todas formas, los científicos todavía no lo saben a ciencia cierta y es necesario realizar más investigaciones en este sentido. Si bien existen estudios sobre el consumo de alcohol y la toma de análogos de GLP-1, la mayoría se han realizado en animales.
Frenar el alcoholismo
"Ratas, ratones y monos que han recibido análogos de GLP-1 han mostrado un consumo menor de alcohol han demostrado consumir menos alcohol y exhibir menos deseo por él que aquellos a los que no se les ha dado medicación", explica The New York Times. Si bien lo que se observa en los estudios en modelos animales no siempre se traslada a los humanos, los científicos consideran que hay que tenerlos en cuenta cuando coinciden con las anécdotas que han expresado los pacientes.
Sobre Ozempic y su capacidad para reducir el consumo de alcohol existe un artículo científico escrito que se realizó en Dinamarca. Este estudio incluyó a cerca de 130 personas y examinó si los que recibieron el compuesto, junto a una terapia cognitivo conductual, bebieron menos que aquellos que recibieron un placebo y terapia. "Los dos grupos redujeron su consumo de alcohol, pero los pacientes diagnosticados con obesidad que estaban tratados con estos análogos de GLP-1 y con terapia redujeron drásticamente la cantidad de alcohol, comparado con aquellos que recibieron placebo y terapia", explican en el periódico estadounidense.
Además, los científicos observaron escáneres del cerebro de algunos participantes para ver qué pasaba cuando veían alcohol: las personas tratadas con análogos de GLP-1 mostraban una menor iluminación de las áreas del cerebro relacionadas con las adicciones. Aunque los científicos explican que todavía queda mucho por investigar, estos primeros resultados han generado mucho interés en ellos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen tres millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,3% de todas las muertes.