Los cafeteros están de enhorabuena: un nuevo estudio confirma los efectos beneficiosos de la cafeína para prevenir la obesidad y la diabetes. Según la Asociación Española del Café (AECafé), en España bebemos cada día 65,5 millones de tazas de café, de las que solo un 20% son descafeinadas. De todas ellas, 46,5 millones las consumimos en nuestros hogares, mientras que las restantes las repartimos entre hoteles, restaurantes y cafeterías. Según el último informe del Ministerio de Consumo, cada español toma el equivalente a 1,94 kilos de granos de café e infusiones al año.
El estudio que nos ocupa, publicado en BMJ Medicine, sugiere que un nivel alto de cafeína en la sangre podría reducir la cantidad de grasa corporal y el riesgo de padecer diabetes tipo 2. Se trata de un hallazgo determinante a la hora de explorar el papel de las bebidas cafeinadas para reducir los riesgos de estas dos enfermedades, abriendo la posibilidad de establecer líneas de investigación en torno a la alimentación de los diabéticos.
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Hasta la fecha, las investigaciones publicadas incidían en que beber de tres a cinco tazas diarias de café se asociaba con un menor riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. Cada ración contendría así de 70 a 150 miligramos de cafeína. No obstante, la mayoría de la evidencia estaba centrada en la observación de estudios sin poder establecer de forma fiable las causas y los efectos.
Efectos sobre la grasa corporal
Para superar esta dificultad, los investigadores utilizaron la aleatorización mendeliana. Se trata de un método que se sirve de la variación medida en genes con función conocida para examinar el efecto causal que un factor de riesgo modificable tiene sobre una enfermedad en estudios observacionales. Así, lo han empleado para averiguar qué efectos producen los niveles más altos de cafeína en la sangre sobre la grasa corporal y los riesgos a largo plazo de la diabetes tipo 2.
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También se midió su efecto sobre las principales enfermedades cardiovasculares: de arterias coronarias, el accidente cerebrovascular, la insuficiencia cardíaca o la fibrilación auricular. Para ello, observaron el papel de dos variantes genéticas comunes de los genes CYP1A2 y AHR en casi 10.000 personas, con predominancia de ascendencia europea, que participaron en seis estudios de larga duración. Se trata de dos genes que están asociados con la velocidad de la metabolización de la cafeína por parte del organismo.
Las personas que portan variables genéticas asociadas con una metabolización más lenta de la cafeína beben menos café en promedio. Sin embargo, tienen niveles más altos de cafeína en sangre que las personas que la metabolizan rápidamente para alcanzar o retener sus efectos estimulantes. Los resultados del análisis mostraron que los valores más altos de cafeína en sangre se asociaron con un menor Índice de Masa Corporal (IMC) y menos riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
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El estudio empleó también la aleatorización mendeliana para explorar más a fondo si los posibles efectos de la cafeína sobre el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 se verían impulsados por la pérdida de peso o no. Los hallazgos demostraron que ese adelgazamiento retroalimentó casi la mitad (43%) de los efectos en la prevención de la enfermedad. No obstante, no surgieron asociaciones fuertes entre la predisposición genética a las enfermedades cardiovasculares y los niveles de cafeína.
Gasta 100 calorías al día
Admitiendo los investigadores varias limitaciones a sus hallazgos, incluyendo el uso de solo dos variantes genéticas y la inclusión de personas de ascendencia europea, concluyen que la cafeína acelera el metabolismo, aumenta la quema de grasa y reduce el apetito. Recomiendan una ingesta diaria de 100 miligramos y estiman que aumenta un gasto de energía de unas 100 calorías diarias, por lo que podría reducir el riesgo de desarrollar obesidad.
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"Nuestro descubrimiento en base a la aleatorización mendeliana sugiere que la cafeína podría, al menos en parte, explicar la asociación inversa entre el consumo de café y el riesgo de diabetes tipo 2", concluyen los investigadores. Según apuntan, estarían justificados los ensayos controlados y aleatorios para evaluar "si las bebidas no calóricas que contienen cafeína podrían desempeñar un papel fundamental reduciendo el riesgo de obesidad y del tipo de diabetes asociada".
"Los resultados apoyarían el conocido efecto protector del consumo moderado de café sobre el riesgo de padecer y morir por las principales enfermedades no-transmisibles (cáncer, cardiovascular, diabetes), evidenciado también en estudios españoles", valora Jesús Vioque, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, director de la Unidad de Epidemiología de la Nutrición de la Universidad Miguel Hernández, en declaraciones a SMC. "Sin embargo, no queda claro qué proporción se debe al consumo de café o al de otros alimentos como el chocolate o las bebidas azucaradas con cafeína que también contienen otros nutrientes poco saludables".