El cáncer de próstata fue uno de los tumores más diagnosticados en el mundo el pasado año y sigue siendo una gran preocupación para médicos y ciudadanos. Se estima que afectará a 29.002 personas en España durante este 2023, según los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Afortunadamente, no es uno de los tumores más mortales porque se propaga con más lentitud y los sistemas de detección precoz son eficaces. En países con ingresos medios y altos, menos de un 10% de los casos se encuentran en fase metastásica.
Entre los factores de riesgo para desarrollar cáncer de próstata está la edad -es poco común que sean menores de 40 años-, la raza -menos común entre hombres de ascendencia europea-, antecedentes familiares, cambios genéticos, tabaquismo, obesidad e infecciones de transmisión sexual, entre otros. En todo caso, la alimentación se considera un método eficaz de prevención. Ahora se ha dado un paso adelante, constatando que aquellos que comen alimentos ricos en licopeno y selenio de forma regular tienen una próstata más saludable.
La investigación, realizada por un equipo científico de la Universidad de Australia del Sur, concluye que hacer dieta con estos alimentos seleccionados ayuda a prevenir este cáncer y a acelerar la recuperación entre los hombres que se someten a radioterapia para la enfermedad. Sus conclusiones las han plasmado en sendos estudios publicados en la revista Cancers, donde se resalta la importancia de una dieta al estilo mediterráneo o asiático, que incluya frutas y verduras en cantidad.
Antioxidantes y antiinflamatorios
Los investigadores compararon las concentraciones plasmáticas de micronutrientes de pacientes con cáncer de próstata con un grupo de control sano. Los que enfermaron tenían niveles bajos de luteína, licopeno, alfacaroteno y selenio, así como niveles altos de hierro, azufre y calcio. El aumento del daño en el ADN después de la exposición a la radiación de la radioterapia también se asoció con bajos niveles de minerales y el carotenoide antioxidante en el plasma sanguíneo.
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Los hombres con concentraciones plasmáticas inferiores a 0,25 microgramos por mililitro de licopeno o inferiores a 120 microgramos de selenio tienen un mayor riesgo de cáncer de próstata y es probable que sean más sensibles a los efectos dañinos de la radiación. El selenio, apuntan, es "un mineral esencial y tiene propiedades antioxidantes", siendo probable que "el aumento del estrés oxidativo debido a la generación de especies reactivas al oxígeno aumente los efectos adversos después del tratamiento radioterápico y quimioterápico de la enfermedad".
Resaltan que "la suplementación con selenio en la dieta puede proteger tejidos sanos" en base a los datos de 15 estudios donde se muestran "resultados alentadores que proporcionan evidencia de una asociación de niveles altos de selenio en sangre con un riesgo reducido de cáncer de próstata agresivo". Por su parte, el licopeno "desempeña un papel protector importante en la prevención", inhibiendo el estrés oxidativo, la apoptosis (muerte celular) y la inflamación.
"Los niveles de licopeno en sangre están inversamente asociados con los riesgos de enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico y cáncer, incluido el de próstata", recuerdan en el estudio. "La administración de licopeno a pacientes con este tipo de cáncer recién diagnosticados, durante tres semanas dos veces cada semana, redujo el riesgo de enfermedad y el crecimiento de las células cancerígenas". Así, los hombres con adenocarcinoma de próstata que consumieron 30 miligramos diarios de salsa de tomate mejoraron sus marcadores.
Dos tipos de alimentos
Además de los tomates, otros alimentos ricos en licopeno son los melones, las papayas, uvas, melocotones, sandías y arándanos. Por su parte, destacan por su contenido en selenio las carnes blancas, el pescado, el marisco, los huevos y las nueces. El coautor del estudio, Permal Deo, afirma que una alimentación rica de forma natural en estos dos nutrientes es más aconsejable que la suplementación, porque sus beneficios son más limitados. "Nuestra recomendación es adoptar una dieta mediterránea con ayuda de un dietista porque cada persona absorbe los nutrientes de diferente manera", observa.
Parte de la motivación del estudio reside en que las deficiencias nutricionales asociadas al cáncer de próstata continúan siendo en gran parte desconocidas a pesar de ser una de las enfermedades más comunes. "Existe una fuerte evidencia de que tener sobrepeso y ser alto aumenta el riesgo de cáncer de próstata, como también las dietas ricas en productos lácteos y bajas en vitamina E, pero la evidencia es menos clara", concluye el Dr. Deo.