España tiene un problema con el pan. No lo decimos nosotros, sino algunos de los más prestigiosos especialistas en Nutrición y en Medicina Preventiva como Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de la Universidad de Navarra y uno de los autores del mayor estudio hecho en Europa sobre la dieta mediterránea. "El pan blanco es un gran problema en la alimentación en España porque la población adulta mayoritariamente tiene sobrepeso u obesidad. El pan blanco es almidón y nosotros convertimos el almidón rápidamente en glucosa", denunciaba en una entrevista a EL ESPAÑOL.
Por esta razón, médicos y nutricionistas recomiendan ir sustituyendo el pan blanco en algunas de nuestras comidas en las que es habitual —en las tostadas del desayuno, por ejemplo— por otros alimentos que tienen un valor nutritivo mucho mayor y ofrecen mayores beneficios para nuestro organismo. Es el caso de los cacahuetes, cuyo poder nutritivo está cada vez más lejos de toda duda, o de los garbanzos, un alimento que también han recomendado los expertos en numerosas ocasiones para la primera comida del día. "Tomar garbanzos para desayunar debería ser algo normal", han reclamado algunos nutricionistas en este diario.
Un estudio realizado por la Universidad de Barcelona y publicado en la revista Antioxidants acaba de dar un nuevo espaldarazo a esta legumbre (siempre que se tome sin sal) y a la crema que se hace con ella. Según este trabajo, dirigido por la catedrática de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, Rosa M. Lamuela, aquellas personas que incluyen una porción diaria de productos de cacahuetes en su dieta habitual obtienen importantes mejoras en los marcadores vasculares relacionados con los efectos antitrombóticos y vasodilatadores.
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El trabajo de investigación, que acaba de ver la luz, contó con la participación de 63 jóvenes sanos, de entre 18 y 33 años. "Los participantes que consumieron cacahuete o crema de cacahuete también mostraron una mejora en los niveles de prostaciclina I2 y de la relación tromboxano A2-prostaciclina I2, unas moléculas de naturaleza lipídica (eicosanoides) que se consideran marcadores de salud vascular", explicó Lamuela durante la presentación del estudio.
El artículo refuerza la hipótesis sobre el efecto protector de los polifenoles, los principales antioxidantes y compuestos antiinflamatorios de la dieta, en enfermedades cardiovasculares en adultos, así como sus efectos antitrombóticos y vasodilatadores.
Cabe recordar que el perfil nutricional del cacahuete se asemeja sobremanera al de un fruto seco. Es decir, se trata de un alimento rico en ácidos grasos monoinsaturados, proteínas y fibra, que aporta una gran saciedad y que nos protege contra el sobrepeso. "Casi el 50% de su grasa es monoinsaturada, y el 29% poliinsaturada, siendo esta última -mayoritariamente- de la serie omega-6. Al aporte significativo de proteína (un 27%), se le suma el de fibra —también en cantidades considerables—", apuntan desde la Federación Española de Nutrición (FEN).
Frente a las propiedades de los cacahuetes en nuestra dieta encontramos el pan blanco que coloniza todas y cada una de nuestras comidas. ¿Por qué el pan blanco perjudica nuestra salud? Porque se elabora con harina refinada, que en su amplia mayoría está compuesta por almidón, un polisacárido que ha sido sometido a un proceso de fermentación y que nuestro cuerpo transforma rápidamente en azúcar. "Tomar pan blanco es como comer azúcar. De hecho, si lo tienes un poco de tiempo en la boca, comienza a saber dulce", explicaba Martínez-González en otro artículo de este periódico.
Así, son numerosos lo estudios científicos que han vinculado este alimento tradicional en la dieta española con un mayor sobrepeso y obesidad. Uno de los últimos y más importantes fue publicado en la revista BioMed Public Health y las conclusiones eran meridianamente claras: "El consumo de pan blanco (≥ 2 raciones/día) mostró una asociación directa significativa con el riesgo de sobrepeso/obesidad". No es el único trabajo científico en este sentido ni muchísimo menos.
Por esta razón, cada vez son más los expertos que se muestran partidarios de cambiar algunas de nuestras costumbres alimentarias más enraizadas e introducir nuevos alimentos en las comidas. Los cacahuetes, o los garbanzos, o las lentejas, a la vista de sus beneficios, pueden empezar a formar parte de nuestros desayunos porque, además, no engordan.