Los yogures son un alimento versátil y saludable que puede ser una excelente adición a nuestra dieta diaria. Sin embargo, con tantas opciones en el mercado, puede resultar abrumador saber cuáles son los mejores yogures para incluir en la alimentación diaria. Entre las diversas opciones disponibles, el yogur destaca como una excelente alternativa para comenzar el día con energía y obtener una serie de beneficios para la salud.
Este alimento es una fuente concentrada de nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para funcionar de manera óptima. Contiene proteínas de alta calidad, que son fundamentales para la reparación y construcción de tejidos, así como para el desarrollo muscular. Además, es rico en calcio, necesario para fortalecer los huesos y los dientes, y también proporciona una variedad de vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina B12, el zinc y el fósforo.
Uno de los mayores beneficios del yogur es su contenido de bacterias beneficiosas, conocidas como probióticos. Estos microorganismos vivos pueden mejorar la salud intestinal al equilibrar la flora bacteriana y promover un sistema digestivo saludable. Además, pueden ayudar a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la digestión, lo que contribuye a una mejor absorción de nutrientes y a una mayor sensación de bienestar general.
Saciante y nutritivo
"Desayunar yogur también puede ser una estrategia eficaz para controlar el peso y evitar los antojos durante el día", explica Arancha Sáez, nutricionista-dietista. La combinación de proteínas y grasas saludables en este alimento ayuda a mantenerse saciado por más tiempo, lo que reduce la necesidad de picar entre comidas y ayuda a controlar la ingesta calórica. Además, es relativamente bajo en calorías en comparación con otras opciones de desayuno, lo que lo convierte en una elección inteligente para aquellos que buscan mantener o perder peso.
Dentro de todas las opciones de yogures que hay, Sáez advierte que los de frutas no son las más saludables, ya que suelen contener azúcar. Mientras que los yogures griegos y naturales son considerados como opciones sanas para incluir todas las mañanas. Estos alimentos son versátiles y ligeros, lo que los convierte en una excelente opción para el desayuno, merienda o como postre.
De hecho, un estudio publicado en la revista médica BMJ Open salvaba de la quema a los yogures griegos por su mayor cantidad de proteínas y grasa, en comparación con el yogur normal. También tiene un menor volumen de lactosa y calcio. A diferencia del natural, el yogur griego es más cremoso y apetecible. Esta es la razón por la que esta variedad de yogur es rica en grasa: "En el proceso de elaboración se retira parte del agua y se añade nata, lo cual aumenta el aporte de grasa obviamente, pero no es algo negativo", explica la dietista-nutricionista responsable del centro Nutrición Dietética, Isabel Pérez.
Sin embargo, el yogur griego no sigue la regla 3-4-3, que indica que contiene un 3% de grasa, un 4% de azúcar (lactosa propia del yogur) y un 3% de proteína. Aunque los nutricionsitas recomiendan reservarlo para un consumo más puntual como, por ejemplo, en los momentos previos a la realización de ejercicio. Para la ingesta diaria, es preferible optar por el yogur natural.
Evitar los yogures de frutas
El yogur natural, aunque puede tener un ligero sabor dulce debido a la lactosa propia de este producto, no contiene azúcares añadidos. Además, se ha observado que genera una mayor sensación de saciedad, lo que puede ayudar a controlar el apetito durante más tiempo. Por otro lado, el yogur griego natural tiene propiedades similares al yogur natural, pero con un mayor contenido de grasa debido a la inclusión de nata, lo que implica un aporte calórico más elevado.
Lo cierto es que el consumo regular de yogur, especialmente el natural, se ha asociado con diversos efectos saludables, como la reducción del riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. A la hora de elegir un buen yogur, también es recomendable revisar la lista de ingredientes. Optando por las listas más sencillas y que contengan principalmente leche, fermentos lácticos y opcionalmente leche en polvo o nata.