Los espárragos son conocidos por su exquisito sabor y su versatilidad en la cocina, pero lo que quizás no se conozca tan ampliamente es su impacto beneficioso en la salud, especialmente en lo que respecta a la microbiota intestinal. Un estudio reciente ha arrojado luz sobre la relación entre el consumo de espárragos y la mejora de la salud intestinal a través de la promoción de prebióticos en la dieta.
Según la Asociación Científica Internacional para Probióticos y Prebióticos (ISAPP, por sus siglas en inglés), los prebióticos reconocidos incluyen fructanos tipo inulina (como la inulina, los fructo-oligosacáridos o FOS, y la oligofructosa) y GOS (galacto-oligosacáridos).
De esta forma se establece que se necesitan al menos 5 gramos al día de estos prebióticos para conferir un beneficio para la salud. Sin embargo, hasta ahora no había una base de datos que proporcionara el contenido de prebióticos de los alimentos según estos parámetros.
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El estudio se centró en determinar el contenido de prebióticos en los alimentos enumerados en la Base de Datos de Nutrientes y Componentes para Alimentos (FNDDS) de 2015-2016, además de identificar alimentos con alto contenido total de prebióticos y calcular las porciones que consiguen reunir 5 gramos de prebióticos.
De los 8.690 alimentos registrados en la FNDDS, se descubrió que el 36,7% de ellos contenía prebióticos. Más aún, algunos alimentos se destacaron por su notable contenido de prebióticos, y entre ellos se encontraban los espárragos. Con un contenido de 50 mg/g, ubicados así entre los 10 alimentos principales en esta categoría.
Mejores digestiones
Los prebióticos son alimentos (generalmente con alto contenido de fibra) que actúan como nutrientes para la microbiota humana. Esta es un tipo de fibra alimentaria no digerible que actúa como alimento para las bacterias beneficiosas en el intestino, conocidas como probióticos. Estas bacterias desempeñan un papel crucial en la salud digestiva y general del cuerpo. Al proporcionar prebióticos a través de la dieta, se crea un ambiente propicio para el crecimiento y la actividad de estas bacterias beneficiosas.
Los espárragos, al contener una cantidad significativa de este tipo de fibra y nutrientes, promueven el crecimiento y la actividad de probióticos en el intestino, lo que puede tener una serie de beneficios para la salud. Entre estos se incluyen una mejor digestión, un sistema inmunológico más fuerte y una mayor absorción de nutrientes.
En primer lugar, el consumo de espárragos mejora la digestión, ya que los prebióticos ayudan a mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino, lo que puede aliviar problemas digestivos como el estreñimiento. También fortalecen el sistema inmunológico. Un intestino saludable está estrechamente relacionado con un sistema inmunológico fuerte, por lo que al promover un ambiente intestinal beneficioso, los prebióticos pueden ayudar a fortalecer las defensas del cuerpo contra enfermedades.
Una microbiota intestinal equilibrada también es esencial para la absorción eficiente de nutrientes Es aquí donde los prebióticos pueden ayudar a mejorar la absorción de vitaminas y minerales esenciales. De igual modo, reducen la inflamación. Se ha demostrado que los prebióticos tienen propiedades antiinflamatorias, lo que puede ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo, un factor de riesgo en diversas enfermedades crónicas.
Algunos estudios señalan que un extracto purificado de raíces de espárragos podría considerarse como un extracto de fructanos con gran potencial. Su composición y características fisicoquímicas son similares a otras moléculas comerciales y muestran actividad prebiótica comprobada. Por tanto, los procedentes de los espárragos podrían utilizarse como sustituto de grasas en alimentos de temperatura media-baja (aliños para ensaladas, helados, rellenos de repostería, etc.) por su bajo contenido en azúcares y calorías.
De igual modo son bajo en calorías ya que con tan solo 28 kcal por cada 100 gramos y además cuentan con hasta un 92,5% de contenido en agua, por lo que te ayudarán a perder peso, fomentando la pérdida de líquido en el organismo. También tienen un reducido contenido en hidratos de carbono, con tan solo 4,3 gramos por cada 100 g.