El escaramujo, científicamente conocido como Rosa canina y perteneciente a la familia Rosaceae, es una planta silvestre que se encuentra en diversas regiones del mundo como Europa, Asia occidental y el noroeste de África. Se trata de un arbusto que también responde a nombres como rosal silvestre, rosal perruno, zarzarrosa y agavanzo. Tradicionalmente, se ha valorado por sus propiedades medicinales y su belleza ornamental.
Su aspecto se caracteriza por sus flores blancas o rosadas, dispuestas en racimos de una a cuatro unidades, y por sus frutos, que maduran a finales del verano o principios del otoño. Estos frutos, que reciben el mismo nombre, pueden consumirse de diferentes formas: directamente en crudo -siempre muy maduro-, elaborando mermeladas o en forma de infusiones.
El origen de la zarzarrosa se remonta, según algunas fuentes, a los antiguos persas, una civilización que la utilizó con propósitos terapéuticos y medicinales desde tiempos remotos. Se encuentran referencias en escritos del romano Plinio el Viejo y en manuscritos chinos, donde se documenta su empleo para tratar diversas dolencias, incluida la diarrea.
[El alimento venerado en España que tiene más antioxidantes que un puñado de frutos rojos]
Por su parte, los egipcios lo usaban para perfumería, una práctica que ha llegado hasta hoy, ya que actualmente es común su uso en el sector de los cosméticos y los perfumes. Como curiosidad, en algunos lugares de España, precisamente por esas propiedades astringentes, también se le conoce como ‘tapaculo’.
Si nos centramos en sus valores nutricionales de este fruto rojo, encontraremos que 100 g de este fruto rojo contienen 109 calorías, 22,9 g de carbohidratos, 1,9 g de proteínas, 0,7 g de grasas, 4 g de fibra, 8 mg de fósforo y 23 mg de potasio. Pero si por algo destaca es por su altísimo contenido en vitamina C, ya que puede alcanzar hasta treinta 30 veces la cantidad presente en frutas cítricas como naranjas o limones.
El poder de la vitamina C
La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es esencial para el funcionamiento saludable del cuerpo humano. Esta desempeña numerosos roles vitales en el cuerpo, incluida su función como antioxidante, que ayuda a proteger las células del daño causado por los radicales libres.
Además, es fundamental para la síntesis de colágeno, una proteína crucial para la salud de la piel, los huesos, los vasos sanguíneos y otras estructuras del cuerpo. Tanta es su importancia, que una deficiencia grave de ella puede conducir a problemas de salud como el escorbuto, una enfermedad caracterizada por sangrado de las encías, debilidad muscular y fatiga.
Y de otras vitaminas
Aunado a su contenido vitamínico, el escaramujo es una fuente rica en vitaminas A, D y E, cada una con sus propias funciones y beneficios para la salud. La vitamina A, por ejemplo, es esencial para la salud ocular, la regulación del sistema inmunitario y el mantenimiento de la piel y las mucosas en óptimas condiciones.
La vitamina D, por su parte, desempeña un papel crucial en la absorción de calcio y fósforo, contribuyendo a la salud ósea y al equilibrio hormonal. Y la vitamina E, reconocida por sus propiedades antioxidantes, protege a las células del daño oxidativo y contribuye a la salud cardiovascular y del sistema nervioso.
Un efecto antiinflamatorio
Los taninos y flavonoides antioxidantes presentes en el escaramujo desempeñan un papel esencial para mantener una buena salud y en el alivio de los síntomas de migrañas y mareos. Por un lado, los taninos, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, ayudan a reducir la inflamación y calmar los tejidos irritados, proporcionando alivio.
Por otro lado, los flavonoides poseen propiedades antimicrobianas que protegen contra infecciones que podrían desencadenar o empeorar estos síntomas. Además, mejoran la circulación sanguínea, lo que puede reducir la frecuencia e intensidad de las migrañas y mareos.