El campo europeo se ha levantado en armas. Pero como suele ser habitual a lo largo de la historia, la revolución ha vuelto a registrar su mayor peso Francia. Allí, los agricultores han decidido salir a la calle, o mejor dicho a las carreteras, para elevar diferentes protestas que han derivado en cortes de carreteras importantes y en un caos absoluto que se ha extendido a otros países como Grecia o Italia.
Estas protestas han llegado incluso hasta el Parlamento Europeo donde ya ha habido 'tractoradas' enfrente de sus puertas. Los agricultores protestan contra los recortes de la Política Agraria Común (PAC) de la UE, coincidiendo con la celebración del Consejo Europeo en el que se reúnen los líderes de los estados miembros. Sin embargo, lo más grave es que el conflicto ha tocado también a España por una cuestión, en cierto modo, paralela.
En mitad de las protestas de los agricultores galos, las altas esferas del país han criticado a algunos de nuestros productos. Desde diferentes sectores de Francia se ha atacado, por ejemplo, a nuestros tomates, de los cuales se ha puesto en duda su calidad. Y en particular ha sido una expolítica del más alto rango del país francés la que ha criticado a los productos bio que llegan desde España. Por ello, ahora respondemos a la pregunta de qué son este tipo de alimentos.
¿Qué son los productos bio y cómo consiguen su certificación?
Ségolène Royal, exministra de Medioambiente y Ecología de Francia con François Hollande, ha criticado muy duramente a los productos llegados desde España con etiqueta bio. Estos son unos alimentos que tienen detrás una regulación muy exigente que ofrece garantías absolutas de su calidad, pero que la candidata presidencial en las elecciones de 2007 ha calificado como "falsos".
"Los productos españoles bio son productos bio falsos. ¿Habéis probado los tomates supuestamente bio españoles? Son incomibles. Los productos bio españoles no respetan las reglas francesas". Estas palabras ya han recibido la respuesta del Gobierno. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha calificado este mensaje de "impropio".
Estos productos son los hijos de la agricultura biológica, un sector que están en continuo crecimiento y que destaca porque sus alimentos no llevan ningún tipo de compuesto químico. Además, sus semillas no han sido modificadas genéticamente y sus cuidados se realizan de manera totalmente sostenible.
Todos estos productos destacan por pasar varias revisiones al año que necesitan ser certificadas, obteniendo así las famosas etiquetas bio que acreditan cada producción. Además, el carácter ecológico que tienen estos alimentos también implican que sean revisados y analizados de manera continua.
La creación y la llegada al mercado de estos productos están marcadas por varios factores. El primero, y casi el más importante, es que a pesar de ser un negocio en expansión, se compone a base de pequeñas producciones y de cosechas muy ajustadas a los ciclos de crecimiento y maduración de cada planta. Además, dentro del carácter sostenible que envuelve a estos productos, se preserva también la salud del suelo apostando por la rotación constante de los cultivos.
Una de las características principales de estos productos es que suelen ser menos llamativos en su aspecto exterior que los que sí han sido tratados con productos químicos. Colores menos vivos y tamaños más pequeños. Y todo porque los fungicidas biológicos que reciben no consiguen un resultado tan vistoso como esos compuestos químicos. No obstante, la parte positiva de ese aspecto más apagado es tener una mejor calidad final del producto y, sobre todo, un mejor sabor. Peores al ojo, mejores al gusto y al organismo.
Ahora, en mitad de un conflicto continental que tiene en su foco a los agricultores europeos, y particularmente franceses, estos ataques llegados desde el país vecino y encabezados por la influyente exministra Ségolène Royal suponen un gran golpe para un sector que está en crecimiento en España. En estos momentos, una de cada once hectáreas de cultivos de nuestro país están dedicadas a la agricultura biológica.
No obstante, a pesar del daño que puedan hacer estas palabras a este mercado, hay que recordar siempre que la etiqueta bio es una certificación oficial que garantiza absolutamente la calidad del producto desde que se planta la semilla hasta que llega al supermercado.
Esta situación, con los productos bio y los famosos tomates españoles criticados por Ségolène Royal, ha recordado a otros sonados boicots que han sufrido algunos alimentos españoles en el 'Viejo Continente'. Uno de los más recordados fue el veto que sufrió la fresa española en Alemania por culpa de la desertificación de Doñana.