Hasta un 60 por ciento de la ingesta energética de la dieta de los adultos proviene de alimentos ultraprocesados, unos productos que se asocian cada vez más con un riesgo mayor de diabetes y otros trastornos metabólicos. Ahora, un estudio realizado por investigadores franceses y recogido por Europa Press señala que algunos aditivos alimentarios emulsionantes son un posible factor de riesgo para la diabetes tipo 2.

Los emulsionantes se encuentran entre los aditivos más utilizados. Se suelen añadir a alimentos elaborados y envasados, como tartas, galletas y postres industriales, para mejorar su apariencia, sabor y textura, y alargar su vida útil. También se encuentran en yogures, helados, tabletas de chocolate, panes industriales, margarinas y comidas precocinadas.

Entre los más conocidos se incluyen los mono y diglicéridos de ácidos grasos, carragenanos, almidones modificados, lecitinas, fosfatos, celulosas, gomas y pectinas. Como todos los aditivos alimentarios, la seguridad de los emulsionantes había sido evaluada previamente por las agencias alimentarias en base a la evidencia científica disponible en el momento de su evaluación.

[Éste es el daño que provoca cada alimento ultraprocesado que comes al corazón]

Investigadores del Inserm, INRAE, Université Sorbonne Paris Nord, Université Paris Cité y Cnam, como parte del Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (CRESS-EREN) de Francia, han comprobado hasta qué punto alteran la microbiota intestinal y aumentan el riesgo de inflamación y alteración metabólica. Los resultados han sido publicados en The Lancet Diabetes & Endocrinology.

Los datos fueron proporcionados por 104.139 adultos franceses (edad media 43 años; 79% mujeres) que participaron en el estudio de cohorte web NutriNet-Santé entre 2009 y 2023.  Completaron al menos dos días de registros dietéticos, recogiendo información detallada de todos los alimentos y bebidas consumidos y sus marcas comerciales.

Estos registros dietéticos se repitieron cada seis meses y se compararon con bases de datos para identificar la presencia y cantidad de aditivos alimentarios en los productos consumidos. También se realizaron ensayos de laboratorio para proporcionar datos cuantitativos. Esto permitió medir la exposición crónica a estos emulsionantes a lo largo del tiempo.

Durante el seguimiento, se diagnosticaron 1.056 casos de diabetes. Se consideraron varios factores de riesgo conocidos, como la edad, el sexo, el peso (IMC), el nivel educativo, los antecedentes familiares, el tabaquismo, el alcohol y los niveles de actividad física, así como la calidad nutricional general de la dieta, incluida la ingesta de azúcar.

Después de un seguimiento promedio de siete años, los investigadores observaron que la exposición crónica a los emulsionantes se asociaba con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. En el caso de los carragenanos (E407) se observó un 3% de aumento de riesgo por incremento de 100 mg por día. En los fosfato tripotásico (E340), un 15% más de riesgo por incremento de 500 mg por día.

En los ésteres de ácido mono y diacetiltartárico de mono y diglicéridos de ácidos grasos (E472e), se halló un 4% de aumento de riesgo por incremento de 100 mg por día. En el citrato de sodio (E331) se observó un 4% de aumento de riesgo por incremento de 500 mg por día.

Con la goma guar (E412), se comprobó un 11% de aumento de riesgo por incremento de 500 mg por día. Con la goma arábiga (E414), un 3% de aumento de riesgo por incremento de 1000 mg por día. Y con la goma xantana (E415), un 8% de aumento del riesgo por incremento de 500 mg por día.

Este estudio constituye una exploración inicial de estas relaciones y ahora se necesitan más investigaciones para establecer vínculos causales. Los investigadores mencionan varias limitaciones, como el predominio de mujeres en la muestra, un nivel de educación más alto que la población general y, en general, más conductas que promueven la salud entre los participantes del estudio NutriNet-Santé.

"Nuestros resultados aportan elementos clave para enriquecer el debate sobre la revaluación de las regulaciones sobre el uso de aditivos en la industria alimentaria, con el fin de proteger mejor a los consumidores", explican Mathilde Touvier, directora de investigación del Inserm, y Bernard Srour, profesor junior del INRAE, autores principales del estudio.