A Francisco le colocan el marco antes de aplicarle el calor por ultrasonidos.

A Francisco le colocan el marco antes de aplicarle el calor por ultrasonidos. José Verdugo

Salud

Francisco tenía temblores incapacitantes en su mano desde hace 20 años y se los eliminaron en 10 segundos

El Hospital Clínico San Carlos emplea la aplicación de calor por ultrasonidos de alta intesidad para eliminar el temblor esencial y el asociado al párkinson.

28 abril, 2024 02:50

Francisco, de 71 años, está sentado en una silla. La neuróloga del Hospital Clínico San Carlos, la doctora Rocío García-Ramos, le pide que dibuje una espiral. Éste obedece pero el trazo resulta zigzagueante por los temblores que sufre en las manos desde hace dos décadas. Francisco volverá a repetir el ejercicio apenas una hora más tarde. En esta ocasión, el trazo es uniforme. Los temblores han desaparecido. Sí, en poco más de 60 minutos; o para ser más exactos, en 14 segundos.

Ese es el tiempo que, en realidad, dura el tratamiento al que se ha sometido Francisco. Porque el resto, como explica el neurorradiólogo del hospital madrileño, Miguel Yus, a EL ESPAÑOL, lo ocupa la preparación para "que sea preciso y minimizar los efectos" del HIFU. Éste es el acrónimo en inglés de High Intensity Focal Ultrasound, la revolucionaria técnica que promete eliminar los temblores de las extremidades mediante la aplicación de calor por ultrasonidos de alta intensidad.

La sonicación —es decir, la aplicación de ultrasonidos— oscila entre los 10 y 20 segundos; por lo que al paciente se le podría dar de alta en el mismo día. Pero se queda 24 horas en observación para ver cómo responde al tratamiento. Casi todos son transitorios, pero hay ocasiones en las que tienen sensación de inestabilidad y alteración después del procedimiento.

El equipo médico del Hospital Clínico San Carlos elimina el temblor con el tratamiento HIFU.

También ingresan un día antes por una cuestión de protocolo. Se le explica en qué consiste la técnica, ya que "muchos piden el HIFU, creyéndose que se les va a hacer la prueba en el día"; y se le rapa el pelo para que funcione correctamente el marco de estereotaxia que se le coloca. Francisco, de hecho, utiliza el móvil de una enfermera para comprobar cuál ha sido el resultado estético.

No opina acerca de éste, pero sí sobre las mejoras que ya percibe: "Aún es pronto, pero noto que me tiembla menos la voz". El temblor esencial que padece también afecta a las cuerdas vocales, provocando una voz temblorosa. Aunque el más incapacitante, sin duda, es el temblor de las extremidades. "He sido constructor de motos eléctricas e híbridas. Trabajaba con las dos manos, pero la izquierda ya no me valía", relata Francisco a este periódico.

Los técnicos introducen al paciente en la máquina de resonancia magnética de tres teslas.

Los técnicos introducen al paciente en la máquina de resonancia magnética de tres teslas. José Verdugo

Por ello, aunque es diestro, ha pedido que se le aplique el HIFU en la mano izquierda. Le gustaría hacérselo en la otra, pero tendrá que esperar un año. Los dos lados no se hacen a la vez para evitar efectos secundarios. Francisco, de hecho, acudió a una clínica privada para eliminar el temblor de las dos extremidades: "Me cobraban 18.000 euros por cada brazo. No tengo ese dinero".

Un tratamiento no invasivo

El Hospital Clínico San Carlos es el primer hospital público madrileño que ofrece esta innovadora tecnología desde 2022; sólo una año más tarde que el Hospital Clínico de Santiago de Compostela, el primero a nivel nacional. En la actualidad, se han sumado más organismos públicos. Aunque, como recuerda García-Ramos, el comienzo no fue fácil: "Al principio, sólo hacíamos un paciente a la semana; ahora, son cuatro". No tratan a más pacientes porque la máquina de resonancia magnética no sólo sirve para el HIFU.

La doctora Rocío García-Ramos es neuróloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

La doctora Rocío García-Ramos es neuróloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. José Verdugo

Hay ocasiones en las que el paciente se 'raja': "Cuando ven que hay que ponerle esto [en referencia al marco], se asustan un poco. Es importante que sepan que, aunque sea una técnica no invasiva, es molesta". Otros, en cambio, exclaman "hágame la otra mano ahora mismo" cuando ven los resultados; aunque sólo han eliminado los temblores de las dos manos en siete pacientes.

Muchos de ellos pasan de tener que depender de alguien para comer o beber a ser capaces de valerse por sí solos. Además de que el temblor sea incapacitante y que no tenga contraindicaciones para la resonancia, uno de los criterios para poder recibir este tratamiento es que anteriormente hayan probado dos fármacos de primera línea. Estos tienen una eficacia de un 30% en casos iniciales; pero en avanzados, el beneficio es muy bajo. Hasta la fecha, los resultados obtenidos con el HIFU reflejan una mejoría de media superior al 80%.

Las tractografías que se realizan previamente permiten fijar la diana donde se aplicará el calor.

Las tractografías que se realizan previamente permiten fijar la diana donde se aplicará el calor. José Verdugo

Otro de los requisitos es no tener un cráneo muy gordo. Con estos pacientes cuesta mucho alcanzar el punto térmico si no llegas a unas temperaturas elevadas. "Y cuanta más energía apliques, más dolor", apunta García-Ramos. Como tras cada sonicación el cráneo se calienta mucho, al paciente se le coloca una especie de tocado por el que circula agua fría para no quemar estructuras.

La lesión es irreversible

Pese a que pueden monitorizar la temperatura del cerebro en directo, hay pacientes que aunque no estén fuera, sí que rozan el límite y les "cuesta mucho calentar para producir la lesión cerebral". "Para estos tenemos una sala donde amasarle la cabeza al final de la prueba", bromea uno de los radiólogos.

Se les coloca una especie de tocado por el que circula agua fría para no quemar estructuras cerebrales.

Se les coloca una especie de tocado por el que circula agua fría para no quemar estructuras cerebrales. José Verdugo

El de Francisco parece ser un cráneo que "calienta superbien", como comprueban durante la verificación. En esta etapa suben la temperatura hasta los 50-53 grados para ver "los posibles efectos secundarios y el beneficio clínico". La lesión en este caso es reversible; no como en la siguiente etapa, cuando se superan los 55 grados y pasa a ser permanente.

Entre una y otra fase, García-Ramos accede a la sala en la que se encuentra la máquina de resonancia magnética. "Cuando entro yo es cuando empieza el tratamiento", dice la neuróloga, quien pide un bolígrafo que no atraiga tanto el imán. "¿Qué tal, cómo va todo?", pregunta una vez dentro. Allí, sujeta su carpeta mientras Francisco repite la espiral. "Está mucho mejor", valora la doctora.

Francisco dibuja la espiral tras la fase de verificación en la que el daño es reversible.

Francisco dibuja la espiral tras la fase de verificación en la que el daño es reversible. José Verdugo

Una vez superada la fase de verificación, se hace la lesión definitiva en la diana que se ha fijado gracias a las tractografías que se han realizado previamente. Estas les permiten conocer la zona donde confluyen las dos vías del temblor e individualizar la diana. Aunque si no estuviera correctamente localizada, pueden mover milimétricamente cualquiera de las tres coordenadas.

De reír a llorar   

En total, han tratado a 150 pacientes en el Clínico. Aunque siempre es difícil quedarse con una única historia, García-Ramos lo tiene claro. "El primero", responde con contundencia, "era un paciente nuestro de toda la vida de la consulta. Se emocionó un montón cuando se le quitó el temblor". La neuróloga reconoce que es en estos momentos cuando se da cuenta de qué tan diferentes somos: "A algunos les da por reír, otros no se lo creen. Y también están los que se ponen a llorar".

Los pacientes se quedan 24 horas en observación tras someterse al tratamiento.

Los pacientes se quedan 24 horas en observación tras someterse al tratamiento. José Verdugo

Alrededor del 6% de los pacientes tratados estaban diagnosticados de párkinson. El temblor asociado a esta enfermedad neurodegenerativa también se puede eliminar con la aplicación de ultrasonidos. No obstante, la técnica de elección sigue siendo la estimulación cerebral profunda porque se ha demostrado más eficaz por el momento. "El párkinson es más complejo", indica García-Ramos, "algunos tienen trastorno de la marcha, por lo que no habría ninguna mejoría con el HIFU".

Donde sí se ha demostrado mejoría ha sido con la neuralgia del trigémino, considerada como el peor dolor físico que puede soportar una persona. Precisamente, el Clínico se convirtió a finales del pasado año en el primer hospital público en España que utiliza el HIFU para el tratamiento de un dolor crónico neuropático. Los resultados del primer caso han sido favorables. Aunque aún es pronto como para compararlos con los del temblor esencial, en el que la aplicación de calor es "casi la primera técnica a la que se recurre".

La única secuela del HIFU es un punto necrótico, como el que aparece en la imagen.

La única secuela del HIFU es un punto necrótico, como el que aparece en la imagen. José Verdugo

Se calcula que en España hay alrededor de 600.000 personas con temblor esencial. En el 60% de los pacientes se encuentran antecedentes familiares de temblor. "Mi padre también los tenía, creo que son hereditarios", sospecha Francisco. Aún no ha pensado que será lo primero que haga nada más recibir el alta: "Seguiré con la rutina de ir al gimnasio". Por su parte, "el equipo HIFU", como presume García-Ramos cuando posa junto con sus compañeros, ya espera a Joaquín, el siguiente que recibirá esta técnica que dura menos que un caramelo en la puerta del colegio.