Aunque cada vez se habla más de consumo de pescado, la realidad es que en España no ha hecho más que caer. Si anteriormente consumíamos alrededor de 3 kg por persona y año, actualmente esa cifra ha descendido a los 2 kg, con un retroceso del 6% entre 2022 y 2023. A pesar de su disponibilidad en nuestras costas, vamos a peor.
No todos los pescados son iguales: sabemos cuáles son mejores y peores opciones, tanto a nivel económico como nutricional. A pesar de que el consumo de pescado y marisco tiene sus 'contras', como las concentraciones de mercurio o incluso las sustancias perfluoradas acumuladas en algunos mariscos, la realidad es que consumir pescado y saludable y necesario.
Si bien es cierto que sabemos que tanto el contenido de metales pesados neurotóxicos se debe tener en cuenta, alternando especies para evitar una acumulación excesiva, hay que tener en cuenta en primer lugar la calidad nutricional del propio pescado. Importa, y mucho, si lo que buscamos es mantener y mejorar nuestra salud.
[Soy médico y este es el mejor pescado (y más barato) que recomiendo a mis pacientes en España]
Aunque el pescado posee diversos macro y micronutrientes, su contenido en proteínas y ácidos grasos saludables suele ser lo más llamativo y destacable. Es lo que más nos puede ayudar a discernir entre un buen o mal pescado. Dentro de estos ácidos grasos destacan los conocidos omega-3, concretamente EPA y DHA, que poseen conocidas propiedades antiinflamatorias y cardioprotectoras.
Actualmente sabemos que la clave es el equilibrio entre ácidos grasos omega-6 -presentes en frutos secos, semillas y carnes- y ácidos grasos omega-3 -presentes en otras semillas, microalgas, y también pescado azul-. Sin embargo, la mayoría de la población consume un exceso de omega-6 y muy poco omega-3, lo cual provoca problemas a largo plazo.
Así pues, el pescado más recomendado por su calidad nutricional siempre será un pescado azul rico en grasas saludables. Los ejemplos más conocidos son la sardina o el arenque, económicos y nutricionalmente interesantes, junto al salmón o la caballa. Por contra, los pescados blancos, aunque algunos sí pueden ser recomendables y adecuados a nivel dietético, no lo serán tanto en comparación.
Un ejemplo claro, que podríamos tildar como "el peor pescado" de todos, sería la panga. Al igual que la tilapia o perca, como hemos analizado ya en alguna ocasión, son pescados poco recomendables por diversos motivos. Sin embargo, es muy probable que la panga sea el peor de todos.
Hablamos de un pescado de agua dulce procedente de Asia que posee varias características que la hacen poco adecuada para su consumo. Contiene un nivel excesivo de mercurio, llegando a superar los 0.5 mg/kg en algunos casos, niveles similares al pez espada y emperador. La normativa europea fijaba sus límites de mercurio anteriormente en estos 0.5 mg/kg, pero dichos límites ahora se han fijado en 1 mg/kg de peso.
Por otro lado, como también ocurre con la tilapia, la cría de panga se industrializa significativamente, en piscifactorías cuyos piensos están expuestos a residuos de pesticidas y otros productos químicos. El 90% de la panga que se consume a nivel mundial procede de Vietnam, y los ríos del Mekong se encuentran muy contaminados. España es el principal consumidor a nivel europeo. Todo mal.
Para finalizar, y aunque su precio muy barato puede hacer atractivo el consumo de panga, su calidad nutricional brilla por su ausencia: tanto panga como tilapia o perca tienen un sabor escaso, muy poca proteína y un ínfimo nivel de ácidos grasos poliinsaturados. Especialmente en comparación a otros pescados blancos más recomendables como la merluza.
Como alternativas en España disponemos de una amplia variedad de pescados blancos a tener en cuenta. Si bien son más caros que la panga, su calidad nutricional los ampara: merluza, bacalao, lenguado, lubina, rodaballo o rape serían solo algunos ejemplos, los cuales son fáciles de encontrar en su versión congelada o fresca en supermercados o pescaderías.