El gazpacho es uno de los protagonistas del verano en España, y con razones de peso. En su receta tradicional -con tomate, pepino, pimiento, cebolla, ajo, aceite de oliva, vinagre y sal-, supone un excelente aporte nutricional para hacer frente a los meses de calor. Además de imprescindible hidratación que aportará gracias a su gran contenido en agua, nos permite incorpora antioxidantes -carotenoides y polifenoles- que protegen a las células del daño de la radiación solar. Otros micronutrientes de interés son la vitamina C, A y licopenos.
Si lo aliñamos además con aceite de oliva virgen extra, además, disfrutaremos de grasas monoinsaturadas perfectas para prevenir problemas cardiovasculares. Por un lado, disminuyen el 'colesterol malo' (LDL) que provoca una acumulación de placa en las arterias. Por el otro, el fitoesterol de las olivas facilita la absorción del colesterol en el intestino. Y para terminar, un cuarto de litro de gazpacho aporta unas 120 calorías, por lo que se puede considerar como una receta baja en calorías. Eso, con una condición básica: que se consuma como plato principal y no como bebida.
Así lo explica la popular Dietista-Nutricionista y Farmacéutica Natalia Moragues en su cuenta de Instagram. Según explica en uno de sus vídeos, muchos de sus pacientes preguntan en verano si el gazpacho es una receta que engorda. Su respuesta es que "depende" del modo de tomarlo. Muchas familias en España, explica, toman la costumbre de beberlo en vaso, como si se tratase de un refresco, para acompañar las comidas. Eso implicará que esas 100 kcal se irán sumando a cada almuerzo y al final del verano es posible haber engordado.
"Aunque el valor calórico del gazpacho no es que sea muy elevado, si esto lo hacemos todos los días del verano, puede ser que al final de mes notes que has engordado sin casi darte cuenta", explica la especialista. Esa más interesante, prosigue Moragues, servirlo como sustitutivo de otros platos más calóricos en lugar de la bebida. Por lo tanto, es una buena idea servirlo en plato hondo "y con cuchara". Una forma de hacerlo más saciante, añade, es añadir un 'picadillito' de "pepino, tomate y pimiento".
Ese 'extra' de verduras se puede acompañar incluso con "trocitos de verduras" que aumentan su capacidad para inducir la saciedad. Este efecto se consigue mediante el aporte adicional de fibra alimentaria, pero también por el hecho de obligarnos a masticar. No es una diferencia baladí, valora Moragues, porque activa los mecanismos fisiológicos y las hormonas que desencadenan la respuesta saciante. Todo esto hará que el gazpacho nos ayude a comer menos y por lo tanto reduzcamos nuestra ingesta calórica en lugar de aumentarla.
Hay que subrayar que el proceso de triturado de la verdura rompe la fibra y hace que sea menos beneficiosa para el organismo, pero no sucede lo mismo cuando ha sido troceada y picada, por lo que añadirla es una buena idea. Hay que recordar no obstante que esta sopa fría es rica en sal -100 mililitros de gazpacho tienen 0,8 gramos de sodio-, un ingrediente que hay que vigilar y limitar en lo posible.
En ocasiones se añade pan para que la receta sea más saciante, pero esto es contraproducente: a menudo se trata de picatostes fritos que añaden calorías, e incluso si son frescos, suele tratarse de pan blanco que se descompone rápidamente en azúcar en sangre. Finalmente, hay que tener en cuenta que la acidez de esta receta no la hace adecuada para personas con trastornos gastrointestinales, y es desaconsejable como cena antes de acostarnos.