El doctor Manuel Viso junto a un yogur saludable.

El doctor Manuel Viso junto a un yogur saludable.

Nutrición

Estos son los dos mejores yogures que puedes tomar en España según el médico Manuel Viso: cargados de probióticos

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Cuando compras un yogur griego en el supermercado, probablemente pienses que estás adquiriendo un producto saludable y auténtico. Sin embargo, Manuel Viso, médico y divulgador, advierte que muchas marcas comerciales han adulterado la receta tradicional. ¿Cómo lo hacen? Añadiendo nata para que sea más cremoso y sabroso.

Suena tentador, pero esta práctica tiene un precio alto: ese yogur tan "delicioso" puede triplicar las calorías y las grasas de un yogur natural. Lo que creías un aliado para tu salud, como lo son los dos mejores yogures del super, el griego auténtico y el natural sin azúcares, puede estar saboteando tu dieta sin que te des cuenta.

El verdadero yogur griego no necesita trucos ni aditivos para destacar. Según explica Viso en sus redes sociales, su cremosidad y textura características provienen de un proceso natural: la eliminación del suero una vez que la leche fermenta. Este método, conocido como centrifugación o ultrafiltración, concentra sus nutrientes de forma excepcional.

De esta forma, se obtiene un yogur rico, denso y auténtico, que no tiene comparación con las versiones "mejoradas" de las marcas comerciales. En esencia, el yogur griego tradicional es un producto puro y artesanal, donde cada cucharada refleja la calidad de su proceso. "Dentro de los yogures, el yogur griego tradicional y el yogur natural sin azúcares añadidos son las dos mejores opciones del mercado sin lugar a dudas. La principal diferencia entre ambos es su proceso de elaboración", dice el especialista.

El yogur auténtico

Para producir un litro de yogur griego tradicional se necesitan cuatro litros de leche. Este dato no solo revela su grado de concentración, sino también su valor como alimento. Este nivel de dedicación explica por qué su textura es tan espesa y su sabor tan intenso. No estamos hablando de un simple lácteo, sino de un producto hecho a conciencia para ofrecer lo mejor de la leche y los fermentos lácticos. Cada bocado tiene detrás un trabajo que el Viso no duda en alabar.

Además de su increíble textura, el yogur griego tradicional tiene beneficios únicos. El proceso de eliminación del suero reduce significativamente su contenido de lactosa, haciéndolo más fácil de digerir para quienes tienen sensibilidad a este azúcar. Pero eso no es todo: casi duplica la cantidad de proteínas de un yogur natural, convirtiéndolo en una opción fantástica para quienes buscan alimentos que nutran y sacien a partes iguales.

La trampa de los comerciales

El problema aparece cuando las marcas intentan abaratar costos y conquistar paladares. En lugar de respetar la receta tradicional, añaden nata, azúcares y otros aditivos para mejorar artificialmente el sabor y la textura. El resultado: un producto que puede parecerse al yogur griego auténtico, pero que en realidad es ultraprocesado y lleno de calorías vacías. Consumir estos yogures no solo compromete tu salud, sino que también te aleja del verdadero valor nutricional que este alimento debería ofrecer.

Viso tiene un consejo clave para los consumidores: no te dejes engañar por las apariencias ni por etiquetas llamativas. Antes de comprar un yogur griego, dedica unos segundos a revisar los ingredientes. ¿Qué deberías encontrar? Solo leche o leche pasteurizada y fermentos lácticos. Si ves nata, azúcares añadidos o cualquier aditivo, es mejor dejarlo en la estantería. Esta práctica simple puede marcar una gran diferencia en tu dieta y tu salud.

En cuanto al yogur natural sin azúcar destaca por su sencillez y pureza. Se elabora únicamente con leche y fermentos lácticos, lo que garantiza que no contiene azúcares añadidos, colorantes ni conservantes. Su sabor ligeramente ácido proviene de la fermentación natural, un proceso que también enriquece su contenido de probióticos, esos microorganismos vivos que promueven la salud intestinal.

Amigo de la digestión

Uno de los mayores beneficios de este tipo de yogures es su capacidad para mejorar la salud digestiva. Los probióticos que contiene ayudan a mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino, lo que puede prevenir problemas como la hinchazón, el estreñimiento o incluso infecciones. Además, al ser fermentado, contiene menos lactosa que la leche, lo que lo hace más fácil de digerir para personas con sensibilidad a este azúcar.

También es una fuente excelente de nutrientes clave para el organismo. Es rico en calcio, fundamental para la salud ósea, y contiene proteínas de alta calidad que ayudan a la construcción y reparación de tejidos. Además, aporta vitaminas del grupo B, especialmente B12, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso y la producción de energía. Todo esto lo convierte en un alimento muy completo, ideal para cualquier etapa de la vida.

De igual modo es bajo en calorías y alto en proteínas, lo que lo convierte en un alimento saciante. Esto significa que puede ayudarte a controlar el apetito y evitar antojos entre comidas. Al no tener azúcares añadidos, no causa picos de glucosa en sangre, algo crucial para mantener niveles de energía estables y evitar el almacenamiento excesivo de grasa. Además, es un excelente sustituto para postres y aderezos menos saludables.