Hace menos de una semana, el Parlamento Europeo aprobó una resolución para acelerar la aprobación de leyes medioambientales más estrictas para evitar que vuelvan a suceder episodios tan nefastos como el de Volkswagen y su trampa en las emisiones. Estos óxidos de nitrógeno, según datos de la Comisión Europea, están relacionados con más de 400.000 muertes prematuras anuales en la UE.
Desgraciadamente, es un fenómeno global. En 2010, las muertes en China atribuibles a la contaminación del aire superaron en un orden de magnitud a los fallecidos en accidentes de tráfico o víctimas del sida. Un estudio recientemente publicado en Nature por investigadores del Instituto de Química Max Planck (Leipzig, Alemania) cuantifica la mortalidad prematura causada por la polución a nivel planetario.
Más de 1.300.000 chinos fallecieron en 2010 debido a la respiración diaria de aire contaminado por sustancias como el ozono o las partículas inferiores a 2,5 micras, conocidas como PM2,5. La India, Pakistán y Bangladesh siguen a China en esta macabra clasificación, lo que hace del sudeste asiático una de las zonas del mundo con más mortalidad prematura.
En 2050, los modelos empleados por los investigadores sugieren un aumento de la mortalidad vinculada a la polución del aire en todas las áreas. Jos Lelieveld, autor principal del trabajo publicado en Nature, comenta a EL ESPAÑOL que los retos para controlar estas emisiones son distintos en cada región. "En Europa debería ser posible controlar las emisiones de la generación de energía y del tráfico, es decir, combustibles fósiles, introduciendo renovables". Sin embargo, en Asia, "el objetivo principal debería ser la energía de uso doméstico", dice Lelieveld.
El patrón de las fuentes de contaminación en el aire varía mucho de países desarrollados a países en desarrollo. En regiones como África o el Sudeste Asiático, la energía residencial -por ejemplo, hornillos de leña para cocinar- es la causante de la mayor parte de las muertes atribuibles a aire contaminado. Sin embargo, en países como Estados Unidos o Alemania, el principal factor es la contaminación emitida por el tráfico y por la agricultura. Es ahí donde, según Lelieveld, Europa tiene más margen de mejora: "Las emisiones de amonio procedentes de la agricultura y la ganadería deberían estar mejor controladas".
De cada cinco personas que mueren prematuramente por la polución en el mundo, dos de ellas lo hacen de enfermedad cerebrovascular. En segundo y tercer lugar están las cardiopatías isquémicas y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).