Uno de los conceptos en los que más insisten los estadísticos es que no es lo mismo causalidad que asociación. Por esta razón, la cautela siempre ha de imperar en los llamados estudios observacionales: los que revelan una unión entre dos circunstancias, pero no demuestran que la primera provoque la segunda.
Aún así, este tipo de trabajos son muy interesantes desde el punto de vista epidemiológico y son observados con interés, sobre todo en lo que a salud pública se refiere.
El último de ellos se acaba de publicar en la revista de la Asociación Estadounidense del Corazón, Circulation y ofrece muy buenas noticias para los millones de consumidores de café del mundo.
Distintas enfermedades
Según el estudio, llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (EEUU), una ingesta "moderada" de esta bebida disminuye las posibilidades de morir antes de tiempo por distintas causas: enfermedades neurológicas, diabetes tipo 2, patología cardiovascular y suicidio.
Las cifras de la investigación son impresionantes. Los epidemiólogos han revisado datos de tres grandes estudios que se están llevando a cabo para analizar distintos parámetros de salud y que han arrojado ya numerosos resultados. El primero es el Estudio de Salud de las Enfermeras, en el que se recopilan datos de 74.890 mujeres con esta profesión; el segundo, la segunda parte de este meganálisis, en el que participan otras 93.054 enfermeras y, por último, el Estudio de Seguimiento de los Profesionales de la Salud, en el que se monitoriza a 40.557 varones.
Todos estos voluntarios llevan tres décadas rellenando cuestionarios sobre sus hábitos cada cuatro años: entre las decenas de casillas que han de marcar, una relativa al consumo de café.
En estos 30 años, han fallecido 19.524 mujeres y 12.432 hombres. El trabajo de los autores fue comparar el consumo de café con estas muertes y tratar de contestar a varias preguntas: ¿está asociada esta bebida a un mayor riesgo de mortalidad? ¿influye la cantidad que se consuma?
Explicación de los hallazgos
El análisis de los datos ha respondido: en comparación con los consumidores, los adictos al café -aquellos que consumían entre una y cinco tazas al día- mostraron un menor riesgo de mortalidad en general. Una vez ajustados algunos factores, se afinaron los hallazgos y las enfermedades concretas de las que protegía el oro negro.
"Los componentes bioactivos en el café reducen la resistencia a la insulina y la inflamación sistémica", declaró en un comunicado el autor principal del estudio, Ming Ding que añadió: "Esto puede explicar algunos de nuestros hallazgos, pero se requiere de más investigaciones para definir los mecanismos biológicos que producen estos efectos".
Entre otros datos curiosos, la poca diferencia entre el café normal y el descafeinado. A falta de confirmación, parece que no es la cafeína lo que explicaría esta buena noticia.