En julio de 2009, la revista International Journal of Psychiatry in Clinical Practice publicaba en sus páginas el caso de dos mujeres que habían tenido que ser hospitalizadas por sufrir una grave depresión. Hasta ahí, nada raro. Se trata de una patología muy habitual, que ocupa frecuentemente a los especialistas en Psiquiatría.
Lo que sí llamaba la atención era la descripción de las pacientes: de mediana edad (entre 45 y 60 años) y ambas tenían en común haber ganado más de un millón de marcos alemanes (537.000 euros) en la lotería. Además, sus médicos y ellas mismas tenían claro que fue precisamente la suerte en este juego de azar el detonante de sus episodios depresivos.
Este es uno de los varios estudios que, a lo largo de la historia, han analizado la relación entre ganar la lotería y la felicidad e incluso el bienestar mental y físico. En algunos se demuestra que el dicho "el dinero no da la felicidad" puede incluso tener base científica. En otros, sin embargo, las conclusiones son opuestas.
A favor y en contra
Es el caso de un trabajo publicado en Journal of Health Economics en 2007, que evaluaba el bienestar mental en un grupo de ganadores de premios "medianos" de lotería, de entre 1.000 y 120.000 libras (1.375 y 165.000 euros). Dos años después de haber experimentado el golpe de suerte, su puntuación en el GHQ, un cuestionario para evaluar la salud percibida, había aumentado en 1.4 puntos.
Pero el estudio más citado siempre que se aborda esta temática, publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, está a punto de cumplir 40 años, aunque sus conclusiones se siguen considerando válidas. El diseño es un tanto macabro. Los autores analizaron la felicidad de 22 ganadores de lotería y la compararon con la de un número similar de voluntarios con menos suerte y otros 29 con mucha menos: personas que habían sufrido accidentes de tráfico que les habían dejado parapléjicos o tetrapléjicos. Los investigadores, de la Northwestern University y la Universidad de Massachusetts, demostraron que los teóricamente más afortunados no eran más felices que los que no habían ganado en el juego, aunque sí lo habían sido en los meses siguientes al sorteo. Sí que superaban en felicidad a las personas accidentadas, pero tampoco por mucho. Además, los ganadores de lotería obtenían mucho menos placer de la actividades mundanas que el resto de los grupos.
Imposible extraer conclusiones
Otro trabajo británico en la revista Health Economics, éste más reciente -de 2014-, desvela que la lotería mejora la salud pero que, al mismo tiempo, incrementa dos comportamientos muy poco saludables, como son el consumo de alcohol y de tabaco.
En definitiva, ni la ciencia ni las numerosas historias que pueblan los periódicos con ejemplos de personas desgraciadas y afortunadas tras ganar la lotería permiten predecir qué pasará si tu número resulta hoy extraído del bombo. Así que lo mejor que se puede hacer a lo largo de este martes, como el resto de los días, es intentar disfrutar.