El cohete Falcon 9 no tripulado, fabricado por SpaceX, despegó desde Cabo Cañaveral (Florida, EEUU) a las 20:29 hora local (02:29 hora española del martes), con una carga de 11 satélites de comunicación. El vehículo, una versión mejorada de sus antecesores, tiene la altura de un edificio de 23 pisos.
Unos minutos más tarde, el acelerador se separó del resto del cohete, realizó un giro de 180 grados y regresó a la Tierra, donde aterrizó en vertical sólo 10 kilómetros más lejos de donde había despegado. El resto del aparato, la cápsula Dragon con la carga a bordo, siguió su ruta hasta conseguir poner los 11 satélites en órbita, una operación que duró en total alrededor de media hora, informa EFE.
La idea es que este cohete pueda ser reutilizado, con el ahorro que ello supone. En una rueda de prensa posterior al lanzamiento, Elon Musk expresó su entusiasmo por el lanzamiento y aterrizaje y lo que esto significa para el futuro de los vuelos espaciales. "No podríamos haber imaginado una misión más perfecta", comentó. "Esto significa mucho no sólo para SpaceX, sino para los vuelos espaciales en general", añadió.
Duros intentos
Este es el primer envío de un cohete al espacio por parte de SpaceX, tras varios intentos fallidos. El pasado 28 de junio, otra cápsula Falcon 9 que llevaba carga para la Estación Espacial Internacional (ISS, por sis siglas en inglés) explotó minutos después de su lanzamiento. Durante el año pasado, SpaceX intentó -sin éxito- realizar dos aterrizajes sobre plataformas flotantes en el océano.
Para lograr el hito de esta madrugada, la compañía de Musk actualizó el Falcon 9 con más potencia, parte de la cual se usa para orientar su caída a medida que se acerca al suelo. El sitio elegido para el aterrizaje, llamado "zona de aterrizaje 1", fue antiguamente el "Complejo de Lanzamiento 13" y estuvo habilitado para lanzamientos de misiles hasta que fue desactivado en 1980.
SpaceX es la primera compañía privada que ha logrado un contrato con el gobierno estadounidense para llevar a cabo este tipo de operaciones y, en esa ocasión, llevaba más de dos toneladas y media de suministros para la ISS.
La empresa, con sede en California, tiene un contrato de 1.600 millones de dólares (1.466 millones de euros) con la NASA para realizar 12 misiones de abastecimiento a la ISS con su cohete Falcon 9 y su cápsula Dragon. SpaceX tiene previsto lanzar su primera misión tripulada en 2017.
A pesar de la importancia de esta operación, que abre una senda a la posibilidad de la reutilización de cohetes de propulsión, SpaceX no es la primera compañía en lograr recuperar los sistemas de propulsión.
Hace justo un mes, Blue Origin, fundada por el también emprendedor Jeff Bezos, conseguía recuperar su cohete New Shepard tras ascender hasta los 100,5 kilómetros de altitud. No obstante, ambos hitos no parecen comparables, dada la superior capacidad de carga de Falcon 9 y que éste es capaz de alcanzar una altitud mucho mayor.