El escorbuto no ha desaparecido en los países civilizados, aunque los casos en los que suele darse son muy raros. En España, la literatura clínica había descrito casos aislados en 2001 ó 2004, siempre en pacientes mayores, con más restricciones dietarias y por tanto más vulnerables a esta vieja enfermedad, provocada por una deficiencia grave en el consumo de vitamina C.
En enero de este año, el caso de un niño afectado por escorbuto en Valencia llegó como noticia a muchos medios de comunicación. Sin embargo, no fue el único. Poco después, en el Hospital Vall D'Hebrón de Barcelona, un hombre de 28 años era diagnosticado con la misma enfermedad.
Inicialmente, esta patología es complicada de identificar. Su evolución clásica comienza después de estar entre 60 y 90 días con niveles bajos de ácido ascórbico, el precursor de la vitamina C. En la primera etapa, el paciente se siente anormalmente fatigado, y con algunos dolores en las piernas o el abdomen. A partir de aquí, las señales de alerta se manifiestan en las encías, que se hinchan, pican y sangran al menor contacto. Los dientes empiezan a bailar y los dolores musculares se trasladan al resto del cuerpo. En la tercera fase, las encías empiezan a pudrirse y oler a carne pasada. Los brazos y las piernas empiezan a desarrollar úlceras gangrenosas, los dolores se vuelven insufribles. En la última fase, aparecen unas manchas negras en la piel, el paciente tiembla y se desvanece. Pero incluso aquí, incluso antes de la muerte aguda que suele producirse por una hemorragia cerebral, un chute a tiempo de vitamina C puede revertir los efectos del escorbuto y hacer que el paciente vuelva a estar sano.
Habitual hace unos siglos entre los expedicionarios que pasaban meses en alta mar, y por ende entre los piratas,hoy en día pocos casos de escorbuto llegan a estos niveles de gravedad, gracias a la rapidez de los servicios médicos. Sin embargo, ¿cómo logran los médicos diagnosticar el escorbuto, habida cuenta de su bajísima prevalencia?
¿Casos aislados o alerta?
El primer caso correspondía a un bebé de 11 meses ingresado en el Hospital Universitario de La Fe, en Valencia, por una fractura en la cadera. En un primer momento, "se pensó en enfermedades que producen fracturas patológicas, como la osteogénesis imperfecta", dice a EL ESPAÑOL Isidro Vitoria, de la Unidad de Nutrición y Metabologías del centro valenciano.
El bebé había sido alimentado a partir de los dos meses y medio con una bebida de almendras, lo que hizo sospechar en un primer momento de una decisión de los padres. Pero nada más lejos de la realidad. "El caso no es el típico de padres veganos o con alimentaciones erráticas por convicciones culturales, los padres vacunaron correctamente a su hijo y me parecen ejemplares y preocupados por la salud del mismo", explica Vitoria, quien añade que la bebida vegetal fue recomendada por indicación del médico para tratar una dermatitis atópica.
Cuando el niño fue ingresado, los análisis radiológicos y, en particular, los bajos niveles de vitamina C de sus análisis de sangre iluminaron el diagnóstico.
El varón adulto con escorbuto
El segundo caso, del que hasta ahora apenas se habían tenido noticias, se dio algo después. Un hombre de 28 años acudió al hospital con un hematoma en su pierna. Lo tenía desde hacía dos semanas. En aquel momento, José Loureiro, del servicio de Medicina Interna, y Mireia López Corbeto, de Reumatología, examinaron el caso y rápidamente llegaron a la misma conclusión.
"Es una enfermedad muy rara hoy en día y, de hecho, cuando vimos al paciente en urgencias tuvimos la suerte de que era por la mañana y todavía estábamos frescos", cuenta a este periódico Loureiro.
La triste historia de este hombre es que la muerte de su madre, ocurrida cinco años antes, le había sumido en un progresivo aislamiento. Vivía solo, estaba en paro y apenas salía de casa. Durante los meses previos a su ingreso, se alimentó exclusivamente de arroz y pasta, cuyo contenido en vitamina C es cero.
Tipo de comida | Contenido en vitamina C (mg/100g) |
Brócoli | 150 |
Naranja | 50 |
Patata cruda | 30 |
Carne | 0 |
Arroz, pan o pasta | 0 |
"Se me ocurrió esta posibilidad", reconoce Loureiro, "pero ni yo ni ninguno de los médicos que vio este paciente había visto antes un escorbuto, de ahí la gracia, porque aún siendo rara, es una entidad de esas que se reconocen a simple vista de haberla leído en los textos clásicos de Medicina", concluye.