La biblia de la evidencia científica son los estudios conocidos como metaanálisis, aquellos que revisan todos los trabajos publicados sobre un determinado asunto. Son los que arrojan conclusiones difícilmente cuestionables y la mejor arma contra el cuñadismo.
El publicado en la última edición de The BMJ acaba para siempre con las excusas para no optar por los productos integrales frente a su versión normal o refinada, porque demuestra sin lugar a dudas no sólo que éstos son más sanos, sino que su consumo reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas y de muerte prematura.
Los autores liderados por Dagfinn Aune, del Imperial College de Londres, revisaron datos de 45 estudios que a su vez evaluaban el consumo de cereales de grano entero en relación a la presencia de distintas enfermedades: es decir, si éste se asociaba a más o menos posibilidades de padecerlas.
El estudio incluía más de 7.000 casos de enfermedad arterial coronaria, 2.000 de infarto cerebral, 26.000 de patología cardiovascular, 34.000 muertes por cáncer y 100.000 muertes entre más de 700.000 participantes.
Resultados indudables
No sólo se demostró que se reducía el riesgo de todas las enfermedades, así como de morir por ellas, sino que se pudo especificar qué cantidad se asociaba a un mayor beneficio. Las personas que pasaban de no tomar alimentos integrales a consumir dos raciones de éstos al día, lo que equivale a 32 gramos diarios de harina de grano entero o 60 gramos de productos elaborados con ella, como pan integral (aproximadamente dos rebanadas).
Pero incluso las personas que tomaban hasta 7,5 raciones al día tenían mejor salud que los que optaban por la versión refinada de estos productos, es decir, pan, arroz y pasta blanca.
Como recuerdan los autores, aunque ya se sabían las ventajas de estos productos, que han hecho que la mayoría de entidades cambien las recomendaciones alimentarias, había dudas sobre su efecto directo en relación a diferentes parámetros de salud, duda que estos investigadores han logrado acallar.
Así, consumir tres raciones de productos integrales se asoció con una reducción del riesgo relativo de enfermedad coronaria arterial de un 19%, de enfermedad cardiovascular de un 22%, de mortalidad por todas las causas de un 17% y de diabetes de un 51%.
No es extraño, por tanto, que en un editorial que acompaña a la publicación del estudio, los autores aseguren que "incrementar el consumo de grano entero puede tener un efecto positivo y sustancial en la salud pública".
Así que, recuerde, si va a tomar un tentempié antes de comer, que sea con pan integral, un adjetivo que deberá acompañarle de ahora en adelante muy a menudo.